/ martes 14 de julio de 2020

En México puedes decir lo que quieras, menos la verdad: Ausencio Cruz

Este comediante es de los que hace reír arriba y abajo del escenario. Su charla no escapa a los problemas por los que todos pasamos


El comediante y actor que se hizo popular en todo México por sus personajes de Margarito y Valente Campillo, ha hecho de todo en los últimos años: desde contender por un puesto de elección popular hasta dedicarse a la siembra de productos orgánicos. En cuanto nos sentamos a charlar, se apresura a decir que en las actuales circunstancias de la pandemia del coronavirus, si tienes salud, eso ya es estar bien.

“Es muy bueno esto de tener, a estas alturas, consciencia con mayor claridad de lo que es la salud. Algo de lo que ya no hacíamos caso. Ojalá y de veras dejemos de consumir alimentos chatarra, refrescos azucarados, dulces y todo ese comercio que le importa más su dinero que el bien estar social. Es uno de los principales problemas a los que el ser humano se enfrenta" enfatiza el cator.

"Parece un reto complicado. La gente lo sabe, pero no lo pone en práctica.

"Lo divertido de todo esto, es que pone en tela de juicio y nos remueve todas nuestras estructuras, y que ahora, como una piedra hay que cincelarlo, pero con buen humor y deseos de hacerlo; hay que hacerlo con consciencia y además con cariño, con comprensión".

-Te notas en paz, contento contigo mismo…

-Estoy muy contento porque están cambiando las cosas. Contento a pesar de, o junto con la claridad y la vivencia de la muerte, que está bien que nos refresque para ver si se nos quita lo sabrositos a los mexicanos, que siempre decimos que la muerte no nos hace nada. Porque esto no afecta sólo a ricos o sólo a pobres; es más bien una cultura, una educación colectiva; como me dijo un gran maestro: “El que no sabe vivir, no sabe morir”, entonces, como no hemos sabido vivir en la sociedad mexicana, no estamos sabiendo morir. La nueva normalidad es más que eso. He estado pensando para mi oficio, ‘¿Qué voy a hacer, qué comedia voy a hacer ahora?’.

"¡Lástima Margarito!" fue la frase que acompañó al personaje en Tienda y Trastienda / Foto: Cuartoscuro

-¿Cómo te encontró esta pandemia y cómo la has sobrellevado?

-Déjame decirte que yo toda mi vida me preparé para esto. Como yo más bien soy un vago, pues estoy en un lugar muy cómodo en mi casa, que tiene un patio grande, con dos árboles a los que con frecuencia abrazo... Hay muchos pájaros, me levanto con el amanecer, sin reloj y sin necesidad de nada, entonces mi ritmo biológico se reacomodó, eso es bien bonito. Tengo no menos de tres mil discos de acetato, entonces me encanta escuchar música, de la que he escuchado toda la vida y también música nueva.

-Estás más contento ahí que en las redes sociales

-La realidad virtual no me es grata, la veo tantitito, me lastima los ojos, me fatiga… Leo mucho. Me gusta estar estudiando; ahora me he dedicado a estudiar sobre las pandemias. De repente sí empiezo a ver los noticieros, y veo a los rabiosos anti-AMLO cómo echan espuma por la boca… Y están los otros, los radicales que están a favor. Yo digo que los radicalismos, cualquiera que estos sean, no son recomendables.

-¿Cómo ves al México del siglo XXI, en comparación del de los años ochenta, cuando eras guionista en el programa ¿Qué nos pasa?

Mosiváis hizo un artículo sobre la comedia que hacíamos los escritores junto con Héctor Suárez y el productor Emilio Larrosa. Hasta donde nos fue posible, pisamos y logramos cosas que eran prohibidas, pero nos quedamos cortos. Si yo hiciera ahora algo equivalente a ¿Qué nos pasa? tal como fue señalado por Monsiváis, hablaría no sólo del efecto, sino de las causas. Por ejemplo: ¿quién hizo a los anarquistas de ahora?

La realidad virtual no me es grata, la veo tantitito, me lastima los ojos, me fatiga. Leo mucho. Me gusta estar estudiando

"Hay constructores de todo esto. El humor lo que hace es revelar, para eso hay que escarbar y describir la realidad, pero no desde un solo ángulo".

-¿Actualmente es posible hacer una comedia que sea crítica?

-Mucho tiempo dejé de hacerlo, la verdad es que me cansé. Dices, “vamos a hacer humor político”, pero ¿para qué o para quién? Yo creo que no es humor político el que hay que hacer. Habría que hacer, en este caso, un humor económico. Es lo que ahora a mí me gustaría mucho, y en eso estoy: en conseguir el buen humor (…) Estoy en la teoría, espero pasar a la práctica pronto y tener un canal.

-¿Qué opinas del standup comedy, tan en boga actualmente?

