/ viernes 24 de septiembre de 2021

Tacho Loaiza :Un guitarrista por las nubes

El joven intérprete combina su carrera musical con su trabajo como piloto de aviones en Culiacán

Culiacán, Sin.- Cierto día, "El Tacho" se subió a un avión comercial y pidió permiso para tocar un par de canciones. Se sorprendió hasta él mismo cuando juntó 800 pesos de la cooperación que le dieron los pasajeros. Hasta ese momento, le faltaba tocar en avión, pues había tocado en todo medio de transporte que existe, hasta lanchas de motor fuera de borda.

“Llevaba la guitarra guardada en la cabina y le pregunté a una sobrecargo si podía cantar y pues me dijo “¿cantar?” y yo si a poco no han cantado aquí y me mencionó a Jenni Rivera y artistas que a ella le tocaron que cantaran en los vuelos y le dije ¿entonces no sabes quién soy yo verdad?, y la chica titubeo y me dejó cantar, saque como 800 pesos, pero ya había cantado en camiones, barcos, trenes, me faltaban los aviones”.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza

Oriundo de la localidad de Las Tres Gotas, cerca de la sindicatura de Eldorado, Culiacán, Anastacio Loaiza, mejor conocido como “Tacho”, llegó a la ciudad a los 15 años, para estudiar la preparatoria, teniendo la oportunidad de retroalimentar sus conocimientos básicos del instrumento, que habían sido aportados por su abuelo y su papá.

“Cuando ya llegué aquí pues ya sabía tocar rolas muy básicas y miré gente que tenía más nivel que yo y pues les quería preguntar que si cómo sacaban algunas rolas y pues hice muchos amigos que me ayudaron y ya en la prepa me acoplé con cierto gremio que tocaba y ahí nos ayudábamos a sacar las rolas entre nosotros y así empecé tocar la guitarra”.

Aunque él no tenía al inicio ningún plan trazado con la música, la vida le puso en su camino a un personaje que lo ayudaría a convertirse en uno de los guitarreros urbanos más conocidos de Culiacán.

El músico de Culiacán y de México

Fue cuando estaba en la preparatoria que Tacho conoció a un músico que tocaba en los camiones, que lo invitó a tocar en una ruta, para que dejara su trabajo y se dedicará a hacer música.

“Un día llevaba mi guitarra y él me preguntó que si tocaba, y yo le dije que estaba aprendiendo y me pidió una rola; le gustó y me enseñó otra rola y me preguntó que si trabajaba en el súper y yo le dije que sí; me dijo que me saliera para que me fuera tocar con él a los camiones, porque en un rato podía ganar lo que ganaba en toda la quincena y la verdad si creí que este bato me estaba verbeando”.

Aunque incrédulo, El Tacho se puso de acuerdo con quien lo introduciría a ser el músico de camiones que amenizó a los culichis a inicios del 2000.

“Me puse de acuerdo con él y sacamos mil pesos en un rato y me dijo que esto era una maldición y que a partir de ese momento ya no iba a dejar de tocar en los camiones porque era un vicio y yo pues tenía 15 años, quería ser piloto y un gran artista”.

Sin embargo las palabras del músico fueron una realidad para Tacho, pues en un momento él volvió a los camiones, en una ruta donde nadie lo conocía, comenzando hacer a los pasajeros su público y a los camiones el escenario, llevando todo un itinerario de las múltiples rutas a las que se subiría a tocar en Culiacán.

A partir del 2002, Tacho comenzó a ser todo un personaje y a pesar de que él había comenzado a conocer músicos del gremio y estaba tocando en distintos bares y restaurantes, con diferentes proyectos de diferentes géneros musicales, logrando presentarse en el Festival del Rock Sinaloa en el 2004, y en el 2009 Tacho se fue de músico urbano por distintas partes del país.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza

“Yo conocí a una persona que venía de Torreón a tocar y empecé a convivir con él y me invitó a tocar para allá; empecé a tocar en diferentes ciudades como Guanajuato, Veracruz, Querétaro, Puebla, Oaxaca, Baja California y la verdad ahí es donde me fue mejor”.

En el 2013, Anastacio comenzó a tocar en el 2013 en un bar de trova, junto a Juanito, amenizando al público desde ese año en ese lugar hasta el año 2021.

