Mazatlán, Sin. - ¿Cuántas veces la frase “un partido y ya” se ha convertido en todo un torneo o “cinco minutos nada más” en horas de juego que reducen las de sueño?
"¡Deja eso y ven a comer!" La respuesta, muchas veces es el silencio o bien: "¡Ya casi termino, es la última misión!" o "¡Ya voy, cinco minutos más!".
La escena en el hogar puede terminar bien, si el chico, adolescente o joven pone pausa en su juego y cumple con el llamado (a la realidad). O bien puede terminar mal, con una discusión de por medio y hasta el apagado abrupto del juego.
Las maquinitas ocupan gran parte de la vida de los menores. Pero puede llegar el momento en que dejan de ser una simple actividad de diversión para convertirse en un problema serio de adicción y aislamiento.
Hoy en día, las maquinitas son una forma de entretenimiento muy común en nuestra sociedad y, por tanto, el uso excesivo perjudicial aumenta. Es importante reconocer los signos de la adicción, ya que si no se trata, los efectos negativos se ven incrementados. Algunos niños o adolescentes con dificultades para relacionarse con los demás juegan a las maquinitas para no sentirse solos y romper con la monotonía, otros se obsesionan y comienzan a sentirse más cómodos en el mundo del juego patológico que en el mundo real. En este último caso, estaríamos hablando de una adicción al juego.
Es de suma importancia reconocer los problemas asociados al juego excesivo como una patología mental. Expertos hablan de factores a tener en cuenta con los niños, tales como la manifestación de irritabilidad, alteraciones en ritmos del sueño, depresión, ansiedad y fobia social.
Consecuencias del juego patológico
Problemas emocionales: Aumenta el riesgo de consumo de sustancias, depresión, soledad, fobia social, enfado y sentimientos de vergüenza por pasar tanto tiempo jugando. Hay que tener en cuenta que estos problemas pueden ser consecuencias de la adicción, pero también pueden jugar un papel en el desarrollo del juego patológico.
Problemas financieros: Es por desgracia, sumamente común el gastar grandes cantidades de dinero, dado que hay una pérdida del sentido de la realidad y no se miden las consecuencias resultantes. Además, en casos extremos, los problemas económicos pueden darse cuando los niños o jóvenes tienden a hurtar dinero de sus padres con la finalidad de continuar abasteciendo su deseo/necesidad por jugar.
Problemas de salud: El juego patológico suele estar relacionado con malos hábitos de sueño, mala higiene personal, poca actividad física e inadecuada alimentación. En los niños, algunos estudios han puesto de manifiesto su asociación con la obesidad infantil y el temprano consumo de sustancias.
Problemas sociales: Los adictos al juego tienden a pasar más tiempo jugando y menos tiempo de calidad con amigos, familiares u otras personas importantes en su vida. La persona adicta puede decir que tiene muchos “amigos online” y experimentar soledad, depresión y aislamiento social debido a la falta de contacto personal con los demás.
Problemas familiares: Los problemas familiares suelen ser una consecuencia de dicha adicción, pero hay que tener en cuenta que en algunos casos las malas relaciones familiares pueden aumentar la probabilidad de desarrollar adicción. Una persona con adicción puede sentir que algunos familiares están tratando de interferir en su vida cuando muestran preocupación por el juego y volverse agresivo, ya sea verbal o físicamente.
Maquinitas, computadoras, consolas o teléfonos celulares, cualquier dispositivo es válido para que chicos, adolescentes y también adultos se sientan atraídos por la sensación “placentera” que implica el juego. Sin embargo, el simple pasatiempo puede mutar en problema cuando el usuario es capaz de dejar de lado sus estudios o la vida social y familiar para no interrumpir su juego.
La esencia de los juegos es premiar la permanencia y el esfuerzo, dando recompensas en forma variable. Un mecanismo propio de, por ejemplo, las máquinas tragamonedas, que incita la compulsión y genera adicción en las personas más predispuestas. Los escenarios que plantean facilitan la inmersión en un mundo de fantasía. El usuario se identifica con situaciones y personajes a la vez que se va desconectando de la realidad. La música que se repite en loop y los efectos sonoros contribuyen al efecto hipnótico.
La respuesta neuroquímica y psicológica son equivalentes en otros tipos de conductas que se terminan transformando en adicciones. Está comprobada la sensación placentera por la liberación de dopamina en el cerebro y la reducción de ansiedad ante la posibilidad de jugar. Ambas respuestas están presentes en todas las adicciones, es por ello que ante la abstinencia al juego, se experimentan síntomas sumamente parecidos a las de la abstinencia a sustancias, tales como depresión, irritabilidad, insomnio, cambios en el apetito, náuseas, letargia, enlentecimiento psicomotor, trastornos en el ritmo del sueño, hipersomnia, apatía.
Como sociedad, tenemos por compromiso mantenernos atentos a las conductas, estados de ánimo, tiempos, comportamientos, respuestas a ciertas situaciones de nuestros jóvenes.
Es necesario brindar menos tecnología, más amor y acompañamiento. Más que maquinitas, consolas, juegos, apuestas, gigas y redes, todos los seres humanos, especialmente los niños y adolescentes requieren amor, protección, seguridad. Un abrazo o estar juntos jamás podrán ser reemplazados por la mejor maquinita o consola o el dispositivo más novedoso.
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Tenemos una tarea enorme. Que los niños y adolescentes se diviertan de todas las formas posibles. Pero siempre con cuidado, normas y responsabilidad.
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