/ viernes 10 de septiembre de 2021

El otro Tom, última película mexicana a presentarse en La Mostra

Los uruguayos Rodrigo Plá y Laura Santullo abren este debate en su película El otro Tom

VENECIA. ¿Se puede catalogar de normal a un niño? ¿Bajo qué premisas? Los uruguayos Rodrigo Plá y Laura Santullo abren este debate en su película El otro Tom, producción mexicana que muestra un íntimo retrato sobre los menores bajo tratamiento psiquiátrico.

La pareja, que concurre con este largometraje en la sección Horizontes del Festival de Venecia, dedicada a las nuevas vanguardias, explica que su película surgió de su propio interés como padres de dos adolescentes en el tema de la infancia y de los problemas de conducta.

"Empezamos a enterarnos que hay muchísimos niños medicados", explica la directora.

Rodada en El Paso, Texas, casi sin actores profesionales, narra la historia de Elena (Julia Chávez), una madre latina y soltera que depende de los servicios sociales, y su hijo Tom (Israel Rodriguez Bertorelli) con problemas de comportamiento etiquetado en la escuela como un niño problemático, a quien tras diagnosticarle un déficit de atención e hiperactividad empiezan a suministrar psicofármacos.

La conducta de Tom cambia de repente, hasta que un extraño episodio, que a punto estuvo de costarle la vida, hace que la madre se cuestione los posibles efectos secundarios de la terapia y decide dejar de dar la medicina a su hijo, lo que inicia una batalla con unos impasibles servicios sociales estadounidenses, que amenazan con arrebatárselo.

La película, explican los cineastas, es fruto de un largo trabajo de investigación sobre las diferentes terapias psiquiátricas en menores en varios países del mundo, incluso en España, donde en un primer momento pensaron rodar.

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Sin embargo decidieron hacerlo en El Paso, retratando así las difíciles condiciones de vida de los inmigrantes latinos.

"Hay una comunidad propia en el sur de Estados Unidos, que es la méxico-americana, que habla 'spanglish', son americanos, pero no del todo, que tampoco son mexicanos pero tiene raíces profundas en México, están un poco en el borde", explica Plá.

Eso, subrayó, contribuía a dar "esa idea de que los personajes no tienen cabida dentro de la sociedad".

Explicó que en la medida que iban investigando, se toparon con informes y estadísticas que demuestran que "los niños latinos tenían un alto índice de medicación psiquiátrica, lo cual nos hace pensar que esa evaluación de la conducta de pronto es limitada, porque no sabemos si hay padres ausentes, si vienen de situaciones difíciles del otro lado".

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El otro Tom, concluye Santullo, " tiene un objetivo claro: Cuestionar la idea de que los niños tengan que ser de un modo u otro y cómo ciertas conductas que no dejan de ser propias de la infancia hoy día son vistas como patologías".

Con esta obra, los cineastas uruguayos afincados en México compiten en el festival que concluirá el próximo sábado y se muestran emocionados de volver a participar este certamen, por el que ya pasaron con La Zona (2007), una película con Maribel Verdú y Daniel Giménez Cacho con la que ganaron el premio a la Mejor Ópera Prima, y con Un monstruo de mil cabezas (2015).

VENECIA. ¿Se puede catalogar de normal a un niño? ¿Bajo qué premisas? Los uruguayos Rodrigo Plá y Laura Santullo abren este debate en su película El otro Tom, producción mexicana que muestra un íntimo retrato sobre los menores bajo tratamiento psiquiátrico.

La pareja, que concurre con este largometraje en la sección Horizontes del Festival de Venecia, dedicada a las nuevas vanguardias, explica que su película surgió de su propio interés como padres de dos adolescentes en el tema de la infancia y de los problemas de conducta.

"Empezamos a enterarnos que hay muchísimos niños medicados", explica la directora.

Rodada en El Paso, Texas, casi sin actores profesionales, narra la historia de Elena (Julia Chávez), una madre latina y soltera que depende de los servicios sociales, y su hijo Tom (Israel Rodriguez Bertorelli) con problemas de comportamiento etiquetado en la escuela como un niño problemático, a quien tras diagnosticarle un déficit de atención e hiperactividad empiezan a suministrar psicofármacos.

La conducta de Tom cambia de repente, hasta que un extraño episodio, que a punto estuvo de costarle la vida, hace que la madre se cuestione los posibles efectos secundarios de la terapia y decide dejar de dar la medicina a su hijo, lo que inicia una batalla con unos impasibles servicios sociales estadounidenses, que amenazan con arrebatárselo.

La película, explican los cineastas, es fruto de un largo trabajo de investigación sobre las diferentes terapias psiquiátricas en menores en varios países del mundo, incluso en España, donde en un primer momento pensaron rodar.

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Sin embargo decidieron hacerlo en El Paso, retratando así las difíciles condiciones de vida de los inmigrantes latinos.

"Hay una comunidad propia en el sur de Estados Unidos, que es la méxico-americana, que habla 'spanglish', son americanos, pero no del todo, que tampoco son mexicanos pero tiene raíces profundas en México, están un poco en el borde", explica Plá.

Eso, subrayó, contribuía a dar "esa idea de que los personajes no tienen cabida dentro de la sociedad".

Explicó que en la medida que iban investigando, se toparon con informes y estadísticas que demuestran que "los niños latinos tenían un alto índice de medicación psiquiátrica, lo cual nos hace pensar que esa evaluación de la conducta de pronto es limitada, porque no sabemos si hay padres ausentes, si vienen de situaciones difíciles del otro lado".

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El otro Tom, concluye Santullo, " tiene un objetivo claro: Cuestionar la idea de que los niños tengan que ser de un modo u otro y cómo ciertas conductas que no dejan de ser propias de la infancia hoy día son vistas como patologías".

Con esta obra, los cineastas uruguayos afincados en México compiten en el festival que concluirá el próximo sábado y se muestran emocionados de volver a participar este certamen, por el que ya pasaron con La Zona (2007), una película con Maribel Verdú y Daniel Giménez Cacho con la que ganaron el premio a la Mejor Ópera Prima, y con Un monstruo de mil cabezas (2015).

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