La posible desaparición de los órganos autónomos, como el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), nos impactará como sociedad de manera directa y transversal, sin embargo, estamos a punto de que esto sea una realidad en nuestro país. Mucho se ha dicho y se ha publicado del tema, nosotros expondremos el impacto desde nuestra realidad local.
En el caso de las Organizaciones de la Sociedad Civil representa un gancho al hígado, porque usamos la transparencia como herramienta para localizar información útil para comunicados, posicionamientos, exigencias públicas de rendición de cuentas, vigilancia de recursos, denuncias de presunta corrupción, incluso para integrar proyectos de incidencia que atiendan una problemática específica en el Gobierno. Si nos afectará y mucho, ya mucho hemos leído sobre eso.
Es absurdo pensar que la desaparición del INAI no nos impactará como sociedad cuando sabemos que, a pesar de la existencia de leyes y reglamentos que obligan a los gobiernos a transparentar sus recursos, no ocurre al pie de la letra; hay omisión institucional enquistada, ahí están las paramunicipales de todos los niveles de Gobierno, por ejemplo, vistos como monumentos a la discrecionalidad aún con leyes y reglamentos que los obligan a abrir sus cuentas y gastos.
El INAI como órgano garante, justo nos garantiza a la ciudadanía nuestro derecho de acceso a la información, resuelve en pleno recursos de inconformidad sobre respuestas de los sujetos obligados cuando niegan información, cuando la entregan parcial o cuando no responden las peticiones ciudadanas.
En ese contexto es fundamental traer a la actualidad hechos donde la transparencia ha jugado un papel clave y que debemos mantener en la memoria colectiva.
Toallagate. En 2001 la entonces Secretaría de Contraloría del Gobierno de Vicente Fox hizo públicos los gastos de Presidencia para la remodelación de la residencia de Los Pinos, entre ellos, la adquisición de toallas importadas valuadas en 400 dólares cada una, cortinas a control remoto, sábanas hasta de 3,500 dólares y otros accesorios costosos considerando que se pagaron con dinero público. Ese fue el primer escándalo de un presidente usando datos públicos.
Fue el siguiente año, en 2022, cuando México tuvo su primera Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, a partir de entonces la ciudadanía tuvo una herramienta efectiva para conocer más sobre los gastos no sólo del presidente, sino de cualquier área de Gobierno. Hoy, a 22 años de distancia, resultaría un retroceso desparecer el INAI como órgano garante.
El caso Mazatlán. En lo local, el Observatorio Ciudadano de Mazatlán, lleva casi nueve años usando la transparencia como herramienta principal para integrar denuncias, porque nuestro objeto como organización es vigilar, documentar y denunciar presuntos actos de corrupción; y para eso se requiere litigio estratégico. Es por eso que la transparencia es nuestra herramienta para localizar información oficial sobre compras y gasto público; gracias a los documentos que hemos obtenido por esa vía, hemos integrado más de 40 denuncias de presuntas faltas que implican a servidores públicos y que evidencian supuesto mal uso de recursos públicos. Así hemos documentado y denunciado, por ejemplo, compras de palmeras, arrendamiento de vehículos, y presuntas irregularidades en proyectos de obra públicas, no de ahora, desde que nos constituimos en 2015 como organización.
El caso más reciente fue en 2022 cuando denunciamos la adquisición de luminarias que derivó en la renuncia del ex alcalde, Guillermo Benítez Torres, hoy vinculado a proceso. Ese caso lo documentamos con información oficial y verificada obtenida vía transparencia, esta herramienta fue clave para localizar datos de esa compra que implicaría 400 millones de pesos. La transparencia nos dio los elementos.
Actualmente somos usuarios recurrentes, pero también hemos capacitado a cerca de 200 personas para que usen la trasparencia como herramienta para conocer datos públicos, exigir cuentas, para documentar investigaciones o para integrar sus propios expedientes y presentar denuncias como sociedad civil. La transparencia es una herramienta poderosa, pública que lleva más de dos décadas a nuestro servicio y desaparecerla, insistimos, sería un retroceso.
Así como nosotros hay cientos de organizaciones de sociedad en México usando la transparencia como su única herramienta para documentar, vigilar recursos y denunciar corrupción; y cómo no defenderla si es la única manera de acceder a datos públicos de directamente, por derecho y por obligación de nuestros gobiernos. Si falta el INAI faltará transparencia en nuestro país.
No tenemos duda que la opacidad de información pública limita el crecimiento, el progreso y la competitividad; alimenta, por el contrario, la discrecionalidad y es un dique en participación ciudadana en la exigencia de rendición de cuentas.
Como organización nuestra postura siempre será la defensa de derechos y no aceptaremos la desaparición de los órganos autónomos garantes de esos derechos. Estamos listos para tejer alianzas, sumar esfuerzos y construir tentáculos ciudadanos frente al poder político e incidir en todos los espacios. El capital social de las organizaciones ciudadanas es muy alto y debemos aparecernos en todas partes, imparables, impulsando otras formas de participar y empujar nuevas rutas institucionales para llegar a la información, porque la ante la desaparición del INAI crecerán los tentáculos ciudadanos.
Nos leemos en la próxima…
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*El autor es Director de la Asociación Civil Observatorio Ciudadano de Mazatlán. Contador Público y estudiante de Derecho, especializado en auditorías a recursos públicos y temas anticorrupción.