El Tacho por los cielos

“Yo siempre quise ser piloto, desde morro, entré a la Facultad de Arquitectura y duré dos semestres, me metí a agronomía, pero no la terminé y empecé a ser autodidacta en la aviación y esa fue una carrera paralela que tuve por otro lado y que siempre había intentado hacer desde morro con un tío que era instructor”.

El buen músico de la calle, siempre tuvo como meta principal ser piloto aviador, pero era una carrera que no estaba dentro de sus posibilidades económicas. No obstante, siempre trato de tener relación con el ambiente aeronáutico que a veces lo dejaban subirse a los aviones.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza

“En el 2016 cuando ya hubo factor económico, empecé la carrera gracias a un amigo, porque esa posibilidad ya la había guardado como en un cajoncito y me quería dedicar nada más a la música, la aviación la había visto como algo que había intentado y que no se pudo dar”.

Gracias a la empatía que el dueño de la escuela de aviación tuvo con Tacho y el apoyo de sus padres, fue como él pudo cumplir su sueño de ser piloto.

“Soy piloto privado e instructor certificado por la Agencia Federal de Aviación Civil de pilotos privados y comerciales y sobrecargos y la verdad eso de ser instructor yo no lo esperaba, va para arriba esto ya me estoy preparando para otra certificación”.

Aunque tuvo que reducir el trabajo musical para poder dedicarse más a la aviación, Tacho no ha dejado de sentir la misma pasión por la música, pues aunque tuvo que combinar su trabajo con su profesión, asegura que fue esta quien lo llevó a cumplir su sueño.

“Yo jamás voy a dejar de tocar porque si no hubiera sido por la música no hubiera hecho todo esto que estoy haciendo ahorita, así conocí a grandes personas que me apoyaron en este camino en el que estoy ahorita, inconscientemente me estuve manteniendo en el camino”.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza


TRABAJO

“El Tacho” ha tenido 20 años de música en su vida y ahora mira los resultados que esta ha dejado en él para poder seguir con su faceta de piloto.

PAUSA

Aunque su trabajo como piloto e instructor le demanda tiempo, en ocasiones el Tacho se da tiempo para tomarse una pausa de los escenarios.




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Culiacán, Sin.- Cierto día, "El Tacho" se subió a un avión comercial y pidió permiso para tocar un par de canciones. Se sorprendió hasta él mismo cuando juntó 800 pesos de la cooperación que le dieron los pasajeros. Hasta ese momento, le faltaba tocar en avión, pues había tocado en todo medio de transporte que existe, hasta lanchas de motor fuera de borda.

“Llevaba la guitarra guardada en la cabina y le pregunté a una sobrecargo si podía cantar y pues me dijo “¿cantar?” y yo si a poco no han cantado aquí y me mencionó a Jenni Rivera y artistas que a ella le tocaron que cantaran en los vuelos y le dije ¿entonces no sabes quién soy yo verdad?, y la chica titubeo y me dejó cantar, saque como 800 pesos, pero ya había cantado en camiones, barcos, trenes, me faltaban los aviones”.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza

Oriundo de la localidad de Las Tres Gotas, cerca de la sindicatura de Eldorado, Culiacán, Anastacio Loaiza, mejor conocido como “Tacho”, llegó a la ciudad a los 15 años, para estudiar la preparatoria, teniendo la oportunidad de retroalimentar sus conocimientos básicos del instrumento, que habían sido aportados por su abuelo y su papá.

“Cuando ya llegué aquí pues ya sabía tocar rolas muy básicas y miré gente que tenía más nivel que yo y pues les quería preguntar que si cómo sacaban algunas rolas y pues hice muchos amigos que me ayudaron y ya en la prepa me acoplé con cierto gremio que tocaba y ahí nos ayudábamos a sacar las rolas entre nosotros y así empecé tocar la guitarra”.

Aunque él no tenía al inicio ningún plan trazado con la música, la vida le puso en su camino a un personaje que lo ayudaría a convertirse en uno de los guitarreros urbanos más conocidos de Culiacán.

El músico de Culiacán y de México

Fue cuando estaba en la preparatoria que Tacho conoció a un músico que tocaba en los camiones, que lo invitó a tocar en una ruta, para que dejara su trabajo y se dedicará a hacer música.

