/ viernes 4 de octubre de 2024

Ya se veía venir…

Las afectaciones económicas en Mazatlán por la inseguridad en el estado ya cayeron como balde de agua fría en el puerto.

Los bloqueos carreteros en los tramos de Culiacán y Durango han provocado que los turistas no quiera visitar la Perla del Pacífico.

Reservaciones canceladas, flujo bajo de turismo, establecimientos que empiezan a cerrar por la psicosis nocturna, matan de tajo cualquier intento de salir y disfrutar de la fiesta de noche que Mazatlán sabe vivirla.

El origen de la violencia inmediata no surgió en el puerto, pero sus consecuencias ya se sienten.

Lo vivimos entre 2010 y 2012, se cayó el turismo de cruceros que deja una gran derrama económica al puerto, pero si la sensación de inseguridad no se ataca, volveremos a ese punto trágico.

A nivel estatal se montó un operativo en puntos considerados clave para atacar esos focos de violencia, pero Mazatlán requiere incluso de una narrativa más eficaz que haga que la gente se sienta segura, pero hasta el momento no ha sido así.

¿Y qué pasa? Que todo se cae.

La seguridad es el mejor incentivo para que una sociedad funcione en todos sus aspectos, y es el Estado el garante de eso, pero hay algo que falla en esta construcción social llamada Sinaloa.

Que Sinaloa sea considerado el estado “cuna y escuela del narcotráfico” no abona para bien a las actividades socio-económicas.

Las desapariciones registradas en los últimos días en el puerto se suman como la llamarada que no se extingue y la autoridad pareciera que no puede hacer nada con esas cifras.

Sí, algunos de ellos han regresado sanos y salvos, pero hay otros de quienes no se sabe nada de ellos. Lamentable.

El mazatleco se siente en riego, y mientras eso no cambie la reclusión es la única manera en que se sentirán seguro, pero sin ellos en las calles esto no funcionará…