-Los sajones sí pueden decir la verdad, porque hablan de ellos mismos. En México no, porque en México lo único que no puedes decir es la verdad, puedes decir lo que quieras menos la verdad. Entonces si tú te subes así a decir la verdad, ofendes; en cambio te pintas un bigotito y ya eres un personaje, y puedes decir lo mismo, pero ya estamos jugando, ya te lo aceptan, esa es la diferencia. Eso me lo hizo notar un día Mosiváis. En México, como tienes que reírte de ti mismo, pues suben al escenario a leer todos sus padecimientos, y además con una escasa cultura. El standup en México es el monólogo. Palillo era un standupero, según esa clasificación; yo vi a Héctor Suárez en sus últimos trabajos haciendo standup y era un monólogo extraordinario. Pero ese vulgar tipo de dizque libertad que usan los standuperos te hace pensar: ¿A qué hora le prestamos el micrófono? No, bájate. No insultes. No tienes derecho a ningunear ni a insultar, ¡y no eres comediante, eres un vulgar!

El standup en México es el monólogo. Palillo era un standupero... yo vi a Héctor Suárez haciendo standup y era un monólogo extraordinario

-Hace dos años buscaste una diputación por la Alcaldía Benito Juárez, por qué crees que no ganaste?

-Estaban pagando a cuatro mil pesos el voto. Me enteré después de que perdí por la operación cierre, que es que personas que no viven ahí, hacían como que vivían ahí… Yo iba ganando antes del cierre, y al final me ganaron por siete mil votos. Por ejemplo, 100 mil personas votaron por mí, y por mi adversario, porque ni a rival llega, votaron 100 mil 100. Pero aprendí cosas maravillosas; el trabajo social que hice me gustó muchísimo.

¿Volverías a postularte a un cargo de elección popular?

No, porque yo creo que la sociedad, nosotros, es el ciudadano al que hay que corregir; si no corregimos al ciudadano, no puedes corregir… somos unos ciudadanos muy mal educados. La cultura cívica es la que hay que arreglar, entonces se hace más de este lado, y con quien primero que nada hay que estrechar los lazos y colaborar, es con los ciudadanos.

-¿Cuándo fue la última vez que te llevaron al baile?

Estuve en el Salón los Ángeles... Me llevaron. Hay un programa en Canal 11 que se llama Desde el Salón Los Ángeles, y bailé. Me encanta la música en vivo, y estuve ahí, escuchando y bailando. Entiendo que van tratando de que la sociedad se deje llevar por los miedos de: no bailes, no vayas, no te diviertas, no juegues, porque todo eso es lo más cercano a la libertad, y más ahora con esto de que estás viendo el coronavirus y no te hincas. ¡Puro miedo!

Yo creo que no es humor político el que hay que hacer. Habría que hacer, en este caso, un humor económico



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El comediante y actor que se hizo popular en todo México por sus personajes de Margarito y Valente Campillo, ha hecho de todo en los últimos años: desde contender por un puesto de elección popular hasta dedicarse a la siembra de productos orgánicos. En cuanto nos sentamos a charlar, se apresura a decir que en las actuales circunstancias de la pandemia del coronavirus, si tienes salud, eso ya es estar bien.

“Es muy bueno esto de tener, a estas alturas, consciencia con mayor claridad de lo que es la salud. Algo de lo que ya no hacíamos caso. Ojalá y de veras dejemos de consumir alimentos chatarra, refrescos azucarados, dulces y todo ese comercio que le importa más su dinero que el bien estar social. Es uno de los principales problemas a los que el ser humano se enfrenta" enfatiza el cator.

"Parece un reto complicado. La gente lo sabe, pero no lo pone en práctica.

"Lo divertido de todo esto, es que pone en tela de juicio y nos remueve todas nuestras estructuras, y que ahora, como una piedra hay que cincelarlo, pero con buen humor y deseos de hacerlo; hay que hacerlo con consciencia y además con cariño, con comprensión".

-Te notas en paz, contento contigo mismo…

-Estoy muy contento porque están cambiando las cosas. Contento a pesar de, o junto con la claridad y la vivencia de la muerte, que está bien que nos refresque para ver si se nos quita lo sabrositos a los mexicanos, que siempre decimos que la muerte no nos hace nada. Porque esto no afecta sólo a ricos o sólo a pobres; es más bien una cultura, una educación colectiva; como me dijo un gran maestro: “El que no sabe vivir, no sabe morir”, entonces, como no hemos sabido vivir en la sociedad mexicana, no estamos sabiendo morir. La nueva normalidad es más que eso. He estado pensando para mi oficio, ‘¿Qué voy a hacer, qué comedia voy a hacer ahora?’.

"¡Lástima Margarito!" fue la frase que acompañó al personaje en Tienda y Trastienda / Foto: Cuartoscuro

-¿Cómo te encontró esta pandemia y cómo la has sobrellevado?

-Déjame decirte que yo toda mi vida me preparé para esto. Como yo más bien soy un vago, pues estoy en un lugar muy cómodo en mi casa, que tiene un patio grande, con dos árboles a los que con frecuencia abrazo... Hay muchos pájaros, me levanto con el amanecer, sin reloj y sin necesidad de nada, entonces mi ritmo biológico se reacomodó, eso es bien bonito. Tengo no menos de tres mil discos de acetato, entonces me encanta escuchar música, de la que he escuchado toda la vida y también música nueva.

