Jesús Miguel Barraza se ha desenvuelto en el mundo deportivo de Mazatlán siempre cobijado por su hermano gemelo Fernando, quien ha sido su pareja inseparable en las disciplinas que han practicado a lo largo de su trayectoria.
Del beisbol pasó al voleibol, luego al basquetbol, hasta llegar al área de preparación física y fisioterapia, donde es reconocido a nivel nacional e internacional.
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Su historia comenzó con un bat, una manilla y una pelota de hueso de beisbol, de niño incursionó en el llamado “Rey de los Deportes” en el Club Deportivo Chololos; de adolescente, a los 14 años, brincó al voleibol, en donde destacó de una forma muy positiva. Pero su carrera tomó un giro que nunca imaginó.
“Yo soy beisbolista de corazón, le tengo mucho cariño a este deporte, pero fue en la secundaria, en la ETI 5, donde conocimos mi hermano y yo el voleibol y fue ahí donde comenzamos a desarrollarnos de una buena manera, primero con voleibol de sala, recuerdo que estaba con la entrenadora Cynthia Rochín y después pasamos a la playa con el profe Rodolfo Ontiveros”, recuerda.
Con ese conocimiento, Miguel y Fernando se enrolaron con Salvador González, quien en ese momento era entrenador de la Selección Mexicana de Voleibol.
“Nuestro padre fue el que nos dijo que nos enfocáramos en un solo deporte, porque hubo un tiempo donde íbamos al beis, luego al básquet, estuvimos mucho tiempo así, pero nos comenzó a afectar en la parte académica, hasta que nos dijo que nos organizáramos bien”.
Miguel tuvo que dejar el béisbol, deporte de sus amores, donde ya formaba parte de una buena camada de peloteros mazatlecos como César Osuna, Rogelio Norís y José Ángel Hernández Magaña, quienes destacaron en el profesionalismo.
“Con el voleibol de playa comencé a ver quién es Chava González, cuando llego ahí con él, tenía a Hilda Gaxiola y Mayra García para irse a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, y comencé a dimensionar todo, además de que me gustó mucho el método de enseñanza de Salvador, algo que también me sirvió para decidirme por estudiar una carrera enfocada en el deporte”, comenta.
Su carrera como voleibolista junto a su hermano no fue muy destacada, como lo hicieron Gaxiola y García, pero fue una enseñanza muy grande la que le dejó esta disciplina, que en el futuro le abrió también puertas a nivel académico.
“Entrenar con Chava es como venderle el alma al diablo, pero tienes muy buenos frutos, ya que participamos en campeonatos nacionales, estar considerados para representar a México a nivel mundial y ser los segundos mejores del país fue muy bueno en su momento”, dice
“Hacer pareja con mi hermano fue muy importante, claro que nos entendíamos más; nosotros veíamos el ejemplo con los hermanos Lombardo y Ulises Ontiveros, que fueron nuestro símbolo e imagen, porque en esa época jugaban Panamericanos y tomamos los buenos ejemplos y tuvimos buenos resultados, pero luego se vino lo académico, que fue lo que nos llevó a lo que somos hoy”.
Gracias al voleibol, consiguieron una beca deportiva, para estudiar en la Universidad Autónoma de Guadalajara en el año 2010. Ahí aprovecharon la oportunidad para entrar a estudiar Fisioterapia, luego de haber cursado la carrera en Ciencias en Deporte.
“Entonces nos llamó la atención darle más énfasis a la Fisioterapia, por la preparación que tiene un atleta, además de que entrar en la Autónoma de Guadalajara, que está posicionada dentro de las mejores Universidades en el país en el área de salud”.
Los inicios como trainer
Miguel fue, junto con su hermano, de los primeros en Mazatlán en destacar en el área de preparación física y fisioterapia. “Nosotros dejamos de lado nuestra carrera deportiva, para sumar con nuestra profesión a ver por el bien de los deportistas mazatlecos y comenzamos a preparar a los alumnos de Chava González, haciendo nuestro pininos con él, aprovechando que estaba con Bibí Candelas, Mayra García, con Lombardo y Ulises Ontiveros, un Juan Virgen, que en ese momento, iban a proceso de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, que lastimosamente no se concretó el pase”.
Miguel comenzó en el 2013 su proyecto de atender a los atletas mazatlecos de alto rendimiento, algo que a la postre le abrió la puerta para no solo enfocarse en el voleibol, sino en otras disciplinas, al convertirse en trainer del basquetbolista mexicano Gustavo Ayón.
“Fue el entrenador deportivo Marco Chávez el que me llevó a Gustavo Ayón, que sin querer me convierto en su trainer personal, que fue por años, y me toca trabajar con parte de la Selección Mexicana de Baloncesto, porque cuando yo llego con él Gustavo estaba en el equipo Real Madrid de España, para después irse al Zenit de San Petersburgo”, dice.
“La verdad, trabajar de cerca con Gustavo Ayón fue algo muy bonito, te haces parte de su familia y se nota el apreció por parte de él y es algo importante para mí, porque se convierte en un privilegio, más ahora que se retirará del baloncesto”, relata.
Actualmente Miguel Barraza está enfocado en apoyar en la parte de fisioterapia a los atletas del Instituto Municipal del Deporte de Mazatlán. Junto a su hermano, como cuando iniciaron en el deporte, su objetivo es hacer equipo para darle los mejores resultados a quienes confíen en sus talentos y habilidades para poder desarrollar su máximo potencial deportivo.
DATOS
Desde el 2012 comenzó a enfocarse como trainer de la Selección Mexicana de Voleibol.