Oooooooootra vez la inseguridad pone en jaque a las autoridades municipales y de paso raspa a las estatales y federales.
Por más operativos que se gesten para aplacar la violencia en el puerto, en la percepción ciudadana el marcador favorece a los delincuentes.
¿Qué pasa pues? Como dice el manual de guerra: “Nunca pelees varias veces con el mismo enemigo porque se adaptará a tus tácticas”.
Y en efecto, de tanto anunciar varios operativos en las últimas semanas con patrullajes reforzados por el Ejército, Marina y Guardia Nacional, los hechos violentos suceden y nadie asume la responsabilidad.
El alcalde Édgar González, que ya se va el jueves de la administración municipal al vencer su mandato, heredará un polvorín a Estrella Palacios en materia de seguridad.
Por eso, con bombo y platillo se anunció al medio día de este lunes un reforzamiento con el mega operativo para garantizar la seguridad en el puerto, y por si no bastara, anuncia que porteños y turistas pueden hacer sus actividades sin temor de que algo les pueda suceder.
Hay que preguntarle al taxista de ATAMSA que recibió un balazo durante el ataque del domingo si se considera y se asume como daño colateral, o a las personas que quedaron atrapadas en el centro comercial cercano a donde ocurrieron los hechos.
Como les decimos, él ya ese va y a partir del viernes el paquete tendrá qué torearlo.
El Estado no había mirado de una forma más particular a Mazatlán porque la visión centrista del gobernador Rubén Rocha Moya le impide ver con objetividad que Mazatlán vive de su imagen, así de simple.
Ya lo vimos en las últimas semanas, aunque en el puerto no se habían presentados ataques con esas dimensiones, los bloqueos carreteros atemorizaban a los viajeros y les impedían moverse hacia el puerto.
Y más, cuando apenas empezaba a retomar su andar turístico, le asestan a la Perla del Pacífico una estocada que lo devolverá a la zona.
Solo basta ver cómo estuvo este lunes la actividad comercial en el centro, negocios abiertos pero sin clientes, quienes prefieren resguardarse en sus casas para o vivir el infierno que se desató ayer en el Parque Lineal.