-Estás más contento ahí que en las redes sociales

-La realidad virtual no me es grata, la veo tantitito, me lastima los ojos, me fatiga… Leo mucho. Me gusta estar estudiando; ahora me he dedicado a estudiar sobre las pandemias. De repente sí empiezo a ver los noticieros, y veo a los rabiosos anti-AMLO cómo echan espuma por la boca… Y están los otros, los radicales que están a favor. Yo digo que los radicalismos, cualquiera que estos sean, no son recomendables.

-¿Cómo ves al México del siglo XXI, en comparación del de los años ochenta, cuando eras guionista en el programa ¿Qué nos pasa?

Mosiváis hizo un artículo sobre la comedia que hacíamos los escritores junto con Héctor Suárez y el productor Emilio Larrosa. Hasta donde nos fue posible, pisamos y logramos cosas que eran prohibidas, pero nos quedamos cortos. Si yo hiciera ahora algo equivalente a ¿Qué nos pasa? tal como fue señalado por Monsiváis, hablaría no sólo del efecto, sino de las causas. Por ejemplo: ¿quién hizo a los anarquistas de ahora?

La realidad virtual no me es grata, la veo tantitito, me lastima los ojos, me fatiga. Leo mucho. Me gusta estar estudiando

"Hay constructores de todo esto. El humor lo que hace es revelar, para eso hay que escarbar y describir la realidad, pero no desde un solo ángulo".

-¿Actualmente es posible hacer una comedia que sea crítica?

-Mucho tiempo dejé de hacerlo, la verdad es que me cansé. Dices, “vamos a hacer humor político”, pero ¿para qué o para quién? Yo creo que no es humor político el que hay que hacer. Habría que hacer, en este caso, un humor económico. Es lo que ahora a mí me gustaría mucho, y en eso estoy: en conseguir el buen humor (…) Estoy en la teoría, espero pasar a la práctica pronto y tener un canal.

-¿Qué opinas del standup comedy, tan en boga actualmente?

-Los sajones sí pueden decir la verdad, porque hablan de ellos mismos. En México no, porque en México lo único que no puedes decir es la verdad, puedes decir lo que quieras menos la verdad. Entonces si tú te subes así a decir la verdad, ofendes; en cambio te pintas un bigotito y ya eres un personaje, y puedes decir lo mismo, pero ya estamos jugando, ya te lo aceptan, esa es la diferencia. Eso me lo hizo notar un día Mosiváis. En México, como tienes que reírte de ti mismo, pues suben al escenario a leer todos sus padecimientos, y además con una escasa cultura. El standup en México es el monólogo. Palillo era un standupero, según esa clasificación; yo vi a Héctor Suárez en sus últimos trabajos haciendo standup y era un monólogo extraordinario. Pero ese vulgar tipo de dizque libertad que usan los standuperos te hace pensar: ¿A qué hora le prestamos el micrófono? No, bájate. No insultes. No tienes derecho a ningunear ni a insultar, ¡y no eres comediante, eres un vulgar!

El standup en México es el monólogo. Palillo era un standupero... yo vi a Héctor Suárez haciendo standup y era un monólogo extraordinario

-Hace dos años buscaste una diputación por la Alcaldía Benito Juárez, por qué crees que no ganaste?

-Estaban pagando a cuatro mil pesos el voto. Me enteré después de que perdí por la operación cierre, que es que personas que no viven ahí, hacían como que vivían ahí… Yo iba ganando antes del cierre, y al final me ganaron por siete mil votos. Por ejemplo, 100 mil personas votaron por mí, y por mi adversario, porque ni a rival llega, votaron 100 mil 100. Pero aprendí cosas maravillosas; el trabajo social que hice me gustó muchísimo.

¿Volverías a postularte a un cargo de elección popular?

No, porque yo creo que la sociedad, nosotros, es el ciudadano al que hay que corregir; si no corregimos al ciudadano, no puedes corregir… somos unos ciudadanos muy mal educados. La cultura cívica es la que hay que arreglar, entonces se hace más de este lado, y con quien primero que nada hay que estrechar los lazos y colaborar, es con los ciudadanos.

-¿Cuándo fue la última vez que te llevaron al baile?

Estuve en el Salón los Ángeles... Me llevaron. Hay un programa en Canal 11 que se llama Desde el Salón Los Ángeles, y bailé. Me encanta la música en vivo, y estuve ahí, escuchando y bailando. Entiendo que van tratando de que la sociedad se deje llevar por los miedos de: no bailes, no vayas, no te diviertas, no juegues, porque todo eso es lo más cercano a la libertad, y más ahora con esto de que estás viendo el coronavirus y no te hincas. ¡Puro miedo!

Yo creo que no es humor político el que hay que hacer. Habría que hacer, en este caso, un humor económico



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