/ lunes 22 de agosto de 2022

¡Mi mascota es un insecto!

Criar insectos en casa como mascotas puede parecer extraño y extravagante, pero miles de personas en todo el mundo están cambiando sus perros y gatos por mantis religiosas o insectos palo

Las mantis religiosas son uno de los insectos que están ganando popularidad como mascotas domésticas. Se venden cada vez más en ferias y mercados de mascotas y los aficionados o vendedores profesionales las recolectan en la naturaleza y las crían para la comunidad de admiradores y fanáticos de estos insectos, según un estudio.

Y es que no todos los insectos-mascota son pequeños monstruos que reptan. Algunos son elegantes y tienen colores similares a los de una flor. Otros tienen un aspecto divertido, como los personajes de Pokémon, aseguran los autores de la investigación, Roberto Battiston, William di Pietro y Kris Anderson.

El estudio de Battiston, Di Pietro y Anderson se ha enfocado en el mercado y la comunidad de las mantis religiosas y es el primero de estas características, pero existen otros “insectos de compañía” que ganan popularidad, como los insectos palo, que tienen el aspecto de ramitas, hojas o cortezas vegetales.

¿La gente está cambiando sus gatos y pececitos dorados por mantis religiosas?, se pregunta un equipo de investigadores de Italia y Estados Unidos, que ha efectuado una investigación sobre el mercado de los denominados insectos-mascota y sus implicaciones en la conservación de la biodiversidad.

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Pequeñas criaturas elegantes

Algunas de estas criaturas son muy elegantes y tienen una coloración similar a la de una flor, como la Mantis Orquídea (Hymenopus coronatus), destacan.

Añaden que muchos de estos insectos pueden ser tocados, manipulados e incluso ‘abrazados’ de manera segura “mientras te miran con unos grandes y bonitos ojos de gatito”, como en el caso de la Mantis Escudo Gigante (Rhombodera basalis).

Al elegir un insecto como mascota, las personas consideran aspectos tales como la forma, el tamaño, los colores y el comportamiento de estos artrópodos con dos antenas y tres patas, según los investigadores, que publicaron su trabajo en la revista científica Journal of Orthoptera Research.

Subrayan que es probable que las personas que adquieren estos insectos también tengan en cuenta qué tan rara es una determinada especie o qué tan fácil resultará cuidarla.

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La comunidad de las mantis

Comprender cómo está cambiando y evolucionando este mercado, que en su mayor parte todavía no está regulado, puede ser crucial para la conservación de las especies raras y promover la conciencia de su hábitat y del lugar que ocupan en el ecosistema, aseguran.

Una encuesta efectuada por los investigadores, entre casi 200 aficionados, entusiastas y vendedores profesionales que forman parte de lo que la denominada “comunidad de la Mantis religiosa” en veintiocho países, mostró que los objetivos de quienes forman parte de este mercado son predecibles.

Según este estudio, el criador o entusiasta típico de las mantis tiene entre 19 y 30 años de edad, compra una mantis principalmente por curiosidad personal o interés científico, y la mayoría de estas personas están dispuestas a gastar más de 30 dólares estadounidenses (USD) por un espécimen, prefiriendo las especies de aspecto hermoso antes que las especies raras.

La investigación encontró que la mayoría de los compradores podrían describirse como "entusiastas curiosos con poco conocimiento de la dinámica del mercado y de las leyes que hay detrás de dicho mercado. En general, se trata de personas que parecen preocuparse por el bienestar de su mascota".

Aunque los datos recogidos durante la investigación también sugieren que el comercio de mantis religiosas podría no estar siempre en el lado legal, ya que "aproximadamente, una de cada cuatro veces el comprador ha percibido una falta de permisos o de transparencia por parte del vendedor", según apuntan.

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En este sentido, los investigadores consideran que una buena colaboración entre la ciencia y esta creciente comunidad de aficionados a los insectos-mascota, “podría jugar un papel crucial en la conservación de las mantis en la naturaleza”.

“Las mantis y, en general, los insectos, son poco conocidos en términos de biología, distribución geográficas y amenazas que sufren, e incluso todavía existen muchas especies que siguen siendo desconocidas y están esperando ser descubiertas”, precisan.

Estas situaciones representan “un gran límite para la protección y conservación de los insectos, ya que no se puede proteger lo que no se conoce”, recalcan Battiston, Di Pietro y Anderson.


El insecto palo que revivió

Por ejemplo, en la Isla de Lord Howe, una pequeña ínsula en el océano Pacífico, situada en el mar de Tasmania (Australia), se descubrió en la década de 1960, una pequeña cantidad de insectos palo que se creían extinguidos, y que posteriormente fueron criados en cautiverio en el Zoológico de Melbourne, preservando la continuidad de esa especie.

Según estos expertos “los aficionados y entusiastas de los insectos domésticos están produciendo y compartiendo una gran cantidad de observaciones sobre la biología y la ecología de cientos de especies, incluso algunas raras o aún no descritas científicamente”.

Estas observaciones conforman un patrimonio de conocimiento invaluable para la comunidad científica”, según concluyen estos investigadores.

