/ domingo 23 de octubre de 2022

Imanol Caneyada se adentra en la minería en su novela Litio

El periodista y escritor confronta la maquinaria de la industria minera desde la ficción en su novela Litio

A pesar de que en abril de este año se formalizó la nacionalización del litio con la aprobación de la reforma a la Ley Minera, la cruenta realidad de los pueblos que viven, trabajan y se oponen a los abusos y violaciones de derechos humanos por parte de las empresas mineras, tanto mexicanas como extranjeras, está lejos de cesar, reconoce el periodista y escritor Imanol Caneyada, quien durante varios años se ha dedicado a estudiar y documentar el fenómeno, y ahora publica Litio (Planeta, 2022)su más reciente novela.

La ficción, ambientada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, relata cómo una minera canadiense descubre uno de los yacimientos de ese preciado mineral más grandes del mundo en una pequeña localidad de Sonora, cuyos pobladores se resisten al despojo de su tierra.

“Es un tema que a mí me obsesiona, sobre todo al suceder en un estado como Sonora que es muy minero. A mí me tocó cubrir diferentes situaciones relacionadas con esta actividad que es violenta y despiadada, aún más con los pueblos originarios, con las comunidades ejidales, con los pequeños agricultores o ganaderos. Con la complicidad de estado y, en los últimos años, en colusión con el crimen organizado, las empresas mineras no tienen piedad”, cuenta el escritor en entrevista con El Sol de México.

Sin embargo, esta nueva novela no se centra solamente en la denuncia sino en el modo en que estas circunstancias afectan las relaciones personales de todos los tejidos sociales relacionados, desde los más encumbrados, hasta los más vulnerables.

“Mi mayor interés con esta novela fue explorar cómo los personajes, que están al borde del abismo, con sus amistades, sus amores, desamores y familias, se enfrentaban ante esta maquinaria implacable, que no tiene rostro y que incluso tritura a aquellos que en un principio parecerían los victimarios, porque al final lo doméstico es político, y viceversa”

Medidas tibias

Caneyada explica que el abuso por parte de las empresas mineras comenzó durante el sexenio de Salinas de Gortari, quien también reformó la Ley Minera en 1992, lo cual “fue como una especie de pistoletazo de salida para la voracidad absoluta, tanto de empresas nacionales como trasnacionales, sobre todo en los últimos tres sexenio anteriores a éste, de Fox a Peña Nieto, como si fueran caramelos de una piñata”.

El escritor menciona que estas concesiones se permitieron bajo la consigna de “pueden hacer lo que ustedes quieran en el territorio, cuando quieran, con absoluta libertad y complicidad de los gobiernos locales, estatales y federal con tal de que ustedes actúen impunemente. No importa la escasez de agua, ni la ocupación del territorio, ni la destrucción de los ecosistemas, ni los daños al desarrollo económico de las localidades, ni los destrozos ni la desolación que puedan sembrar a su paso”.

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Y aunque Caneyada reconoce que el actual gobierno “ha frenado esta voracidad”, éste, considera, está siendo muy tibio en sus medidas, pues a pesar “de que no se ha cansado de mandar iniciativas de Ley al Congreso, sabiendo que se las van a aprobar, no ha tocado de fondo la Ley Minera. Es curioso, pero la realidad es que es una ley homicida, porque establece que la explotación está por encima de cualquier actividad”.

La ficción al servicio del individuo

Al ser un periodista dedicado a informar a la población sobre la terrible condición que viven las comunidades afectadas por la industria minera, se le preguntó el por qué ha decidido también denunciar esta realidad desde la trinchera de la ficción.

“Yo creo que la ficción nos permite explorar al individuo frente a los grandes desafíos que estamos viviendo. Por eso digo que Litio es más una novela de personajes que de temas. Esta posibilidad no la da todo el periodismo, aunque sí el narrativo, que nunca deja de echar mano de las herramientas de la literatura. Resulta interesante que incluso la sociología ha tenido que alimentarse de las estrategias literarias para investigar y estudiar las sociedades dándoles voz. Eso es lo que ha hecho siempre la literatura, es el poder de la ficción al servicio de la exploración del individuo frente a determinadas circunstancias”, contesta.

