Tras la polémica fotografía que se dio a conocer en medios nacionales, donde el exgobernador sinaloense y embajador de México en España, Quirino Ordaz Coppel, aparece en una foto con Carlos Salinas de Gortari, la bestia negra de López Obrador, el mundillo político se cimbró por varios motivos.
Uno de ellos es que muchos morenistas en Sinaloa no quieren que Ordaz Coppel se cuele al segundo piso de la Cuarta Transformación, y de ahí que fue conveniente exhibir la imagen, que en realidad fue una foto casual en la fiesta de un empresario español, a donde fue invitado Quirino, su esposa Rosy Fuentes y el expresidente mexicano.
Sea lo que sea, una imagen de Salinas siempre provocará polémica, se trata del hombre a quien el saliente presidente Obrador bautizó como “el innombrable” y el “jefe de la mafia del poder”, entre otros epítetos que un día esperan que lleguen a los libros de texto del país.
La polémica de Quirino con Salinas terminó con la frase del mismo presidente, que dijo desde su podíum de la mañanera: “Le tengo confianza a Quirino”. Su embajador pues.
La cosa es que en Sinaloa se estila que el exgobernador expulsado del PRI intenta acomodo en el gabinete de Claudia Sheimbaun, particularmente en la Secretaría de Agricultura en donde fue nombrado el también mazatleco Julio Berdegué, quien por cierto, ha concitado mucho ánimo positivo en las filas de los agricultores, pues al ser sinaloense, se entiende que podría enviar recursos al estado.
¿Prepara sus maletas Quirino de la madre patria para regresar a México por la puerta grande? Una de las razones es que, en Madrid, tiene pocas cartas que jugar, la operación política se vuelve complicada, y algo es seguro: el mazatleco y empresario, de regresar, viene no sólo para estar en de funcionario gris, sino que intentará avanzar en los cotos políticos. Todo esto quizá se definirá hasta diciembre. Lo veremos.