“Un día llevaba mi guitarra y él me preguntó que si tocaba, y yo le dije que estaba aprendiendo y me pidió una rola; le gustó y me enseñó otra rola y me preguntó que si trabajaba en el súper y yo le dije que sí; me dijo que me saliera para que me fuera tocar con él a los camiones, porque en un rato podía ganar lo que ganaba en toda la quincena y la verdad si creí que este bato me estaba verbeando”.

Aunque incrédulo, El Tacho se puso de acuerdo con quien lo introduciría a ser el músico de camiones que amenizó a los culichis a inicios del 2000.

“Me puse de acuerdo con él y sacamos mil pesos en un rato y me dijo que esto era una maldición y que a partir de ese momento ya no iba a dejar de tocar en los camiones porque era un vicio y yo pues tenía 15 años, quería ser piloto y un gran artista”.

Sin embargo las palabras del músico fueron una realidad para Tacho, pues en un momento él volvió a los camiones, en una ruta donde nadie lo conocía, comenzando hacer a los pasajeros su público y a los camiones el escenario, llevando todo un itinerario de las múltiples rutas a las que se subiría a tocar en Culiacán.

A partir del 2002, Tacho comenzó a ser todo un personaje y a pesar de que él había comenzado a conocer músicos del gremio y estaba tocando en distintos bares y restaurantes, con diferentes proyectos de diferentes géneros musicales, logrando presentarse en el Festival del Rock Sinaloa en el 2004, y en el 2009 Tacho se fue de músico urbano por distintas partes del país.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza

“Yo conocí a una persona que venía de Torreón a tocar y empecé a convivir con él y me invitó a tocar para allá; empecé a tocar en diferentes ciudades como Guanajuato, Veracruz, Querétaro, Puebla, Oaxaca, Baja California y la verdad ahí es donde me fue mejor”.

En el 2013, Anastacio comenzó a tocar en el 2013 en un bar de trova, junto a Juanito, amenizando al público desde ese año en ese lugar hasta el año 2021.

El Tacho por los cielos

“Yo siempre quise ser piloto, desde morro, entré a la Facultad de Arquitectura y duré dos semestres, me metí a agronomía, pero no la terminé y empecé a ser autodidacta en la aviación y esa fue una carrera paralela que tuve por otro lado y que siempre había intentado hacer desde morro con un tío que era instructor”.

El buen músico de la calle, siempre tuvo como meta principal ser piloto aviador, pero era una carrera que no estaba dentro de sus posibilidades económicas. No obstante, siempre trato de tener relación con el ambiente aeronáutico que a veces lo dejaban subirse a los aviones.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza

“En el 2016 cuando ya hubo factor económico, empecé la carrera gracias a un amigo, porque esa posibilidad ya la había guardado como en un cajoncito y me quería dedicar nada más a la música, la aviación la había visto como algo que había intentado y que no se pudo dar”.

Gracias a la empatía que el dueño de la escuela de aviación tuvo con Tacho y el apoyo de sus padres, fue como él pudo cumplir su sueño de ser piloto.

“Soy piloto privado e instructor certificado por la Agencia Federal de Aviación Civil de pilotos privados y comerciales y sobrecargos y la verdad eso de ser instructor yo no lo esperaba, va para arriba esto ya me estoy preparando para otra certificación”.

Aunque tuvo que reducir el trabajo musical para poder dedicarse más a la aviación, Tacho no ha dejado de sentir la misma pasión por la música, pues aunque tuvo que combinar su trabajo con su profesión, asegura que fue esta quien lo llevó a cumplir su sueño.

“Yo jamás voy a dejar de tocar porque si no hubiera sido por la música no hubiera hecho todo esto que estoy haciendo ahorita, así conocí a grandes personas que me apoyaron en este camino en el que estoy ahorita, inconscientemente me estuve manteniendo en el camino”.

Foto: Cortesía | Tacho Loaiza


TRABAJO

“El Tacho” ha tenido 20 años de música en su vida y ahora mira los resultados que esta ha dejado en él para poder seguir con su faceta de piloto.

PAUSA

Aunque su trabajo como piloto e instructor le demanda tiempo, en ocasiones el Tacho se da tiempo para tomarse una pausa de los escenarios.




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