/ lunes 23 de septiembre de 2024

Impulsando el arte con pasión: Conoce a Diego Tello, el artista que lleva su visión al frente

Gracias a la perseverancia de Diego Tello, creador plástico y visual originario de Culiacán, los retratos de su esencia decoran las paredes de la Sala de Arte Moderno

Su estilo tan único, creativo, llamativo y extravagante como el mismo artista, es referente de las obras de Diego Tello, culiacanense que desea que sus pinturas, dibujos, escritos y demás creaciones sean de reconocimiento internacional.

El talento que corre por sus venas ha llegado a los ojos de amantes de las artes que residen en diversos lugares del país, pues el sinaloense exhibió un libro de artista en Guadalajara; presentó un poemario en la Ciudad de México; y embelleció las paredes de galerías en Taiwán y Mazatlán con sus pinturas.

También puedes leer: Élmer Mendoza impartirá taller para escribir una novela

Del mismo modo, es un aficionado de la literatura, por lo que no duda en fusionar su talento por las artes y la escritura; anexando a su portafolio el estreno de fanzines, un poemario y un manga.

A la fecha, el artista plástico expone su colección “Soy un proyecto en constante enamoramiento” en la Sala de Arte Moderno del Instituto Sinaloense de Cultura, ubicada en su natal Culiacán; y aunque se dice fácil, Diego no desistió hasta lograr su objetivo de exhibir su obra en una galería de ese tamaño.

La independencia de los creadores

Durante un año, luchó por conseguir que el ISIC le permitiera mostrar su colección de manera individual en una galería institucional; ya que por equis o ye no lograba concretarse, hasta principios de septiembre de 2024.

Esto es consecuencia de que el arte es infravalorado por el Gobierno, según las palabras de Diego, quien cree que no hay suficientes apoyos económicos para creadores locales; y la mayoría son destinados a artistas extranjeros o de talla internacional.

El presupuesto para las artes visuales junto con el literatura, teatro y danza, es muy poco, muy, muy poco para la demanda que hay en las instituciones”, afirmó.

“Tienen que invertir en ellos (artistas locales), tienen que invertir en comprarles obra, en mover su obra o dar apoyos para que puedan realizar más proyectos de arte”.

Por ello, Diego Tello invitó tanto a estudiantes de arte como a artistas locales a no limitarse a la disposición de instituciones y crear alternativas para dar a conocer su trabajo por cuenta propia.

“Hagan los sacrificios que tengan que hacer; ya no pistear un mes y guardar ese dinero; o juntarse con sus amigos y entre todos poner feria para realizar un proyecto; o rentar un depa y ahí hacer una expo, buscar la manera siempre de echar el arte adelante”, exhortó.

Así mismo, mencionó que es indispensable que los artistas se esfuercen en conseguir que las galerías y museos locales sean utilizados para mostrar, reconocer y enaltecer el talento sinaloense.

“Hace falta que se usen más los espacios para las artes de todo tipo y que también haya más difusión, más presencia, que se vaya haciendo una cultura”.

Un artista nato

Hace 25 años, Culiacán vio nacer a Diego Ernesto Tello Valenzuela, un pequeño cuyas venas portaban el don de crear personajes y mundos, existentes o completamente nuevos, con solo lápiz y papel; habilidad que más tarde se convertiría en su propósito de vida.

Cuando Diego era niño se la pasaba dibujando a más no poder; inspirado por las caricaturas que le encantaban, exploraba su creatividad y talento para ilustrar, el cual heredó de su papá, un artista que se dedica a la arquitectura. “Se me daba, como la gente que nace y sabe cantar”, comentó Tello Valenzuela.

Dibujó mucho mientras cursaba la primaria y secundaria; pero el hábito de plasmar una parte de su ser en diversos lienzos fue disminuyendo conforme crecía, llegando a crear alrededor de 20 dibujos por día. Aún así, Diego solo se imaginaba en un futuro como un artista.

Es que yo no me veía haciendo otra cosa… todas las carreras que me puse a revisar, ninguna me gustaba, ni una; ninguna ingeniería, ni medicina”, dijo Diego, al recordar que intentó seguir los pasos de su padre, pero jamás fue un aficionado de los planos ni las matemáticas.

Cuando su papá era joven, también quería dedicarse a las artes, pero terminó por cambiar el rumbo de su vida laboral; por ello, tanto él como la mamá de Diego tuvieron algunos estigmas sobre la decisión de convertir su pasión en una carrera profesional, temiendo que esta opción complicara su futuro.

Contra viento y marea, el sinaloense eligió seguir sus sueños, iniciando por estudiar la licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde entraría en un nuevo conflicto interno.

La búsqueda de su esencia

Al iniciar su carrera universitaria, Diego protagonizó una lucha personal en la que una parte suya menospreciaba su manera de dibujar antes de entrar a la Máxima Casa de Estudios, pues pensaba que su técnica era infantil y debía cambiarla forzosamente.

