/ viernes 19 de julio de 2024

Trópicos Subterráneos | Mazatlecos y Milagros de Luz

Del afecto al efecto, los doctores Ernesto Hernández Norzagaray y Arturo Santamaría Gómez, han publicado lo que han escrito para los lectores marismeños-mazatlecos-sinaloenses, casi a manera de antropólogos u ontólogos o turistólogos socioculturales, tratando de reacomodar una visión doble, vis a vis, cara a cara, de lo que ocupa y preocupa a los doctores el cuerpo y el espíritu como identidad y pertenencia a algo y a alguien en el Zeitgeist de que la nada es nadie en la nuda vida que es la vida nula en el país de las sombras espectrales, no teniendo relación con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano, las luminarias, las basuras y las aguas negras marismeñas-mazatlecas, porque los Mazatlecos y los Milagros de Luz son una proyección íntima, personal y pública -desde el punto vista- de lo sociocultural en una valoración crítica -a modo- de que Mazatlán y Sinaloa son un portento en el que la historia pasada y la que se hace en el presente necesitaban escribirse sobre las rodillas y en las muletas como apoyo para ese cuerpo-espíritu en que Mazatlán y Sinaloa se están transformando en lo que la nostalgia del campo es un remedio para la neurosis urbana, porque en Mazatlán y Sinaloa, el tiempo perdido es el tiempo compartido desde la media sierra a la costa entera entre los onces ríos y las torres altas en el noroeste Pacífico, teniendo que colgarse y lanzarse aérea y espacialmente en una tirolesa para ver y sentir lo que no se ve ni se siente en un parachute playero.

Tal vez sí o quizás no, Mazatlecos y Milagros de Luz, son lo que faltaba para a-completar una cara con una cara más, de la fundación a la refundación con la refunción en que la apropiación de lo sociocultural con lo sucedáneo es el origen y el destino turístico cultural como guía en Mazatlán y Sinaloa, porque lo tradicional de antes es lo cosmopolita de ahora, la identidad y la pertenencia, de la banda alemana a la tambora sinaloense, porque a nadie y menos a alguien se le puede negar nada con la identidad y la pertenencia social, estética y cultural, del pasado al presente, con el turismo cultural, siendo, a veces sí y a veces no, la intención, la ocupación y la preocupación de los doctores Hernández Norzagaray y Santamaría Gómez, siempre y cuando, no le hagan al Amado (The Curious Man-Rich) Guzmán que interviene directa y sobradamente con el cara a cara en el centro histórico gentrificado con el viejo Mazatlán, y si uno sale de lo céntrico a lo periférico sinaloense, en el norte, el centro y el sur de Sinaloa, los desarrollos inmobiliarios turísticos e industriales, la desruralización con la urbanización en el progresismo, el desarrollismo y el extractivismo están rompiendo el equilibrio de lo industrial-urbano con lo rural-natural de una manera voraz en la sustentabilidad de la simulación virtual con el simulacro real: la destrucción por el impacto ambiental, lo que para los Mazatlecos son Milagros de Luz, la modorra tropical de la pensión social a la jubilación dinámica para escribir desde los lugares para amar, armar, desarmar y desastrar nostálgicamente y neuróticamente.

Misiva-Mínima Sem/Data:

A la de la “Vox Populi”, la belleza que no aprendió a ser bella, la exdiputada priista, Elsy López Montoya, le vuela lo de La Tirolesa y el Mazatlán del “boom” inmobiliario turístico, pues si no es con la Estrella de los Palacios, pues con el Amado, el Contraalmirante y El Pity del muchacho alegre, y, por qué no, con los doctores de los Mazatlecos y Milagros de Luz bajo las luminarias, entre las basuras y sobre las aguas negras, porque caminar y navegar es preciso del puerto a la ciudad, marismeños-mazatlecos.

Del afecto al efecto, los doctores Ernesto Hernández Norzagaray y Arturo Santamaría Gómez, han publicado lo que han escrito para los lectores marismeños-mazatlecos-sinaloenses, casi a manera de antropólogos u ontólogos o turistólogos socioculturales, tratando de reacomodar una visión doble, vis a vis, cara a cara, de lo que ocupa y preocupa a los doctores el cuerpo y el espíritu como identidad y pertenencia a algo y a alguien en el Zeitgeist de que la nada es nadie en la nuda vida que es la vida nula en el país de las sombras espectrales, no teniendo relación con la revolución de las conciencias y el humanismo mexicano, las luminarias, las basuras y las aguas negras marismeñas-mazatlecas, porque los Mazatlecos y los Milagros de Luz son una proyección íntima, personal y pública -desde el punto vista- de lo sociocultural en una valoración crítica -a modo- de que Mazatlán y Sinaloa son un portento en el que la historia pasada y la que se hace en el presente necesitaban escribirse sobre las rodillas y en las muletas como apoyo para ese cuerpo-espíritu en que Mazatlán y Sinaloa se están transformando en lo que la nostalgia del campo es un remedio para la neurosis urbana, porque en Mazatlán y Sinaloa, el tiempo perdido es el tiempo compartido desde la media sierra a la costa entera entre los onces ríos y las torres altas en el noroeste Pacífico, teniendo que colgarse y lanzarse aérea y espacialmente en una tirolesa para ver y sentir lo que no se ve ni se siente en un parachute playero.

Tal vez sí o quizás no, Mazatlecos y Milagros de Luz, son lo que faltaba para a-completar una cara con una cara más, de la fundación a la refundación con la refunción en que la apropiación de lo sociocultural con lo sucedáneo es el origen y el destino turístico cultural como guía en Mazatlán y Sinaloa, porque lo tradicional de antes es lo cosmopolita de ahora, la identidad y la pertenencia, de la banda alemana a la tambora sinaloense, porque a nadie y menos a alguien se le puede negar nada con la identidad y la pertenencia social, estética y cultural, del pasado al presente, con el turismo cultural, siendo, a veces sí y a veces no, la intención, la ocupación y la preocupación de los doctores Hernández Norzagaray y Santamaría Gómez, siempre y cuando, no le hagan al Amado (The Curious Man-Rich) Guzmán que interviene directa y sobradamente con el cara a cara en el centro histórico gentrificado con el viejo Mazatlán, y si uno sale de lo céntrico a lo periférico sinaloense, en el norte, el centro y el sur de Sinaloa, los desarrollos inmobiliarios turísticos e industriales, la desruralización con la urbanización en el progresismo, el desarrollismo y el extractivismo están rompiendo el equilibrio de lo industrial-urbano con lo rural-natural de una manera voraz en la sustentabilidad de la simulación virtual con el simulacro real: la destrucción por el impacto ambiental, lo que para los Mazatlecos son Milagros de Luz, la modorra tropical de la pensión social a la jubilación dinámica para escribir desde los lugares para amar, armar, desarmar y desastrar nostálgicamente y neuróticamente.

Misiva-Mínima Sem/Data:

A la de la “Vox Populi”, la belleza que no aprendió a ser bella, la exdiputada priista, Elsy López Montoya, le vuela lo de La Tirolesa y el Mazatlán del “boom” inmobiliario turístico, pues si no es con la Estrella de los Palacios, pues con el Amado, el Contraalmirante y El Pity del muchacho alegre, y, por qué no, con los doctores de los Mazatlecos y Milagros de Luz bajo las luminarias, entre las basuras y sobre las aguas negras, porque caminar y navegar es preciso del puerto a la ciudad, marismeños-mazatlecos.

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