A pesar de que en abril de este año se formalizó la nacionalización del litio con la aprobación de la reforma a la Ley Minera, la cruenta realidad de los pueblos que viven, trabajan y se oponen a los abusos y violaciones de derechos humanos por parte de las empresas mineras, tanto mexicanas como extranjeras, está lejos de cesar, reconoce el periodista y escritor Imanol Caneyada, quien durante varios años se ha dedicado a estudiar y documentar el fenómeno, y ahora publica Litio (Planeta, 2022)su más reciente novela.

La ficción, ambientada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, relata cómo una minera canadiense descubre uno de los yacimientos de ese preciado mineral más grandes del mundo en una pequeña localidad de Sonora, cuyos pobladores se resisten al despojo de su tierra.

“Es un tema que a mí me obsesiona, sobre todo al suceder en un estado como Sonora que es muy minero. A mí me tocó cubrir diferentes situaciones relacionadas con esta actividad que es violenta y despiadada, aún más con los pueblos originarios, con las comunidades ejidales, con los pequeños agricultores o ganaderos. Con la complicidad de estado y, en los últimos años, en colusión con el crimen organizado, las empresas mineras no tienen piedad”, cuenta el escritor en entrevista con El Sol de México.

Sin embargo, esta nueva novela no se centra solamente en la denuncia sino en el modo en que estas circunstancias afectan las relaciones personales de todos los tejidos sociales relacionados, desde los más encumbrados, hasta los más vulnerables.

“Mi mayor interés con esta novela fue explorar cómo los personajes, que están al borde del abismo, con sus amistades, sus amores, desamores y familias, se enfrentaban ante esta maquinaria implacable, que no tiene rostro y que incluso tritura a aquellos que en un principio parecerían los victimarios, porque al final lo doméstico es político, y viceversa”

Medidas tibias

Caneyada explica que el abuso por parte de las empresas mineras comenzó durante el sexenio de Salinas de Gortari, quien también reformó la Ley Minera en 1992, lo cual “fue como una especie de pistoletazo de salida para la voracidad absoluta, tanto de empresas nacionales como trasnacionales, sobre todo en los últimos tres sexenio anteriores a éste, de Fox a Peña Nieto, como si fueran caramelos de una piñata”.

El escritor menciona que estas concesiones se permitieron bajo la consigna de “pueden hacer lo que ustedes quieran en el territorio, cuando quieran, con absoluta libertad y complicidad de los gobiernos locales, estatales y federal con tal de que ustedes actúen impunemente. No importa la escasez de agua, ni la ocupación del territorio, ni la destrucción de los ecosistemas, ni los daños al desarrollo económico de las localidades, ni los destrozos ni la desolación que puedan sembrar a su paso”.

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Y aunque Caneyada reconoce que el actual gobierno “ha frenado esta voracidad”, éste, considera, está siendo muy tibio en sus medidas, pues a pesar “de que no se ha cansado de mandar iniciativas de Ley al Congreso, sabiendo que se las van a aprobar, no ha tocado de fondo la Ley Minera. Es curioso, pero la realidad es que es una ley homicida, porque establece que la explotación está por encima de cualquier actividad”.

La ficción al servicio del individuo

Al ser un periodista dedicado a informar a la población sobre la terrible condición que viven las comunidades afectadas por la industria minera, se le preguntó el por qué ha decidido también denunciar esta realidad desde la trinchera de la ficción.

“Yo creo que la ficción nos permite explorar al individuo frente a los grandes desafíos que estamos viviendo. Por eso digo que Litio es más una novela de personajes que de temas. Esta posibilidad no la da todo el periodismo, aunque sí el narrativo, que nunca deja de echar mano de las herramientas de la literatura. Resulta interesante que incluso la sociología ha tenido que alimentarse de las estrategias literarias para investigar y estudiar las sociedades dándoles voz. Eso es lo que ha hecho siempre la literatura, es el poder de la ficción al servicio de la exploración del individuo frente a determinadas circunstancias”, contesta.

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