“Cuándo eres un niño, tienes un estilo de niño, y pues ya estaba, entrecomillas grande, y sentía que ya tenía que dibujar como grande… no me salía, me conflictuaba”, recordó.

“Llegó un momento en el que me reconcilié con mi manera… que ya traía yo, como dibujaba; me empezó a dejar de desagradar y empecé a dejar de descalificar las cosas que dibujaba y como me salían”, fue así como artista plástico retomó su técnica base para explorar la creatividad que llevaba tiempo encerrada en el fondo de su alma.

Actualmente, su esencia no solo es encapsulada en lienzos, telas y papeles, sino también en su imagen personal, que deslumbra con llamativas prendas; su oscura melena rizada que reposa sobre sus hombros con algunos mechones decolorados; prominentes cejas y característico bigote, que reflejan su personalidad tan única como creativa.

Después de dibujar hasta el cansancio y explorar distintas líneas de artísticas, Diego crea obras de dibujo, grabado, pintura; hace playeras y gorras pintadas con aerógrafo; performance, video, memes, fanzines y poesía.

Sus procesos artísticos suelen ser de manera inconsciente; primero crea y después les busca el origen, ya sea de estilo fantasía o una parte de lo más profundo de su ser, llegando a explorar conceptos personales.

Prueba de ello es su exhibición en la Sala de Arte Moderno del ISIC, donde los coloridos y vibrantes retratos de su alma, así como sus conceptos del cuerpo, la sexualidad y el amor, cuelgan de las paredes de la galería.

Por otro lado, Diego no duda en utilizar su don para trasmitir crítica social, pues aprovechó el confinamiento mundial causa del Covid-19 para crear el proyecto llamado “Sociedad Cucarachense”, que incluye piezas hechas con basura.

Más que un sueño

Tras tantos años promoviendo su talento en Sinaloa y grandes ciudades de México, Diego Tello desea convertirse en un artista de talla mundial, al punto “que no haya algo que me separe del arte”.

“Me gustaría ser artista internacional, exponer por todo el mundo, bueno, la mayoría de lugares que pueda. Me gustaría poder vivir bien de esto, de qué neta poder dedicarme a estar así, aventurándome, explorando, haciendo obra, viajando y haciendo eventos”, manifestó Diego en entrevista exclusiva con El Sol de Sinaloa.

También anhela alcanzar una amplia trayectoria educativa como profesional con el fin de poder participar en la formación de nuevos artistas, dando cursos y talleres.

“Primero formarme yo como artista para después formar artistas”, puntualizó.

“Me gustaría ser artista internacional, exponer por todo el mundo, bueno, la mayoría de lugares que pueda”
Diego Tello

Su estilo tan único, creativo, llamativo y extravagante como el mismo artista, es referente de las obras de Diego Tello, culiacanense que desea que sus pinturas, dibujos, escritos y demás creaciones sean de reconocimiento internacional.

El talento que corre por sus venas ha llegado a los ojos de amantes de las artes que residen en diversos lugares del país, pues el sinaloense exhibió un libro de artista en Guadalajara; presentó un poemario en la Ciudad de México; y embelleció las paredes de galerías en Taiwán y Mazatlán con sus pinturas.

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Del mismo modo, es un aficionado de la literatura, por lo que no duda en fusionar su talento por las artes y la escritura; anexando a su portafolio el estreno de fanzines, un poemario y un manga.

A la fecha, el artista plástico expone su colección “Soy un proyecto en constante enamoramiento” en la Sala de Arte Moderno del Instituto Sinaloense de Cultura, ubicada en su natal Culiacán; y aunque se dice fácil, Diego no desistió hasta lograr su objetivo de exhibir su obra en una galería de ese tamaño.

La independencia de los creadores

Durante un año, luchó por conseguir que el ISIC le permitiera mostrar su colección de manera individual en una galería institucional; ya que por equis o ye no lograba concretarse, hasta principios de septiembre de 2024.

Esto es consecuencia de que el arte es infravalorado por el Gobierno, según las palabras de Diego, quien cree que no hay suficientes apoyos económicos para creadores locales; y la mayoría son destinados a artistas extranjeros o de talla internacional.

El presupuesto para las artes visuales junto con el literatura, teatro y danza, es muy poco, muy, muy poco para la demanda que hay en las instituciones”, afirmó.

“Tienen que invertir en ellos (artistas locales), tienen que invertir en comprarles obra, en mover su obra o dar apoyos para que puedan realizar más proyectos de arte”.

Por ello, Diego Tello invitó tanto a estudiantes de arte como a artistas locales a no limitarse a la disposición de instituciones y crear alternativas para dar a conocer su trabajo por cuenta propia.

“Hagan los sacrificios que tengan que hacer; ya no pistear un mes y guardar ese dinero; o juntarse con sus amigos y entre todos poner feria para realizar un proyecto; o rentar un depa y ahí hacer una expo, buscar la manera siempre de echar el arte adelante”, exhortó.

