Mazatlán, Sin.- A principios del siglo XX, lo que hoy conocemos como la Escuela Primaria General Ángel Flores, ubicada en la colonia Centro de Mazatlán, era un panteón conocido como el "Panteón de los Protestantes".
Este lugar ganó notoriedad debido a la cantidad significativa de extranjeros enterrados allí, en una sección separada de los católicos.
La urbanización creciente de Mazatlán llevó a la necesidad de un nuevo cementerio, que resultó en la creación del primer panteón administrado por el Gobierno municipal de la época.
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El primer panteón
Según el cronista Enrique Vega Ayala, antes de que Mazatlán contara con un panteón formal, los alemanes solían enterrar a sus fallecidos en el cerro del Crestón.
Documentos del consulado alemán mencionan esta práctica, y aunque no se han hallado restos ni lápidas, la evidencia sugiere que al menos dos personas solicitaron ser sepultadas en ese lugar.
"Es el primer panteón registrado por la Diócesis que había en aquella época y por el Municipio, pero realmente hubo otros antes, aunque no eran santificados como lo son actualmente, simplemente ciudadanos alemanes solicitaban un permiso para poder enterrar a sus familiares o amigos en el Crestón, Playa Sur, y otros lugares", mencionó el cronista mazatleco.
La transformación del terreno
El antiguo panteón dejó de operar principalmente por una epidemia de cólera en la década de 1850, que llenó rápidamente el terreno con sepulturas. Con el crecimiento de la ciudad y la necesidad de más espacio para la comunidad, en 1921, el Gobierno municipal solicitó a la Sociedad Alemana de Beneficencia, dueña del terreno, la cesión gratuita del mismo.
Federico Unger, representante de la sociedad, aceptó con la condición de que el terreno se convirtiera en un parque en un plazo no mayor de tres años.
"Les dieron cierto tiempo para hacer este proyecto que fue donado por los alemanes", dijo Enrique Vega Ayala.
En 1924, el terreno se transformó en el parque General Ángel Flores, en honor al Gobernador del Estado que había luchado por la toma de Mazatlán junto a Ramón F. Iturbe.
Sin embargo, ante la necesidad de más instituciones educativas, en 1943 se decidió dividir el parque para construir la Escuela Primaria General Ángel Flores, originalmente llamada Refugio Rolón.
"Ese terreno que era también de los alemanes, fue donado a Mazatlán con dos condiciones, que fuera un parque o una escuela, pero hicieron ambas, hasta casas a un lado y calles, en lo que era un panteón, todo lo que es la primaria, Ángel Flores y el Parque, era el panteón municipal número 1", añadió.
El nacimiento de la Plazuela del Burro
El parque, ahora denominado Plazuela Ángel Flores, se convirtió en un lugar de recreo importante para la comunidad, y con el tiempo esta plazuela se ganó el apodo de "Plazuela del Burro".
Una de las hipótesis más aceptadas sugiere que la plazuela era un punto de descanso para las caravanas de arrieros que transportaban mercancías entre las zonas agrícolas y ganaderas de Mazatlán, como El Conchi y Urías.
Era común ver a los burros descansando y apareándose en este lugar, lo que le valió su apodo.
"Ahí se quedaban a descansar las arañas o los burros que llevaban material agrícola, ahí también se apareaban y llegaban de a montones, es por eso que se ganó ese apodo entre la gente, la Plazuela del Burro", agregó.
Otra hipótesis, mencionada por el cronista oficial de Mazatlán, sugiere que el apodo "Plazuela del Burro" podría deberse a que el General Ángel Flores, en cuyo honor se nombró el parque, era conocido con este apodo entre sus más cercanos.
"Dicen también, que se le decía así porque a Ángel Flores, sus familiares y personas, muy, pero muy cercanas, le decían ‘burro’, pero nada está confirmado, eso es un rumor", dijo Vega Ayala.
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Una leyenda urbana
Además de estas historias, la plazuela y la escuela también están envueltas en leyendas locales.
Una de ellas cuenta la historia de Juan Pasador, un comerciante italiano que supuestamente era en realidad Francisco Picaluga, el traidor que entregó al independentista mexicano Vicente Guerrero.
Según la leyenda, la tumba de Pasador, ubicada en el antiguo panteón, aparecía constantemente pintada con el letrero “Aquí yace un traidor", pintado con carbón.
"Según la leyenda, Picaluga emigró a Mazatlán con todo su dinero, entre ello lo que le habían pagado por entregar a Vicente Guerrero, aquí puso negocios muy prósperos hasta que se dieron cuenta de que vivía aquí, bajo el nombre Juan Pasador, y él estaba enterrado ahí en donde hoy es la Escuela Primaria Ángel Flores, según la leyenda, su tumba estaba marcada con carbón y hasta la fecha se sigue apareciendo ahí el carbón, la tumba nunca la encontraron, pero todo lo que se dice es que él estaba ahí", relató Vega Ayala.
La historia del terreno que ahora ocupa la escuela es un reflejo de la evolución y adaptación de la comunidad de Mazatlán.
Desde sus días como panteón hasta convertirse en un centro educativo y un parque emblemático, este espacio ha sido testigo de muchas historias y cambios significativos, manteniendo viva la memoria colectiva de la ciudad.
La transformación de un panteón en una escuela y un parque muestra cómo las necesidades de la comunidad pueden dar nueva vida a un lugar cargado de historia y significado.