Se hacen llamar “la Hermandad Morada”, son poco más de 100 aficionados que se reúnen a la sombra de un árbol grande ubicado en el estacionamiento de terracería del estadio Kraken, la casa del Mazatlán FC. Ahí cada 15 días cuando el equipo juega de local, se juntan para preparar el tradicional ceviche de sierra o camarón, con algunas cervezas para el calor, mientras esperan la hora de que el árbitro pite el inicio del partido.
Charles Guerrero, líder de la agrupación y un aficionado del futbol, quien en otro momento vistió los colores rojiblancos de Chivas, comenzó a fomentar la convivencia y el espíritu de equipo, los cuales fueron factores que se enraizaron al interior del grupo de animación desde que en 2020 comenzaron a reunirse.
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En una línea de tiempo del 2020 a la fecha, podría decirse que el mundo del futbol en Mazatlán fue revolucionado después de la llegada de la Primera División y la puesta en marcha de la franquicia local, un equipo que se ha adaptado al modo de la gente del puerto y el entorno cultural que se respira y vive.
“Todo lo que hacemos, lo hacemos por la pasión que nosotros tenemos por el futbol. En un principio todos teníamos otro equipo, alentábamos de manera virtual, porque era mucho gasto ir a los estadios, hasta que llegó el futbol de primera y fue como comenzamos a organizarnos, porque sabíamos nosotros que el futbol iba a llegar para quedarse”, dice.
“Fuimos aprendiendo poco a poco, no nacimos de una noche a la mañana, con gente que nos vino aportar ideas y dejando mucho aprendizaje, todo por la pasión que es representar a los colores de tu ciudad”.
La “Hermandad Morada” es tan solo uno de los tres equipos de animación que cuentan los Cañoneros, y que tienen su espacio reservado dentro del estadio, por el lado de la portería norte. Ese lugar, llamado el área A-24 y A-25, se ha convertido en un espacio de expresión y crecimiento para la cultura del futbol en Mazatlán. Dentro del Kraken, cada que el equipo salta a la cancha, los cantos y banderas ondean sin parar durante 90 minutos.
“En realidad nosotros ocupamos un área pequeña en el estadio, pero en unos años esos cimientos que estamos dejando, va ir creciendo, ya que hay muchas más personas que traen puesta la playera morada del Mazatlán FC y seremos mayoría, ellos serán aficionados de cuna, nosotros somos de convicción”, explicó.
Mazatlán, poco a poco ha encontrado el sentido de pertenencia, que le fue “arrebatado” a la ciudad de Morelia donde estaba la franquicia, algo que los patasaladas veían como algo inalcanzable, ya que en la ciudad solo existía el beisbol como el deporte de tradición.
Atrás han dejado el llegar tarde a un juego de futbol, debido a que cuando llegó la franquicia, el aficionado acostumbraba llegar poco después de iniciado el encuentro, así como se hace en el béisbol, cuando juegan los Venados.
Hoy el mazatleco ha tomado banderas, bombos, platillos y se mueven a ritmo de cumbia villera, al mero estilo sudamericano, dejando por momentos esa raíz que fue inculcado por el llamado “Rey de los Deportes”, para comenzar la fiesta futbolera, dos o tres horas antes de cada encuentro como local.
Aunque esto no es nuevo para el futbol mexicano, en el puerto sí, es una experiencia que crece de manera exponencial, y cada vez se hace más cotidiana la camaradería antes de comenzar un encuentro. El reunirse, comer y tomar algo en la previa del partido, es una tradición muy futbolera a nivel mundial, que Mazatlán apenas va tomando sus pasos.
Rituales
En el puerto existen dos grupos de animación más, la “Banda del Pacífico” y los “Hijos del Kraken”, cada uno ha adaptado una forma diferente de llegar al estadio y del ritual que hacen antes de entrar a apoyar a Mazatlán.
“En particular, nosotros armamos la logística, por un grupo de WhatsApp, ellos llegan con su silla, con su cerveza o botana, ponemos música y al momento de entrar al estadio entramos todos juntos, con nuestros instrumentos y a la salida, podemos no salir con el resultado, pero entendemos que es futbol y cuando hacemos ‘after’, se nos olvida”.
A raíz del problema suscitado en Querétaro, en el pleito de la Resistencia Albiazul y la Barra 51 de Atlas, durante la temporada pasada de la Liga MX, la tradición ha venido con más auge, pero también se ha visto un poco disminuida, ya que hay veces que la policía tiende a acosar a los grupos de animación locales y visitantes.
“Tanto para la policía, como para nosotros, es nuevo y es parte de una adaptación, ellos nos veían llegar con los gorritos, con las banderas y no estaban acostumbrados a tener grupos de animación. Pero ellos y nosotros nos hemos acercado, teniendo pláticas”.
Controles extra cancha
Mazatlán no se queda atrás con la evolución que tiene la Liga MX, con los grupos de animación, ya que ahora es un requisito estar avalado por parte del club y de la misma Liga, sin pertenecer a un grupo.
“Aunque nosotros tenemos poco, tenemos que cumplir con los estatutos que marca la Liga MX, ellos no piden el acta de nacimiento, CURP y comprobante de domicilio, para estar dados de alta. Ya no basta con estar como abonados, sino que tenemos nuestra propia credencial, que nos piden dentro del Estadio”.
La murga es como la banda
Otras de las cosas que también se instruyen dentro del puerto, es la murga, esa banda que está tocando durante el partido, y que Mazatlán también ha adaptado, como algunas porras más, que las “importaron” desde Argentina, por Andrés Fassi en los años 90.
“Claro, Mazatlán es una tierra de músicos, si bien cada porra tenemos nuestra murga, adentro del estadio, somos una sola, algo que le ha dado ese toque a la plaza y que nosotros no podíamos dejar atrás con esa tradición, que llegó para quedarse”.