/ domingo 19 de marzo de 2023

Analizan en libro Materia que arde la obra de Rosario Castellanos

La escritora Sara Uribe y la ilustradora Verónica Gerber Bicecci publican un libro que analiza la obra completa de la autora de Poesía no eres tú

Con la premisa de “escribir un libro en el que tanto su vida, como su trabajo literario pudieran resultar cercanos a quienes no han leído a profundidad a Rosario Castellanos”, la escritora Sara Uribe y la ilustradora Verónica Gerber Bicecci mantienen un diálogo con la autora de Balún Canán, que, a través de su correspondencia, la narrativa y poesía publicada, “responde las preguntas que le hacemos”, dice Uribe en entrevista.

Sara Uribe dedicó un año (durante el confinamiento) a leer la obra completa de Rosario Castellanos y tanto en las cartas como en los libros, encontró coincidencias en temas que hoy son oportunos, como la desigualdad social o los derechos de las mujeres, que la autora de Poesía no eres tú ya exponía en la segunda mitad del siglo pasado. Así escribió Rosario Castellanos. Materia que arde (Lumen 2023).

Su primer contacto con la obra de Rosario, como la llama familiarmente, fue a los 13 años “en una biblioteca pública, donde leí el tomo publicado por el Fondo de Cultura Económica”. Años después, reencontrarse con estos textos fue un descubrimiento.

“En aquel momento, lo que me enganchó a la poesía de Rosario fue su mirada sobre las cosas cotidianas, los distintos roles, las posibilidades que tenemos las mujeres, por supuesto su mirada sobre el amor y el desamor, esta posibilidad de leer toda la obra completa, primero las cartas, luego la poesía, la narrativa, el teatro, los ensayos, me abrió una puerta a sus obsesiones, lo que a lo largo de su vida regresaba a pensar, escribir, imaginar, con otras perspectivas, porque algo importantísimo en su obra es que ella siempre estaba cuestionándose, si alguna idea había quedado ya obsoleta en su pensamiento, ella misma la criticaba, la ponía en cuestionamiento y lograba dejarla atrás y plantearse nuevas vertientes”.

Para la autora, Rosario Castellanos “es más que esa imagen de los poemas dolientes o los poemas sufrientes, o solo la así llamada ‘novela indigenista’, que ella misma rechazaba ese mote, hay mucho más que eso en su universo”.

Una de las preguntas que se planteó al escribir el libro, fue cómo la autora de Álbum de familia enfrentaba sus contradicciones y complejidades; “particularmente, cómo ella, que se crió en el seno de una familia que tenía haciendas, y vivió toda esta etapa de la reforma agraria, se diera cuenta y en qué circunstancias, de esas desigualdades, esas opresiones contra los pueblos originarios de Chiapas, cómo formó esa conciencia ética que luego la llevaría a denunciar todas estas situaciones en grandes novelas como Balún Canán o en Oficio de tinieblas”.

Cuestionamientos al sistema patriarcal, reflexiones acerca del trabajo doméstico que Rosario Castellanos planteaba, son puntos importantes de una relectura, “tanto Rosario como de otras escritoras que ha reflexionado sobre las problemáticas o las opresiones de las mujeres, que nos permiten tomar perspectiva, ver cuáles de esas problemáticas no surgieron ahora, sino tienen una raigambre anterior, en cuáles hemos avanzado y cuáles no, por qué, creo que es interesante leer a esa Rosario de sus años de los años sesenta, setenta, sus columnas y cómo dialogan con el pensamiento las preguntas del siglo XXI”.

Marcada por el fallecimiento de su hermano, tras un mal augurio que sus padres intentaban conjurar diciendo delante de ella “ojalá no sea el varón”, una de las obsesiones de Rosario Castellanos era precisamente la muerte. “Obviamente también por la muerte temprana de sus padres, su poesía está muy marcada por la muerte, pero siempre enfrentada con la vida, hasta parecía que la vida cobraba más brillo, porque ella estaba consciente de que somos mortales, finitos”.

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A los 49 años, Rosario Castellanos murió en Tel Aviv, aparentemente por una descarga eléctrica al encender una lámpara. Entonces ella era Embajadora de México en Israel. Más que trágico, Sara Uribe considera el hecho como prematuro. “Me parece que con más años de vida, podría haberse internado más en la cultura de México, lamento lo temprano de su muerte, pero ella lo había dicho en algunos de sus escritos, que pensaba que no iba a morir de vieja en su cama”, finaliza acerca de la muerte de la autora, que se ha especulado pudo haber sido suicidio.

Rosario Castellanos. Materia que arde, forma parte de una serie sobre escritoras del siglo XX releídas por autoras e ilustradoras contemporáneas que inició con un libro dedicado a Clarice Lispector, escrito por Daniela Tarazona con ilustraciones de Nuria Meléndez.

