El tenis es considerado como el deporte blanco, una disciplina que te enseña mucha perseverancia y paciencia, así como a desarrollar reflejos y agilidad dentro de la cancha.
En Mazatlán, el profesor Gustavo Prieto es uno de los encargados de generar nuevo talento, siguiendo una tradición familiar, que comenzó con su padre y sus hermanos, quienes en la época de los 90 ya eran parte de la cultura tenística del puerto.
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“Mi papá nos inculcó el deporte del tenis porque era lo que teníamos a la mano, además de que es un deporte que te da disciplina y los valores que hay dentro de la cancha, jugamos beisbol inclusive, pero no nos apasionó como el tenis”, recuerda.
El Club Deportivo Muralla fue parte de la niñez de los hermanos Prieto, quienes se criaron entre arcilla y rebotes de pelotas.
“Inicié desde los 6 años, porque mi papá era socio del Muralla y mis hermanos mayores jugaban, me iba con ellos y ellos me decían el pegoste, pero ahí andábamos con ellos en las canchas de arcilla, que fue donde tuve mis inicios”, expresó.
Ahí en el Muralla, Gustavo aprendió de los veteranos del deporte y fue un pupilo de “Chon” Serrano, un tenista de vieja guardia que estuvo inculcando y llevando por el buen camino a Gustavo.
“Chon Serrano fue el primero que nos enseñó, luego mi hermano el mayor en algunas clínicas me enseñó, en aquel entonces se veía mucho las raquetas de madera, no como lo es ahora que niño de 3-4 años que trabajamos con ellos. En la competencia comenzamos ya a los 9-10 años, porque primero era ganarle a la pared y luego a los rivales. Ya a esa edad competíamos en el club o salir fuera, a los estatales foguearme y estar en su momento entre los tres primeros”, relata.
Aprendió de los tenistas de experiencia
Aunque ya participaba en torneos estatales, Gustavo desde sus inicios se enfrentó a grandes tenistas y leyendas del club, que sin lugar a dudas le dieron esa formación que ahora tiene.
“Las primeras veces que yo entré a jugar a las canchas era porque no se completaban los señores y pues ya veía uno que nos pasaban la pelota y puro callo con los veteranos; cómo olvidar al señor Raúl León, el profesor Alonso, excelente persona que ahora ya no está con nosotros”, expresó con cariño Gustavo.
Otra de las cosas que también logró hacer Gustavo dentro del Muralla es que le dieron muchas cosas buenas y formativas, más allá de las amistades que pudo hacer, es una infancia que no olvidará.
“Del Muralla, me quedó con todo lo mucho que me dio, porque fue una infancia completamente diferente, no estuve en la calle, pero estuve dentro del club y llegar de la escuela para hacer la tarea, tomar el Venadillo, para estar ahí toda la tarde”.
Ser formador de talentos fue algo que llegó solo
Gustavo frenó un poco su andar en el Tenis en Mazatlán, para estudiar negocios en el Tec de Monterrey, donde estuvo ligado un poco al deporte junto con su hermano, quien sí desarrolló habilidades superiores a la de él mismo.
“Mis padres nos dieron estudio y nos encaminaron más por el desarrollo profesional, pero hace 10 años con la cancha de los Cardona, en un verano comencé y los mismos conocidos me decía: oye porque no me enseñas y ahí inicié, pero mi hermano, sí estuvo más pro, como entrenador del Tec de Monterrey y fue con él como también inicié a los 19 años”, comenta.
“Siempre he estado involucrado en el tenis, como promotor, pero la maestra Olga Arévalo, me invitó y aquí sigo, no me han dejado irme, en un principio mi hijo el mayor no quería jugar el Tenis, pero aquí decidió estar y ahora es el que me ayuda”.
Javier “Chuletita” Orozco es uno de sus alumnos
Generaciones han pasado, pero el tenis es uno de los deportes que algunos ex deportistas practican, como el ex futbolista de Santos y Cruz Azul, Javier Orozco, que vive por temporadas en Mazatlán y se dirigió con Gustavo para que le enseñara.
“He tenido a varios por mis manos, ahorita tengo a Javier Orozco el ‘Chuletita’, porque él es un ejemplo a seguir, ex futbolista profesional y me ha tocado ser parte de su crecimiento en el tenis, por cómo se maneja en su vida personal. Pero me ha tocado incluso enseñar a secretarios de gobernación, que vienen recomendados, pero no sé si sea porque es una cancha privada la que tengo y la exclusividad en cierta manera”, señala.
Pese a tener un gran recorrido, a Gustavo le falta mucho camino por recorrer, pensó que ser entrenador era algo pasajero, pero este El profesor es parte de una dinastía y lleva una década dedicándose a la enseñanza en el deporte blanco le ha cambiado mucho su vida, no solo sacando nuevo talento, sino se ha exigido para ser uno de los mejores a nivel Sinaloa.
“Como profesor siempre decía que era algo pasajero, porque siempre me he involucrado en los negocios, pero el año pasado me tocó dirigir a una selección en los Juegos Conade, que me motivó a seguirme preparando en la psicología deportiva y sabemos que en Mazatlán tenemos buenos profesores, los hermanos Domínguez, Arturo Loaiza entre otros y han sacado varias generaciones”, comentó.