Una de las celebraciones más reconocidas iniciando el año es el día de los Reyes Magos, una fiesta marcada en México por la rosca y los regalos que a todo el mundo encantan.
Sin embargo, aunque esta tradición es más arraigada al sur de nuestro país, en otros lados como en el norte de México no deja de ser popular, por ello aquí te explicamos más de su historia y su significado.
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Como muchas de las festividades actuales, esta celebración tiene sus orígenes en la biblia, sin embargo, también forma parte de la historia mundial; narra la historia de Melchor, Gaspar y Baltazar, tres hombres que visitarían a un recién nacido Jesús, quien se presumía era el hijo de Dios.
La narración religiosa menciona que cuando el niño Dios nació, estos denominados magos llevaron varios regalos para el recién nacido, siendo cada uno oro, incienso y mirra, haciendo lo que en conjunto es llamado epifanía, es decir, entregando la manifestación de Jesús a los pueblos que no sabían de él.
La creencia dice que, tras entregar los regalos a Jesús, se retiraron siguieron la estrella de Belén, la misma que los hizo llegar al pesebre, por eso se dice que la constelación conformada por tres estrellas alineadas son Melchor, Gaspar y Baltazar, quienes vigilan a los niños y cómo se portan durante todo el año.
Celebración del seis de enero
Según los escritos oficiales, la llegada de los Reyes Magos al pesebre donde nació Jesús no fue durante su nacimiento sino 13 días después, mismo en el que ayudaron a compartir la existencia del niño Dios en el mundo, por esto el Día de Reyes se celebra cada 6 de enero.
Para saber
Como es sabido, es costumbre que el seis de enero los reyes magos llevan regalos a los niños que se han portado bien durante el año, esto se remonta a los regalos que ofrecieron; oro, mirra e incienso. Pero la realidad es que cada uno tiene un significado especial.
En la creencia, el incienso es una ofrenda que solo se le hacía a Dios, lo que significa que llevarle este a Jesús era una señal de su divinidad y su conexión con el “Dios padre”.
La mirra, por otro lado, era una señal de la humanidad de Jesús y de la misión que tendría de vivir y morir como los hombres.
Finalmente, el oro se le daba únicamente a los reyes, acción que aludía a que Jesús era el rey de los Judíos.