/ viernes 25 de octubre de 2024

Va de nuevo

¿Qué pasó alcalde?, ¿no funcionan los operativos o qué? Por más vigilancia y patrullajes que haya en el puerto para cambiar la percepción de inseguridad no se ven resultados.

Asesinatos y desapariciones forzadas están a la orden, y aunque no se registren a diario homicidios dolosos, la sensación ciudadana es que no hay “gobierno” que ponga orden en el puerto.

Las últimas dos ejecuciones, ocurridas la noche de ayer miércoles se van a justificar con el “ajustes de cuentas” entre pandilleros, pero lo que alarma es la zona donde ocurrió, la avenida Quirino Ordaz, un paseo turístico que es visitado por porteños y turistas por encontrarse frente al Parque Central y el nuevo Acuario Mazatlán.

El horario y el día quizá “aligeren” el hecho para las autoridades, ¿pero qué tal si hubiera ocurrido en fin de semana a más temprana hora? Ni imaginarlo dan ganas.

Y lo más raro, ¿qué hace un establecimiento de ese giro en el sector? El Gobierno municipal reconoce que la proliferación de “habichuelas”, espacios donde se instalan maquinitas traga monedas, son un negocio ilegal pero se abstiene de regularlas y pide que la Federación intervenga en su operación bajo la Ley de Juegos de Azar.

Mazatlán está inundado de estos aparatos que, por lo general, también funcionan para otro tipo de actividades.

Lo más cercano que había ocurrido en un negocio de tales dimensiones fue el asesinato de dos personas a principios de mes en un establecimiento del mismo giro en la colonia Rafael Buelna.

Mazatlán está perdiendo su tranquilidad y parece el gobierno siempre va un paso atrás en evitarlo.

De esta manera, parece que el actual gobierno heredará a la siguiente administración pública municipal un problema de inseguridad que seguirá permeando en la percepción de seguridad ciudadana.

Si los espacios públicos se pierden poco a poco, ya no habrá una respuesta ni movilización social que puedan revertirlo.

El encierro social ya está visto que colapsa toda la economía, y Mazatlán, que depende en su mayoría de mostrar una “buena cara”, podría volver a caer en una espiral por la falta del dinamismo turístico si la inseguridad roba esos espacios.