Mazatlán, Sin. La mayoría de las personas no tienen miedo a la muerte, tienen pánico a vivir.
Hoy en día con la revolución que estamos experimentando por la amenaza a nuestra integridad con este virus que se ha propagado. Lo que queda claro es que las personas viven en mundos muy cuadrados o siguen día a día las rutinas conocidas. Pasa esto en el mundo y las sacude de su zona de confort, y entonces empiezan los artistas en Internet, las aplicaciones se desbordan, salen los cocineros a la luz con sus recetas caseras, las bailarinas, las actrices, algunos otros dicen volverse locos con el auto encierro por la cuarentena. Entonces lo que queda claro es que debemos trabajar en nuestra capacidad de adaptación, hoy la tenemos más que fácil, para comer no tienes que salir a cazar al animal. Debemos fortalecer nuestra resiliencia, capacidad del ser humano para salir adelante antes situaciones adversas.
Debemos ser pacientes, recordar que nada es para siempre, ni siquiera nosotros.
Y debemos explotar nuestra capacidad intelectual para aprovechar este tiempo que de repente "nos sobra".
Porque primero la excusa era esa, no tengo tiempo por mis múltiples actividades, por mi trabajo, o necesito descansar, es el momento de hacer eso que habíamos postergado toda la vida.
Debemos dejar de tener miedo a vivir, la vida es tan fugaz que cuando te das cuenta ya estás a punto de despedirte del mundo.
A veces nosotros mismos somos nuestros propios enemigos. Hazte tu mejor amigo. Dime si no es cierta la frase de que, "una manera de acabar con tu enemigo es hacerlo tu amigo."
No nos auto saboteemos, al contrario, hay que prepararnos para momentos como estos, donde la vida nos da un sin fin de posibilidades de crecer.
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La realidad es que ya sea un virus, un accidente, un infarto, una enfermedad, una caída, la vejez, un vicio, nos van a quitar la vida. Entonces hay que tener esto claro y no asustarnos por que llega un virus. Todos los días son de riesgo pero también todos los días son la posibilidad de sonreír más, de ayudar a alguien, de obsequiar tu tiempo, de cuidar a alguien y principalmente cuidarte a ti, y no sólo de salud física sino de salud mental y espiritual.
Sencillo, acabamos con el pánico a la vida viviendo, no siendo prisioneros de nuestros temores y miedo. Porque recordemos a veces es más ha esa grande nuestra imaginación, el miedo mental que la misma realidad. Enfrentemos a lo que venga con valentía y amor, esa es la solución.
Aprender a surfear la ola, aprender a nadar, atrévete a saltar de un paracaídas, cuando sea el tiempo indicado, viaja a ese país que anhelas conocer, atrévete a decir que amas a quien amas, aprender a ser feliz en la soledad, aprende a luchar por tus sueños, prepárate para alcanzarlos despierto.
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