/ lunes 20 de noviembre de 2023

Estación Rosales | Entre el activismo y el activismo del oficialismo

El deber ser de las organizaciones civiles es el de llenar vacíos del estado, visibilizar problemáticas olvidadas o no identificadas por los gobiernos, hacer contrapesos y generar políticas públicas, esto a través del activismo, el posicionamiento mediático, la elaboración de iniciativas, y presentación de propuestas, y ante ello es cuestionable el desdén y por otro lado el acaparamiento de actores gubernamentales de la agenda social.

En los últimos años el papel de las organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles ha sido denostado, principalmente por nuestro presidente, quién nunca deja ir la oportunidad de criticarlas, porque se ha sentido víctima de personajes como el que encabeza la agrupación Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.

Pero no todo se trata del innombrable, hay organizaciones fundadas en la izquierda y por personajes que hoy forman parte del gabinete federal, y los gabinetes en los estados, de importante trayectoria y lucha en los temas que más le duelen a México como: derechos humanos, desapariciones forzadas de personas, medio ambiente, violencia hacia las mujeres, derechos LGBTTTIQ+ por mencionar algunos.

El trato hacia las organizaciones y asociaciones se ha endurecido con la política pública de la actual administración en todos los órdenes de gobierno, no se niega el cumplimiento del marco jurídico que las regula y la transparencia de sus recursos, pero ha habido persecución, tratándose del feminismo recordemos el escándalo Guacamaya leaks, documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) que se filtraron donde se encontraban listados a espiar de grupos feministas.

Y del otro lado, el activismo del oficialismo o como en la escena local le han llamado activismo oficialista, un término inconcebible, que no ha sido desarrollado en un libro de política pública, o bien que se parece al de aquel partido que era revolucionario e institucional al mismo tiempo.

Entonces tenemos perfiles que atacan desde el activismo, y se defienden desde el fuero, con todo el poder del estado y el erario, que no permiten liderazgos emergentes en los temas de jóvenes, derechos LBTTTIQ+ y mujeres, entre otros.

El activismo del oficialismo se infiltra en todos los grupos, pasa reporte, justifica los excesos y vacíos del estado, con la mano izquierda toma un megáfono y con la derecha cobra, mientras que el activismo los cuestiona, cómo es que ambas pueden suceder al mismo tiempo?

La semana pasada fuimos testigos del resultado del activismo de una agrupación que se autodenomina “se buscan feministas” y que han sido señaladas de ser respaldadas por intereses obscuros y con sesgo político, lo real es, que nadie ha podido desmentir a las víctimas, o las acusaciones que han lanzado contra un funcionario de programas federales de Sinaloa; el presunto agresor anuncio en sus redes sociales que ha cambiado su proyecto y planes de vida, trasladándose a otro estado de la república, aparentemente fue removido del cargo como una medida de contención, sin embargo esto brinda certeza jurídica, justicia o reparación del daño} en el caso.

Para las instituciones gubernamentales y organizaciones feministas, se avecinan importantes fechas dentro de los 16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres, y en este sentido no podrán faltar los discursos de feministos que se dicen comprometidos con nuestras causas, acciones frívolas o banales, de alto costo económico que les permita hacerse promoción en su imagen personal, pero que distan mucho de resolver las problemáticas que nos aquejan. Invitar en forma desmedida a denunciar la violencia de género, cuando no se atienden las deficiencias y carencias en la prestación de los servicios de atención a víctimas, es una falacia.

Por último, no quiero omitir manifestar mi tristeza por el fallecimiento del magistrade Ociel Baena, también creo que se trata de un crimen de odio y exijo justicia. En lo inmediato solicito medidas para que la Confederación de Colegios y Asociaciones de Abogados en Sinaloa (CONCAAM) conmine a sus agremiados a evitar expresiones machistas y misóginas, como las que se suscitaron en el contexto de la lucha del magistrade y peor aún ante la noticia de la tragedia donde perdió la vida; y que garanticen la no repetición de las mismas, ante la incongruencia de autodenominarse defensores del derecho, pero no del derecho de todas, todos y todes.


