Mazatlán, Sin. -Un verdadero clásico de las leyendas urbanas mexicanas son las historias de las escuelas construidas sobre lo que en algún momento fueron panteones.
Dónde ahora hay pupitres y pizarrones esconden en su suelo un escalofriante pasado. En Mazatlán no es la excepción, pero más allá a de ser una leyenda urbana, la historia es real.
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Panteón de los protestantes
El panteón municipal Ángela Peralta, ubicado sobre la avenida Gabriel Leyva, actualmente es el más antiguo, más no fue el primero que hubo en Mazatlán.
Se conoce que la Escuela Ángel Flores, ubicada en el Centro, en su momento fue un cementerio llamado el "Panteón de los protestantes", pues en él fueron sepultadas personas de distintas creencias religiosas, derivado de las múltiples intervenciones de extranjeros al puerto por el intercambio de mercancías provenientes de otras partes del mundo.
Con la aplicación de la "Ley Lerdo" sobrenombre con el que se le conoce la Ley de Desamortización de las Fincas Rústicas y Urbanas de las Corporaciones Civiles y religiosas de México, cuando los comentarios pasaron a manos del gobierno, el recinto fue abandonado, aunque se dejaron de hacer sepulturas desde la década de los 60 del siglo XIX al estar ya saturado.
Ya en 1921, ante la dificultad del Ayuntamiento para intervenir en la remodelación del lugar, la llamada Deutsche Verband de Mazatlán o la Sociedad Alemana de Beneficencia de Mazatlán formalizó la donación del recinto el 25 de octubre de aquel año, cuyo única condición fue que en un plazo no mayor a tres años se erigiera una plaza, parque o lugar recreativo.
Fue así como se construyó el parque General Ángel Flores, mejor conocida como plazuela "del burro", llamada así debido a que los comerciantes dejaban en esta a sus burros pastando en ella.
Para finales de los años 40, los requerimientos educativos al estar la zona poblada, avisaban a levantar una institución educativa, lo que llevó a quitar una parte al terreno para edificar una escuela. La institución no siempre llevó el mismo nombre, en sus inicios era “J. Refugio Rolón” y en 1948 se construyó el edificio que se conoce actualmente y que lleva el nombre general sinaloense, partícipe de la Revolución Mexicana.
Esta escuela es un patrimonio cultural declarado por la UNESCO; es única al albergar un reloj de nomenclatura alemana que se localiza en la parte frontal de la institución y el diseño del edificio se asemeja a una enorme ancla, si se observa desde las alturas, haciendo honor al general cuando era estibador de los muelles y marino.
Panteón Ángela Peralta
Cuando el "Panteón de los protestantes" se vio saturado, producto de las defunciones que habían provocado epidemias, particularmente el cólera, entró en funciones el panteón municipal número 2 Ángela Peralta en 1869.
En aquel entonces el terreno ocupó desde lo que ahora es la Secundaria Miguel Hidalgo, la estación de Bomberos y hasta los límites de la Escuela Náutica Mercante.
Esa gran extensión correspondía a las fosas comunes, en 1950, la administración municipal en turno decidió que había que reducir el panteón eliminando esa área y fraccionando los terrenos para venderse.
Aunque hay muy poca información al respecto, se sabe que las instalaciones que hoy albergan a los Bomberos y que ocupan desde 1971, fue antes un mercado de abastos.
Asimismo, que la primera generación de la secundaria, Miguel Hidalgo, fue la de 1970 a 1973, después de que se reactivara el edificio luego de que fue dejado por la Secundaria Federal 1, hoy Secundaria General 1 Guillermo Prieto, la cual estuvo operando desde 1966 en ese edificio para trasladarse al fraccionamiento Casa Blanca donde funciona actualmente.
El panteón Ángela Peralta aloja los restos de personajes que han dado historia al puerto y varias personalidades como el filántropo Germán Evers; Enrique Mora, compositor del vals Alejandra o la maestra Agustina Monterde Lafarga.