Mazatlán, Sin.- Una frase que es muy reconocido entre los deportistas es “El éxito no llega por suerte, es el sacrificio y el esfuerzo de días, meses y años de trabajo”. Y justamente es lo que ha experimentado Pablo Andrade Jr, un basquetbolista que ha entregado cuerpo y alma al deporte ráfaga.
Hijo del entrenador y formador de talentos Pablo Andrade, el más chico de la familia supo cuál camino elegir, el cual también la ha dado mucha experiencia, no sólo dentro del deporte, sino fuera, que con mucho esfuerzo fue consiguiendo.
Desde niño, el “Junior” comenzó en el deporte, pero no lo hizo en el baloncesto; lo primero que tocó fue una manilla, un bate y una pelota de beisbol, pero nunca lo convenció del todo.
“A mí nunca me gustó el beisbol, siempre hacia lo posible para que me sacaran, yo siempre quise jugar basquetbol, como mi hermana, así que cuando yo estaba en los jardines siempre me distraía, hasta que mis papás decidieron sacarme”, recuerdo Andrade.
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A los 7 años y con un talento nato, comenzó a entrenar con el profesor Hilario Cazares, donde estuvo ahí gran parte de su formación primaria.
Ya con una altura desarrollada, pues mide 1.90 metros, Pablo ingresó a la secundaria, donde ya trabajó directamente con su papá, con quien lleva una relación muy estrecha, además de ser uno de sus mentores.
“Mi papá me empezó a entrenar cuando entre en la ETI y ahí estuve con él, hasta que en la Ciudad de México hubo un camp elite de la academia de Tu Futuro y varios visores me vieron y me ofrecieron un beca del 100% para estudiar en los Estados Unidos”.
El baloncesto no sólo le sirvió para darle esa disciplina en la vida, sino también tuvo la oportunidad de emigrar a otro país, donde probó otro estilo de basquetbol, el cual no se ve en México, ya que es un estilo más de golpe.
“Para mí, jugar básquet siempre tuvo ese objetivo, que mis papás no tuvieran que pagar por mis estudios, y estando en Estados Unidos aprendes muchas cosas, allá el basquet es más correr y correr y comencé a tomar un poco más de fuerza”.
“Esa experiencia me sirvió, mi posición es de botador y a pesar de que yo mido 1.90, me ayudó a mejor mi estilo de juego, tanto que estuve en el cuadro ideal de la liga, y ya llegando a México emplee lo aprendido”, enfatizó.
A pesar de tener varias ofertas de seguir estudiando en el vecino país del norte, Pablo optó por regresarse a México, ya que las universidades en Estados Unidos, con todo y beca, siguen siendo muy caras. Actualmente cursa en la Universidad Madero de Puebla.
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