Con la premisa de “escribir un libro en el que tanto su vida, como su trabajo literario pudieran resultar cercanos a quienes no han leído a profundidad a Rosario Castellanos”, la escritora Sara Uribe y la ilustradora Verónica Gerber Bicecci mantienen un diálogo con la autora de Balún Canán, que, a través de su correspondencia, la narrativa y poesía publicada, “responde las preguntas que le hacemos”, dice Uribe en entrevista.

Sara Uribe dedicó un año (durante el confinamiento) a leer la obra completa de Rosario Castellanos y tanto en las cartas como en los libros, encontró coincidencias en temas que hoy son oportunos, como la desigualdad social o los derechos de las mujeres, que la autora de Poesía no eres tú ya exponía en la segunda mitad del siglo pasado. Así escribió Rosario Castellanos. Materia que arde (Lumen 2023).

Su primer contacto con la obra de Rosario, como la llama familiarmente, fue a los 13 años “en una biblioteca pública, donde leí el tomo publicado por el Fondo de Cultura Económica”. Años después, reencontrarse con estos textos fue un descubrimiento.

“En aquel momento, lo que me enganchó a la poesía de Rosario fue su mirada sobre las cosas cotidianas, los distintos roles, las posibilidades que tenemos las mujeres, por supuesto su mirada sobre el amor y el desamor, esta posibilidad de leer toda la obra completa, primero las cartas, luego la poesía, la narrativa, el teatro, los ensayos, me abrió una puerta a sus obsesiones, lo que a lo largo de su vida regresaba a pensar, escribir, imaginar, con otras perspectivas, porque algo importantísimo en su obra es que ella siempre estaba cuestionándose, si alguna idea había quedado ya obsoleta en su pensamiento, ella misma la criticaba, la ponía en cuestionamiento y lograba dejarla atrás y plantearse nuevas vertientes”.

Para la autora, Rosario Castellanos “es más que esa imagen de los poemas dolientes o los poemas sufrientes, o solo la así llamada ‘novela indigenista’, que ella misma rechazaba ese mote, hay mucho más que eso en su universo”.

Una de las preguntas que se planteó al escribir el libro, fue cómo la autora de Álbum de familia enfrentaba sus contradicciones y complejidades; “particularmente, cómo ella, que se crió en el seno de una familia que tenía haciendas, y vivió toda esta etapa de la reforma agraria, se diera cuenta y en qué circunstancias, de esas desigualdades, esas opresiones contra los pueblos originarios de Chiapas, cómo formó esa conciencia ética que luego la llevaría a denunciar todas estas situaciones en grandes novelas como Balún Canán o en Oficio de tinieblas”.

Cuestionamientos al sistema patriarcal, reflexiones acerca del trabajo doméstico que Rosario Castellanos planteaba, son puntos importantes de una relectura, “tanto Rosario como de otras escritoras que ha reflexionado sobre las problemáticas o las opresiones de las mujeres, que nos permiten tomar perspectiva, ver cuáles de esas problemáticas no surgieron ahora, sino tienen una raigambre anterior, en cuáles hemos avanzado y cuáles no, por qué, creo que es interesante leer a esa Rosario de sus años de los años sesenta, setenta, sus columnas y cómo dialogan con el pensamiento las preguntas del siglo XXI”.

Marcada por el fallecimiento de su hermano, tras un mal augurio que sus padres intentaban conjurar diciendo delante de ella “ojalá no sea el varón”, una de las obsesiones de Rosario Castellanos era precisamente la muerte. “Obviamente también por la muerte temprana de sus padres, su poesía está muy marcada por la muerte, pero siempre enfrentada con la vida, hasta parecía que la vida cobraba más brillo, porque ella estaba consciente de que somos mortales, finitos”.

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A los 49 años, Rosario Castellanos murió en Tel Aviv, aparentemente por una descarga eléctrica al encender una lámpara. Entonces ella era Embajadora de México en Israel. Más que trágico, Sara Uribe considera el hecho como prematuro. “Me parece que con más años de vida, podría haberse internado más en la cultura de México, lamento lo temprano de su muerte, pero ella lo había dicho en algunos de sus escritos, que pensaba que no iba a morir de vieja en su cama”, finaliza acerca de la muerte de la autora, que se ha especulado pudo haber sido suicidio.

Rosario Castellanos. Materia que arde, forma parte de una serie sobre escritoras del siglo XX releídas por autoras e ilustradoras contemporáneas que inició con un libro dedicado a Clarice Lispector, escrito por Daniela Tarazona con ilustraciones de Nuria Meléndez.

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