Así mismo, mencionó que es indispensable que los artistas se esfuercen en conseguir que las galerías y museos locales sean utilizados para mostrar, reconocer y enaltecer el talento sinaloense.

“Hace falta que se usen más los espacios para las artes de todo tipo y que también haya más difusión, más presencia, que se vaya haciendo una cultura”.

Un artista nato

Hace 25 años, Culiacán vio nacer a Diego Ernesto Tello Valenzuela, un pequeño cuyas venas portaban el don de crear personajes y mundos, existentes o completamente nuevos, con solo lápiz y papel; habilidad que más tarde se convertiría en su propósito de vida.

Cuando Diego era niño se la pasaba dibujando a más no poder; inspirado por las caricaturas que le encantaban, exploraba su creatividad y talento para ilustrar, el cual heredó de su papá, un artista que se dedica a la arquitectura. “Se me daba, como la gente que nace y sabe cantar”, comentó Tello Valenzuela.

Dibujó mucho mientras cursaba la primaria y secundaria; pero el hábito de plasmar una parte de su ser en diversos lienzos fue disminuyendo conforme crecía, llegando a crear alrededor de 20 dibujos por día. Aún así, Diego solo se imaginaba en un futuro como un artista.

Es que yo no me veía haciendo otra cosa… todas las carreras que me puse a revisar, ninguna me gustaba, ni una; ninguna ingeniería, ni medicina”, dijo Diego, al recordar que intentó seguir los pasos de su padre, pero jamás fue un aficionado de los planos ni las matemáticas.

Cuando su papá era joven, también quería dedicarse a las artes, pero terminó por cambiar el rumbo de su vida laboral; por ello, tanto él como la mamá de Diego tuvieron algunos estigmas sobre la decisión de convertir su pasión en una carrera profesional, temiendo que esta opción complicara su futuro.

Contra viento y marea, el sinaloense eligió seguir sus sueños, iniciando por estudiar la licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde entraría en un nuevo conflicto interno.

La búsqueda de su esencia

Al iniciar su carrera universitaria, Diego protagonizó una lucha personal en la que una parte suya menospreciaba su manera de dibujar antes de entrar a la Máxima Casa de Estudios, pues pensaba que su técnica era infantil y debía cambiarla forzosamente.

“Cuándo eres un niño, tienes un estilo de niño, y pues ya estaba, entrecomillas grande, y sentía que ya tenía que dibujar como grande… no me salía, me conflictuaba”, recordó.

“Llegó un momento en el que me reconcilié con mi manera… que ya traía yo, como dibujaba; me empezó a dejar de desagradar y empecé a dejar de descalificar las cosas que dibujaba y como me salían”, fue así como artista plástico retomó su técnica base para explorar la creatividad que llevaba tiempo encerrada en el fondo de su alma.

Actualmente, su esencia no solo es encapsulada en lienzos, telas y papeles, sino también en su imagen personal, que deslumbra con llamativas prendas; su oscura melena rizada que reposa sobre sus hombros con algunos mechones decolorados; prominentes cejas y característico bigote, que reflejan su personalidad tan única como creativa.

Después de dibujar hasta el cansancio y explorar distintas líneas de artísticas, Diego crea obras de dibujo, grabado, pintura; hace playeras y gorras pintadas con aerógrafo; performance, video, memes, fanzines y poesía.

Sus procesos artísticos suelen ser de manera inconsciente; primero crea y después les busca el origen, ya sea de estilo fantasía o una parte de lo más profundo de su ser, llegando a explorar conceptos personales.

Prueba de ello es su exhibición en la Sala de Arte Moderno del ISIC, donde los coloridos y vibrantes retratos de su alma, así como sus conceptos del cuerpo, la sexualidad y el amor, cuelgan de las paredes de la galería.

Por otro lado, Diego no duda en utilizar su don para trasmitir crítica social, pues aprovechó el confinamiento mundial causa del Covid-19 para crear el proyecto llamado “Sociedad Cucarachense”, que incluye piezas hechas con basura.

Más que un sueño

Tras tantos años promoviendo su talento en Sinaloa y grandes ciudades de México, Diego Tello desea convertirse en un artista de talla mundial, al punto “que no haya algo que me separe del arte”.

“Me gustaría ser artista internacional, exponer por todo el mundo, bueno, la mayoría de lugares que pueda. Me gustaría poder vivir bien de esto, de qué neta poder dedicarme a estar así, aventurándome, explorando, haciendo obra, viajando y haciendo eventos”, manifestó Diego en entrevista exclusiva con El Sol de Sinaloa.

También anhela alcanzar una amplia trayectoria educativa como profesional con el fin de poder participar en la formación de nuevos artistas, dando cursos y talleres.

“Primero formarme yo como artista para después formar artistas”, puntualizó.

“Me gustaría ser artista internacional, exponer por todo el mundo, bueno, la mayoría de lugares que pueda”
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