El deber ser de las organizaciones civiles es el de llenar vacíos del estado, visibilizar problemáticas olvidadas o no identificadas por los gobiernos, hacer contrapesos y generar políticas públicas, esto a través del activismo, el posicionamiento mediático, la elaboración de iniciativas, y presentación de propuestas, y ante ello es cuestionable el desdén y por otro lado el acaparamiento de actores gubernamentales de la agenda social.

En los últimos años el papel de las organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles ha sido denostado, principalmente por nuestro presidente, quién nunca deja ir la oportunidad de criticarlas, porque se ha sentido víctima de personajes como el que encabeza la agrupación Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.

Pero no todo se trata del innombrable, hay organizaciones fundadas en la izquierda y por personajes que hoy forman parte del gabinete federal, y los gabinetes en los estados, de importante trayectoria y lucha en los temas que más le duelen a México como: derechos humanos, desapariciones forzadas de personas, medio ambiente, violencia hacia las mujeres, derechos LGBTTTIQ+ por mencionar algunos.

El trato hacia las organizaciones y asociaciones se ha endurecido con la política pública de la actual administración en todos los órdenes de gobierno, no se niega el cumplimiento del marco jurídico que las regula y la transparencia de sus recursos, pero ha habido persecución, tratándose del feminismo recordemos el escándalo Guacamaya leaks, documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) que se filtraron donde se encontraban listados a espiar de grupos feministas.

Y del otro lado, el activismo del oficialismo o como en la escena local le han llamado activismo oficialista, un término inconcebible, que no ha sido desarrollado en un libro de política pública, o bien que se parece al de aquel partido que era revolucionario e institucional al mismo tiempo.

Entonces tenemos perfiles que atacan desde el activismo, y se defienden desde el fuero, con todo el poder del estado y el erario, que no permiten liderazgos emergentes en los temas de jóvenes, derechos LBTTTIQ+ y mujeres, entre otros.

El activismo del oficialismo se infiltra en todos los grupos, pasa reporte, justifica los excesos y vacíos del estado, con la mano izquierda toma un megáfono y con la derecha cobra, mientras que el activismo los cuestiona, cómo es que ambas pueden suceder al mismo tiempo?

La semana pasada fuimos testigos del resultado del activismo de una agrupación que se autodenomina “se buscan feministas” y que han sido señaladas de ser respaldadas por intereses obscuros y con sesgo político, lo real es, que nadie ha podido desmentir a las víctimas, o las acusaciones que han lanzado contra un funcionario de programas federales de Sinaloa; el presunto agresor anuncio en sus redes sociales que ha cambiado su proyecto y planes de vida, trasladándose a otro estado de la república, aparentemente fue removido del cargo como una medida de contención, sin embargo esto brinda certeza jurídica, justicia o reparación del daño} en el caso.

Para las instituciones gubernamentales y organizaciones feministas, se avecinan importantes fechas dentro de los 16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres, y en este sentido no podrán faltar los discursos de feministos que se dicen comprometidos con nuestras causas, acciones frívolas o banales, de alto costo económico que les permita hacerse promoción en su imagen personal, pero que distan mucho de resolver las problemáticas que nos aquejan. Invitar en forma desmedida a denunciar la violencia de género, cuando no se atienden las deficiencias y carencias en la prestación de los servicios de atención a víctimas, es una falacia.

Por último, no quiero omitir manifestar mi tristeza por el fallecimiento del magistrade Ociel Baena, también creo que se trata de un crimen de odio y exijo justicia. En lo inmediato solicito medidas para que la Confederación de Colegios y Asociaciones de Abogados en Sinaloa (CONCAAM) conmine a sus agremiados a evitar expresiones machistas y misóginas, como las que se suscitaron en el contexto de la lucha del magistrade y peor aún ante la noticia de la tragedia donde perdió la vida; y que garanticen la no repetición de las mismas, ante la incongruencia de autodenominarse defensores del derecho, pero no del derecho de todas, todos y todes.