Mazatlán, Sin.- Diana Sánchez es una jugadora mazatleca de 25 años de edad que gracias a su carácter y a su dedicación ha llegado al profesionalismo, al ser parte del equipo Las Plebes Basquetbol, además de ser también profesora de este deporte que tanto le apasiona.
Como todo, antes de llegar al baloncesto pasó por muchos deportes, desde practicar el ballet hasta el atletismo, que eran dos disciplinas que combinaba cuando era niña, siendo ya los inicios de ella en el mundo deportivo.
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“Yo iba a clases de atletismo en la Unidad Deportiva Sahop y mi mamá me metió a clases de basquetbol con el profe Casillas y así fue como inicié en el baloncesto, después jugué con el equipo de mi mamá y posteriormente me integré al equipo de la ETI, no sabía mucho del basquet, pero me gusta mucho la música y cuando juego es como estar bailando dentro del cancha”.
Otra de las cosas que tiene la joven es que es muy apasionada y cada que está en la cancha es el sacar la niña interior, además de que tiene una motivación extra, que es un “ángel”, que siempre traerá el jersey de ella y de su hermana cada que juegan.
“Ahorita hay una cosa que me motiva para seguir dentro del baloncesto y es un tío que falleció en octubre y él siempre nos apoyó a mi hermana y a mí, él siempre se ponía los jerseys de nosotras y en su trabajo siempre hablaba de nosotras y cada que estamos jugando, sé que nos está viendo”.
Las bases del baloncesto
A pesar de que inició con el profesor Casillas, estuvo bajo las órdenes de Carlos “Pirata”, Pablo Andrade, Ron Selleaze y Marco Chávez, entrenadores que la fueron formando en varias etapas de su carrera.
Ella tiene un recuerdo muy bello de cuando era jugadora Sub-17, ya que representó a Sinaloa y logró jugar hasta el Nacional, algo que en su momento fue relevante, ya que en el estado tenía años sin llegar a esas instancias.
“Fue algo muy bonito, porque Sinaloa tenía siete años que no jugaba un Nacional, hicimos concentración aquí en Mazatlán y ganamos el Estatal y pasamos al Regional, además de que aprendimos mucho de los entrenadores, así como la concentración y la disciplina, que fue algo que me marcó y yo quise estar para siempre en el basquetbol”, enfatizó.
Después de dejar su etapa de juvenil, ella emigró a jugar Primera Fuerza con el equipo de Kovac, que maneja el coach Jesús “Chechú” Guerrero y Martha Camacho, que es madrina de Diana, además de que tiene mucha experiencia.
“Cuando pasé a jugar a Primera Fuerza, cambiaron muchas cosas en mi juego, antes era zurdísima y he aprendido a leer más el juego y defender, adoptando un estilo de juego de cada uno de mis entrenadores que tuve”.
Sánchez no solo se ha dedicado a jugar baloncesto con mujeres, sino que en las cascaritas se ha enfrentado a una buena generación de porteños que están en Liga Nacional y otros que están por llegar, a pesar de ser pequeña de estatura al lado de ellos.
“Una de las cosas que me sirvió para mejor mi juego fue cascarear, ya que tengo amigos que me enseñaron muchas cosas, como Omar Ramírez, que me enseñó a no rendirme, a Miguel Martínez le aprendí a moverme abajo en la pintura, aunque sea chaparra, de Diego Henke aprendí más de defensa y me siento orgullosa ya que mis amigos también me enseñaron mucho”.
Su paso como entrenadora y jugadora profesional
La vida la puso primero a enseñar niños, un don que se le dio, ya que siempre le ha gustado ayudar a los demás, motivando a cada uno de los pequeños basquetbolista, para crear nuevos talentos.
“Hace un año aproximadamente, junto con Omar, comencé con la academia, pero anteriormente, Ron Selleze me invitó como instructora en sus clínicas, pero me gusta mucho enseñar las bases a los niños más pequeños y al principio sí me daba cosa, pero me gusta que niño disfrute su entorno deportivo, sin presiones y estrés”.
Cuando llegó a Las Plebes, Diana vivía un proceso de duelo por la pérdida de su tío, ya que en un principio no quería jugar, pero al ser seleccionada y motivada por su “ángel”, la jugadora afrontó este reto de brincar al profesionalismo.
“Para mi Mazatlán significa mucho, y cuando fui a los try outs y quedé me puse a llorar, porque es algo que es muy importante para mí, más porque siento que estamos sembrando semillas para el baloncesto femenil”.
“Estamos creando un ejemplo para las niñas chiquitas y que ellas mismas se vean reflejadas en nosotros. Hoy por hoy somos una familia, hay jugadoras de fuera que ya son mazatlecas y sobre todo que la mayoría somos jugadoras novatas”, expresó.
Diana ha sabido balancear su juego y lo compara con un mesa, ya que no es la misma jugadora de hace cuatro o cinco meses, ya que la exigencia de Liga le ha cambiado mucho el pensar y su dinámica en la cancha.
“Yo ahora pongo este deporte como una mesa de cuatro patas, donde una tiene la salud mental, otra el físico, la otra lo táctico y lo técnico y en esta Liga siempre es mantener ese proceso para mantenerte como jugadora”.