Con falsas promesas, academias de futbol en Mazatlán defraudan a futbolistas

Con sueños frustrados, promesas de llegar a las filiales y mucho dinero de por medio, es como trabajan algunas academias en el puerto

Redacción | El Sol de Mazatlán

  · lunes 11 de diciembre de 2023

Ha habido estancamiento dentro del balompié mazatleco. Foto: Archivo | El Sol de Mazatlán

A raíz del crecimiento exponencial del futbol en el puerto y la con la llegada hace tres años y medio del equipo de Primera División, Mazatlán FC, muchas academias del deporte del balompié han hecho un gran negocio, ilusionando a padres de familia y a niños y jóvenes con cumplir un sueño de pertenecer a algún equipo profesional.

Sinaloa se ha caracterizado por dar grandes talentos, pero Mazatlán se ha quedado un poco corto a la hora de brillar, todo atrapado por un negocio que son las academias de futbol, que solo ven el beneficio de su parte y dejan al lado lo deportivo.

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Estas "pseudo escuelas" aprovechan la pasión por el deporte para enriquecerse a expensas de la formación y sueños de niños entre 4 y 16 años, quienes están en edad formativa y que también no han dado ese salto que buscan.

Hay una queja importante de los padres de familia, hacia los entrenadores de las academias. Algunas escuelas que sí tienen el sello marcado, como la de Pachuca, que constantemente hacen visorias en el puerto para llevarse el mejor talento han dejado bien parado el nombre de Mazatlán, pero algunas, como las recientes quejas del Colegio Andes han dejado mucho qué desear.

Muchos padres de familia, han levantado la voz y han demostrado su descontento con un instructor que demostró carecer de habilidades básicas, ya que ellos pagan costosas colegiaturas, se quejaron de la falta de entrenamiento y competencia del instructor, exigiendo más por su inversión.

"Lo que más nos preocupa es que, además de la falta de calidad en la enseñanza, la cuota de inscripción alcanza los 500 pesos y las mensualidades son ostentosas, lo cual no se refleja en la calidad del servicio que reciben nuestros hijos", agregó uno de los padres de familia.

Asimismo, una madre de familia de una escuela de futbol en Mazatlán comenta que se les cobran uniformes, inscripción y un pago de 90 pesos a la quincena, bajo la promesa de que habría visorias, y detalles por parte del equipo del que son "filiales", pero hasta el momento no se ha concretado nada en más de un año.

"Recuerdo cuando recién llegamos de un viaje de Monterrey, mi hijo llegó bien volado, diciendo que serían filial de un equipo de allá, pero hasta la fecha nada, ni una sola visoria, en la pasada Copa Mazatlán jugaron contra plebes más grandes, lo único bueno que han hecho, es llevarlos al estadio del Mazatlán FC a conocer a los jugadores del equipo, de ahí en fuera nada", expresó una madre de familia molesta.

Esta práctica no es nueva, pero se ha hecho más cotidiana. Foto: Archivo | El Sol de Mazatlán


No todo es negativo en el entorno del futbol

Aunque este tipo de prácticas no son nuevas, dirigentes de algunas ligas de Mazatlán lamentan la situación, no solo en particular con la academia mencionada, ya que el objetivo de los entrenadores, es que el niño o el joven puedan desarrollarse plenamente.

Jesús Ramsés Cota Palacio, Vicepresidente de la Liga de Segunda Fuerza Municipal, compartió su perspectiva indignada.

"Es lamentable ver cómo algunos individuos sin la mínima preparación se aprovechan de los niños, estas pseudo academias no solo roban dinero, sino también sueños y oportunidades legítimas de desarrollo", comentó Cota.

En contraste, Sergio Eduardo Flores Rubio, conocido por sus acciones altruistas, patrocina su propio equipo en la liga Juvenil C Municipal. Él enfatiza la importancia de garantizar que los recursos destinados al deporte alcancen a quienes más lo necesitan.

"El futbol debería ser una plataforma para la inclusión y el desarrollo, no un negocio sucio que excluye a los menos afortunados", compartió.

Las "pseudo escuelas" operan bajo la fachada de ofrecer oportunidades deportivas a jóvenes apasionados por el futbol, pero su verdadero objetivo es lucrar a expensas de los sueños de estos talentosos jugadores. Aunque muchas no exigen una cuota de inscripción inicial, implementan prácticas cuestionables que revelan su verdadera naturaleza.

En lugar de fomentar el desarrollo integral de los jóvenes, estas “pseudoescuelas” cobran arbitrajes, mensualidades y uniformes, generando ingresos considerables. A menudo, los instructores, sin experiencia ni formación futbolística, ven el deporte como un mero negocio, sin preocuparse por el beneficio real de los jugadores.

Estas academias enfocan sus actividades en torneos de futbol 7 y eventos de poca relevancia para el crecimiento y proyección de los jóvenes talentos.

Aunque prometen oportunidades para jugar, la realidad es que los beneficios reales recaen únicamente en los instructores, quienes explotan la pasión de los jóvenes sin brindarles el respaldo formativo y las oportunidades que merecen.