A pesar de que el gobierno mexicano está inmerso en el nuevo Acuerdo de Asociación Transpacífica Integral y Progresista (CPTPP, por sus siglas en inglés), como parte del proceso para diversificar los mercados internacionales, durante los últimos 23 años el 80% de las exportaciones mexicanas se han concentrado en Estados Unidos con todo y el acceso preferencial que tienen hoy en día los productos mexicanos en más de 40 países.
Por ejemplo, las ventas al mercado europeo en el año 2000 (cuando entró en vigor el tratado comercial con esa región), representaban el 3.4% del total de las exportaciones y para cierre del 2016 apenas subieron a 5.1%.
Similar situación ocurrió con las exportaciones a Japón: Del año 2005 (fecha cuando entró en operaciones el acuerdo con ese país), al 2016, sólo subieron de 0.68 a 1.0% del total.
Incluso, numerosos cupos de exportación (volúmenes específicos de productos libres de arancel), han quedado desiertos en diversos ejercicios fiscales. Ejemplo de ellos han sido los cupos de exportación de carne de cerdo y jugo de naranja hacia el mercado japonés.
Es decir, mientras que el gobierno mexicano lleva a cabo las gestiones para impulsa el TPP, al tiempo que desarrolla la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el sector productivo del país no aprovecha la extensa red de acuerdos de libre comercio que dispone México.
La era de los TLC´s
Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994, México comenzó formalmente la apertura de su economía. El país se colocaba como socio estratégico de Estados Unidos y Canadá. Con ello, Norteamérica se postulaba como una de las regiones más competitivas del planeta.
En el primer año del acuerdo, las exportaciones mexicanas aumentaron de 51 mil 886 millones de dólares a 60 mil 882 millones (de 1993 a 1994), lo que significó un incremento anual de 17.3%. Tan sólo las ventas al mercado estadounidense crecieron 20.2 en ese lapso y con ello concentraron el 84% de las exportaciones mexicanas. A Canadá solo se destinaron el 2.5%.
Frente dicho panorama, para las autoridades mexicanas (Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, Secofi, en aquél entonces), era claro que el camino a seguir era el libre comercio.
Por ello, en 1995 se firmó el TLC con Colombia y Venezuela (conocido en aquél entonces como el G3), aunque en noviembre la economía venezolana se retiró del acuerdo.
Cuatro años más tarde (en 1999), entraba en vigor el acuerdo con Chile. Sin embargo, a pesar del acceso preferencial que ya gozaban los productos mexicanos en los mercados canadiense, venezolano, colombiano y chileno, las exportaciones a la Unión Americana ya acaparaban el 88.2% del total.
El gobierno mexicano, en aras de promover una diversificación de mercados internacionales y reducir la dependencia con Estados Unidos, agilizó la estrategia de tratados y apuntó hacia dos de los principales mercados del mundo: El europeo y Japón.
Aun así, la estrategia de firmar más acuerdos comerciales siguió adelante y para cierre de 2016 México ya acumuló 11 tratados similares con 46 países: Estados Unidos, Canadá, Colombia, Chile, Israel, Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia y Letonia.
Así como Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, Rumania, Suecia, Reino Unido, Islandia, Liechtenstein, Noruega, Suiza, Uruguay, Japón, Perú, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Acceso preferencial
Hoy en día, los productos mexicanos tienen acceso preferencial a un mercado potencial de mil millones de consumidores en tres continentes del orbe (América, Asia y Europa), y que representan el 60% del PIB mundial.
De esta manera, con datos al 2016, las exportaciones mexicanas sumaron 373 mil 939 millones de dólares, lo que representó un incremento de seis veces el monto reportado en 1994 (cuando entró en vigor el primer TLCAN).
Actualmente el comercio exterior representa el 64% del PIB nacional, de acuerdo al Banco Mundial.
Fernando Ruiz Huarte, director del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE), reconoce que la frontera de más de tres mil 200 kilómetros con Estados Unidos es un incentivo radical para que el sector productivo se haya conformado en concentrar sus exportaciones al mercado estadounidense.
Sin embargo, admite que esa sensible dependencia trae consigo altos peligros, como precisamente, otorgarle una posición política al presidente estadounidense, Donald Trump, para lanzar presiones y amenazas de que retirará a Estados Unidos del TLCAN. Por ello, se pronuncia a favor de diversificar el destino de las exportaciones.
Por su parte, Juan Antonio Barragán, asesor de la firma Intrade Consultoría en Comercio Exterior y Aduanas, considera que la diversificación de exportaciones requiere de una profunda política pública que va desde capacitar a la planta exportadora para incursionar en mercados exigentes, así como identificar clientes específicos en los diferentes países.