/ lunes 5 de agosto de 2024

Aspiración Vs fraude

El factor económico lo determina todo”, dijo un tal Karl Marx en el Siglo 19 al anticipar la vorágine que anunciaba la expansión colonialista-capitalista, o lo que es igual, el valor del mercado por encima del interés público y del bien común.

El mercado inmobiliario es, citando a Marx de nuevo, “un arsenal de mercancías” que alimenta el aspiracionismo de las personas que creen o se sienten en condiciones de contar con un patrimonio en una privada o en un campestre.

Los casos de supuestos fraudes inmobiliarios cometidos en el puerto y denunciados por quienes se consideran afectados son apenas la base del problema mayor: un entramado de intereses dispuestos a devorar no solo el patrimonio de las personas, también la naturaleza.

Proyectos no terminados con plazos de entrega en pocos años se erigen como un pilar de la corrupción por todo el País.

La construcción de complejos habitacionales apuntan en este momento a la zona norte del puerto, pero también hay en proceso torres departamentales en los linderos de cuerpos de agua o de la playa que no deberían estar ahí por el impacto ecológico que podrían provocar a los ecosistemas.

Pero la autoridad, ya sea local, federal o estatal, se sumaron al desarrollo inmobiliario otorgando permisos y modificando reglamentos para permitir edificaciones hasta de 30 niveles.

Volvemos al punto, la Ley de pronto, si no es que siempre, opera como el brazo armado de intereses privados y públicos que no cobija a los ciudadanos, ¿y qué les queda a ellos? Administrar su propia derrota…

Versiones y desencuentros

El silencio oficial de parte del gobierno de Estados Unidos, el cual ni siquiera le informó de manera clara a su par mexicano sobre el arresto de Ismael “El Mayo” Zambada, viejo decano del crimen organizado en el país, provocó una marabunta de desinformación que partió de medios y periodistas que se precian ser de investigación, los cuales no pisaron Sinaloa, pero sí aseguraron que “consultaron fuentes anónimas”.

Justo en la discrepancia de las versiones, que si primero fue una entrega, que si luego Zambada fue “engañado” y ya después, se aseguró que fue traicionado por Joaquín Guzmán López, justo en eso, radica la desinformación, porque si cada medio o periodista señala que la suya es la verdadera, ¿por qué el FBI o el Departamento de Justicia americano no ofreció las respuestas ante las dudas?

Tampoco le dio información a la administración de López Obrador. Por el contrario, atomizó las versiones, lo que redujo a eso: a versiones sin confirmar, en una de ellas, con el ruido adicional de incluir el extraño crimen de Héctor Melesio Cuen Ojeda, quien sostenía un duro conflicto con el gobernador del estado por temas políticos y judiciales.

Más allá de la sobreexposición de historias, en Sinaloa surgió la legítima preocupación de un choque de trenes entre los bandos de los Zambada y los Guzmán, pues se sabe que el hijo del Mayo, conocido como Mayito Flaco, es un personaje beligerante, aunque de bajo perfil, y que también del lado de Los Chapitos, la agresividad suele ser mortal.

Sin embargo, lo que se empezó a estilar en los mandos medios de la organización criminal es un dato contundente: nadie quiere la guerra, pues nadie está dispuesto a perder lo que ha construido y muy bien saben que las pugnas desgastan, son costosas y todos pierden.

De aquí que quizá el abogado de Los Chapitos esté apelando a la amistad de negocios con los Zambada desde hace décadas. Así las cosas, pero solamente el tiempo, y las actitudes, dirán lo que sucederá en la nueva reconfiguración de uno de los cárteles más poderosos del mundo.

El factor económico lo determina todo”, dijo un tal Karl Marx en el Siglo 19 al anticipar la vorágine que anunciaba la expansión colonialista-capitalista, o lo que es igual, el valor del mercado por encima del interés público y del bien común.

El mercado inmobiliario es, citando a Marx de nuevo, “un arsenal de mercancías” que alimenta el aspiracionismo de las personas que creen o se sienten en condiciones de contar con un patrimonio en una privada o en un campestre.

Los casos de supuestos fraudes inmobiliarios cometidos en el puerto y denunciados por quienes se consideran afectados son apenas la base del problema mayor: un entramado de intereses dispuestos a devorar no solo el patrimonio de las personas, también la naturaleza.

Proyectos no terminados con plazos de entrega en pocos años se erigen como un pilar de la corrupción por todo el País.

La construcción de complejos habitacionales apuntan en este momento a la zona norte del puerto, pero también hay en proceso torres departamentales en los linderos de cuerpos de agua o de la playa que no deberían estar ahí por el impacto ecológico que podrían provocar a los ecosistemas.

Pero la autoridad, ya sea local, federal o estatal, se sumaron al desarrollo inmobiliario otorgando permisos y modificando reglamentos para permitir edificaciones hasta de 30 niveles.

Volvemos al punto, la Ley de pronto, si no es que siempre, opera como el brazo armado de intereses privados y públicos que no cobija a los ciudadanos, ¿y qué les queda a ellos? Administrar su propia derrota…

Versiones y desencuentros

El silencio oficial de parte del gobierno de Estados Unidos, el cual ni siquiera le informó de manera clara a su par mexicano sobre el arresto de Ismael “El Mayo” Zambada, viejo decano del crimen organizado en el país, provocó una marabunta de desinformación que partió de medios y periodistas que se precian ser de investigación, los cuales no pisaron Sinaloa, pero sí aseguraron que “consultaron fuentes anónimas”.

Justo en la discrepancia de las versiones, que si primero fue una entrega, que si luego Zambada fue “engañado” y ya después, se aseguró que fue traicionado por Joaquín Guzmán López, justo en eso, radica la desinformación, porque si cada medio o periodista señala que la suya es la verdadera, ¿por qué el FBI o el Departamento de Justicia americano no ofreció las respuestas ante las dudas?

Tampoco le dio información a la administración de López Obrador. Por el contrario, atomizó las versiones, lo que redujo a eso: a versiones sin confirmar, en una de ellas, con el ruido adicional de incluir el extraño crimen de Héctor Melesio Cuen Ojeda, quien sostenía un duro conflicto con el gobernador del estado por temas políticos y judiciales.

Más allá de la sobreexposición de historias, en Sinaloa surgió la legítima preocupación de un choque de trenes entre los bandos de los Zambada y los Guzmán, pues se sabe que el hijo del Mayo, conocido como Mayito Flaco, es un personaje beligerante, aunque de bajo perfil, y que también del lado de Los Chapitos, la agresividad suele ser mortal.

Sin embargo, lo que se empezó a estilar en los mandos medios de la organización criminal es un dato contundente: nadie quiere la guerra, pues nadie está dispuesto a perder lo que ha construido y muy bien saben que las pugnas desgastan, son costosas y todos pierden.

De aquí que quizá el abogado de Los Chapitos esté apelando a la amistad de negocios con los Zambada desde hace décadas. Así las cosas, pero solamente el tiempo, y las actitudes, dirán lo que sucederá en la nueva reconfiguración de uno de los cárteles más poderosos del mundo.