“Fortalecer el diálogo con la “comunidad de las Mantis”, promoviendo un mercado blanco en lugar de un mercado negro, puede ser una ayuda crucial para la conservación de estos insectos, que son partes fundamentales de la diversidad biológica de nuestro planeta, y que en cierta medida están reemplazando a nuestras tradicionales mascotas en casa”, reflexionan.

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Y es que no todos los insectos-mascota son pequeños monstruos que reptan. Algunos son elegantes y tienen colores similares a los de una flor. Otros tienen un aspecto divertido, como los personajes de Pokémon, aseguran los autores de la investigación, Roberto Battiston, William di Pietro y Kris Anderson.

El estudio de Battiston, Di Pietro y Anderson se ha enfocado en el mercado y la comunidad de las mantis religiosas y es el primero de estas características, pero existen otros “insectos de compañía” que ganan popularidad, como los insectos palo, que tienen el aspecto de ramitas, hojas o cortezas vegetales.

¿La gente está cambiando sus gatos y pececitos dorados por mantis religiosas?, se pregunta un equipo de investigadores de Italia y Estados Unidos, que ha efectuado una investigación sobre el mercado de los denominados insectos-mascota y sus implicaciones en la conservación de la biodiversidad.

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Pequeñas criaturas elegantes

Algunas de estas criaturas son muy elegantes y tienen una coloración similar a la de una flor, como la Mantis Orquídea (Hymenopus coronatus), destacan.

Añaden que muchos de estos insectos pueden ser tocados, manipulados e incluso ‘abrazados’ de manera segura “mientras te miran con unos grandes y bonitos ojos de gatito”, como en el caso de la Mantis Escudo Gigante (Rhombodera basalis).

Al elegir un insecto como mascota, las personas consideran aspectos tales como la forma, el tamaño, los colores y el comportamiento de estos artrópodos con dos antenas y tres patas, según los investigadores, que publicaron su trabajo en la revista científica Journal of Orthoptera Research.

Subrayan que es probable que las personas que adquieren estos insectos también tengan en cuenta qué tan rara es una determinada especie o qué tan fácil resultará cuidarla.

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La comunidad de las mantis

Comprender cómo está cambiando y evolucionando este mercado, que en su mayor parte todavía no está regulado, puede ser crucial para la conservación de las especies raras y promover la conciencia de su hábitat y del lugar que ocupan en el ecosistema, aseguran.

Una encuesta efectuada por los investigadores, entre casi 200 aficionados, entusiastas y vendedores profesionales que forman parte de lo que la denominada “comunidad de la Mantis religiosa” en veintiocho países, mostró que los objetivos de quienes forman parte de este mercado son predecibles.

Según este estudio, el criador o entusiasta típico de las mantis tiene entre 19 y 30 años de edad, compra una mantis principalmente por curiosidad personal o interés científico, y la mayoría de estas personas están dispuestas a gastar más de 30 dólares estadounidenses (USD) por un espécimen, prefiriendo las especies de aspecto hermoso antes que las especies raras.

La investigación encontró que la mayoría de los compradores podrían describirse como "entusiastas curiosos con poco conocimiento de la dinámica del mercado y de las leyes que hay detrás de dicho mercado. En general, se trata de personas que parecen preocuparse por el bienestar de su mascota".

Aunque los datos recogidos durante la investigación también sugieren que el comercio de mantis religiosas podría no estar siempre en el lado legal, ya que "aproximadamente, una de cada cuatro veces el comprador ha percibido una falta de permisos o de transparencia por parte del vendedor", según apuntan.

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En este sentido, los investigadores consideran que una buena colaboración entre la ciencia y esta creciente comunidad de aficionados a los insectos-mascota, “podría jugar un papel crucial en la conservación de las mantis en la naturaleza”.

“Las mantis y, en general, los insectos, son poco conocidos en términos de biología, distribución geográficas y amenazas que sufren, e incluso todavía existen muchas especies que siguen siendo desconocidas y están esperando ser descubiertas”, precisan.

Estas situaciones representan “un gran límite para la protección y conservación de los insectos, ya que no se puede proteger lo que no se conoce”, recalcan Battiston, Di Pietro y Anderson.


El insecto palo que revivió

Por ejemplo, en la Isla de Lord Howe, una pequeña ínsula en el océano Pacífico, situada en el mar de Tasmania (Australia), se descubrió en la década de 1960, una pequeña cantidad de insectos palo que se creían extinguidos, y que posteriormente fueron criados en cautiverio en el Zoológico de Melbourne, preservando la continuidad de esa especie.

Según estos expertos “los aficionados y entusiastas de los insectos domésticos están produciendo y compartiendo una gran cantidad de observaciones sobre la biología y la ecología de cientos de especies, incluso algunas raras o aún no descritas científicamente”.

Estas observaciones conforman un patrimonio de conocimiento invaluable para la comunidad científica”, según concluyen estos investigadores.

“Fortalecer el diálogo con la “comunidad de las Mantis”, promoviendo un mercado blanco en lugar de un mercado negro, puede ser una ayuda crucial para la conservación de estos insectos, que son partes fundamentales de la diversidad biológica de nuestro planeta, y que en cierta medida están reemplazando a nuestras tradicionales mascotas en casa”, reflexionan.

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