Mazatlán, Sin.- Hablar del deporte del tenis en el puerto es hablar de uno de los hombres que más tenistas ha formado en los últimos años, Gustavo Domínguez, un exitoso mazatleco que desde muy temprana edad comenzó en el deporte blanco, convirtiéndolo ahora en el “Máster de Máster”.
El “Tavo”, como es conocido, comenzó su andar en el tenis desde 1978, haciendo sus “pininos” en el viejo Club Reforma, lugar que él frecuentaba en su niñez.
“Yo andaba con un grupo de amigos, ahí en el Club Reforma y nos llamó la atención, el dueño del club nos invitó a trabar como recogebolas y ahí uno le fue agarrando ese gusto, porque comenzamos a usar raquetas y nos llamó la atención”, recuerda.
El entrenador de ese entonces, Daniel Chong Serrano, sería el encargado de instruir a Domínguez en el tenis, no en forma, pero sí en algunos toques de bola, saques, todo con la intención de irse familiarizando aún más con las raquetas. Sólo un año le bastó para ponerse en forma y competir ya de manera profesional.
“Mi crecimiento fue muy rápido, a los 12 años ya estaba en competencias, en algunos torneos locales y otros estatales, ya para los 14 participé en los regionales”.
Su paso en las competencias fue relativamente corto, pues a los 16 años Gustavo ya estaba disputando torneos en la categoría abierta, un logro muy importante que le ha marcado en la vida del experimentado tenista.
“Yo creo que todas las competencias te marcan, pero como todo, siempre vas a querer competir contra los mejores y el llegar a la categoría abierta a los 16 años fue algo que sí me marcó, pero a los 18 años yo decido hacerme a un lado para comenzar a instruir a más jóvenes como yo en el tenis”.
El retiro tempranero de Gustavo de las canchas de arcilla le sirvió mucho, para ser el reconocido maestro tenista que es hoy por hoy, ya que el competir como profesional en términos económicos es muy caro, por lo que prefirió la enseñanza del deporte blanco.
“He tenido a varios tenistas bajo mi mando, ahí en el Club Reforma, donde me inicié tuve a muchos tenistas, y opté por la enseñanza, porque el trabajar seis meses es prácticamente gastarte todo lo trabajado en las competencias, y así decidí meterme de entrenador”.
“Decidí prepararme por completo, buscando cursos, capacitaciones, porque antes el jugador duraba seis meses para que alumno aprendiera y esa fue mi meta, bajar el tiempo de crecimiento de los muchachos a dos meses, para que ya estuvieran en las canchas”.
Domínguez instruyó a una buena camada de tenistas, entre los que destacan los hermanos Olga y Arturo Arévalo, los hermanos de Gustavo, Óscar y Guadalupe Domínguez y otros jugadores que no estuvieron de lleno en el tenis.
“Para mí fue muy importante el ver crecer a esos jugadores, debido a que anteriormente los clubes sólo tenían un entrenador y ellos se fueron formando junto conmigo, ya que una de las reglas que se tenían era que ellos mismos fueran ayudando a sus compañeros”, destacó.
Muchos de los jóvenes que trabajaron con él le fueron agarrando ese gusto por formar más tenistas, dejándole una satisfacción de crear personas de bien, profesionistas y gente entregada a algo que ellos aman.
EL TENIS EN CRECIMIENTO
En Mazatlán, el tenis ha venido de menos a más, ya que el puerto es uno de los máximos exponentes a nivel estado y Gustavo ha puesto ese granito de arena para que el tenis crezca aún más.
“Al puerto le hace falta un poco más de inclusión de tenistas mujeres, ya que son muy pocas y en los torneos ellas son las que más sufren las consecuencias, ya que hay veces que las niñas tienen que competir con varones, esto para tener algunos puntos de clasificación y buscar ese tipo de torneo es complicado”.
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“Y muchos de los jugadores tiene que salir a foguearse a otros lados y a nivel local, los juveniles tienen que competir con algunos amateurs para subir de nivel y es la manera que se ha mantenido el tenis con los torneos locales”, enfatizó.
PARA SABER
La familia de Gustavo Domínguez le ha seguido los pasos, teniendo a dos de sus hijos inmiscuidos en el deporte blanco, los cuales tienen una gran proyección a futuro.
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