El camino de la enseñanza en cualquier deporte siempre es difícil, más si se tiene una escuela de baloncesto en casa, con dos grandes entrenadores como padres, como Sergio Cruz y Julieta López, quienes le dieron un gran ejemplo al menor de una dinastía de las duelas porteñas, Diego Cruz López.
Como “oveja negra” de la familia, al principio se resistió mucho en jugar baloncesto, al optar por otros deportes, pero siempre apoyado por sus padres, que pese al no involucrarse de lleno en el básquet, tuvo el respaldo de tener una actividad extra fuera de clases.
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“Mis papás se dedican a esto, de niño yo vi y crecí con el baloncesto, pero siempre estuve bien rejego a dedicarme al baloncesto, intenté con futbol y otros deportes, hasta que en secundaria ya fue cuando comencé a hacerlo de manera formal con el profe ‘Shanky’ y Doña María en la cancha Ángel Flores”, relata.
Diego, en un principio no fue entrenado por sus papás, quienes son un ícono del baloncesto en el puerto, pero le sirvió para tomar un propio estilo, que lo llevó a jugar a nivel universitario con la Universidad Autónoma de Sinaloa.
“Crecí lo que fue secundaria y preparatoria, hasta estar becado por la UAS, tuve algunas ofertas de otras universidades, pero no las tomé al tener otras prioridades y al finalizar mi carrera en Administración de Empresas, nunca pensé volver a tocar el basquet, porque siempre estuve en contra de la familia, porque yo no quería ser como mis papás”, menciona.
Amistades cercanas a Diego siempre le vieron las cualidades de liderazgo para desempeñarse como entrenador, una profesión a la cual sus padres han dado su vida a través de la duela.
“Tal vez no tenía mucha habilidad jugando, pero la misma gente me decía que es algo que traigo en la sangre y por eso me comenzaron a ver la parte formativa y el nivel de entrenador, algo que me movió. Y al ser bien curioso decidí tomar cursos para prepararme más”, comenta.
Una aventura como entrenador
Fue entonces que Diego comenzó una aventura como coach, viendo entrenar a otros, pero al mismo tiempo tomando las riendas de equipos locales que le abrieron la puerta.
“Las oportunidades se me fueron presentando, de repente agarraba equipos locales para entrenar, pero si te soy sincero, no sé en qué momento decidí tomar las riendas al cien por ciento y dedicarme a esto”, explica.
A Diego le tocó también dirigir a jugadores sinaloenses reconocidos, tanto que en un Estatal Ademeba, estuvo como coach de un equipo de Primera Fuerza, con jugadores como Fili Moreno Jr, Juan Carlos Ibáñez, Alex García, Irving Martínez, entre otros.
“Ellos me invitaron a dirigirlos en el Estatal, quedamos en tercer lugar. Me he aventado porque me gustan los retos, también en el 2022 estuve como asistente del equipo de Sirenas de la Liga Simeba, hasta ser el head coach del equipo en el final four que se disputó en Aguascalientes, empezando con eventos grandes y no me fue mal”, comenta.
Apoyó a su madre para llegar como entrenadora a un equipo profesional
Este 2023 su madre, Julieta López de la Peña, aceptó un rol importante en su carrera, tomar las riendas del equipo Piratas Basketball, apoyado por Diego, que comenzó como asistente del equipo para la temporada del Circuito de Baloncesto del Pacífico.
“En su momento a mis padres le ofrecieron dirigir a equipos profesionales, pero muchas veces la filosofía formativa no los dejaba y cuando le llega esta oportunidad a mi madre, creo que fui parte fundamental para que se diera ese salto, porque muchos jugadores han pasado por manos de ella desde niños y ella los conoce perfectamente”, dice.
Diego estuvo entrenando gran parte de la pretemporada a lado de su madre, pero antes de comenzar la campaña del Cibapac en el mes de junio pasado, el joven decidió tomar las riendas del equipo de Tebacas de Badiraguato, debutando en el circuito el mismo año que su mamá.
“Tomar a Badiraguato fue muy curioso, porque yo estaba en Puebla en un curso de la Liga ABE, con el coach Sergio Valdeolmillos y el alcalde José Elenes Paz me buscó para dirigir al equipo y faltando un mes para iniciar se armó el equipo. Cuando le comento a mi mamá, lejos de enojarse y de que me corriera de la casa, tuvimos unas pláticas ahí y lo tomaron muy bien, porque al final para que te consideren para dirigir a ese nivel es muy satisfactorio”, señala
Un enfrentamiento entre madre e hijo
Al tomar las riendas de Badiraguato, Diego se convirtió en el entrenador más joven del circuito, pero un sábado 17 de junio le tocó verse la cara con su madre en un duelo en el Lobodome entre Piratas y Tebacas, que fue todo un acontecimiento para el baloncesto porteño.
“Estuvimos platicando, pero yo lo tomé de la manera más profesional, porque muchos del equipo (Piratas), son amigos, pero ese día no estaba compitiendo contra mi mamá, estaba contra el equipo y me enfoqué mucho en sacar el triunfo pero no se dieron las cosas, al final nos dimos un saludo y me deja esa satisfacción porque previó era la ley del hielo”, afirma.
Ese juego quedó a favor de Mazatlán por marcador de 72-63, venciendo la "Nena" a su hijo en el encuentro.
Planes a futuro
Diego, actualmente dejó el cargo de entrenador de Badiraguato, pero está en planes de regresar a la dirección técnica con Piratas.
Dato
27 años tenía Diego Cruz cuando se convirtió en el coach más joven en dirigir en Cibapac.