Mazatlán, Sin.- Ángel, es uno de los 49 mil alumnos de primaria de Mazatlán que se ha tenido que adaptar a las clases en línea, la nueva forma de educación que se generó a raíz de la llegada del Covid-19 a México.
Salimos de vacaciones, nos las adelantaron, pero ya no volvimos, por el coronavirus que hay, ya no vi a mis amigos, tampoco a mis maestros, todo es ahora por WhatsApp o por la televisión”, dice el pequeño que cursa el sexto año en la primaria “José Antonio Sarabia López.
Ángel
Desde el 20 de marzo, Ángel se encuentra en su hogar de tiempo completo. La nueva forma de enseñanza lo sorprendió, al igual que a sus padres, que tuvieron que seguir las indicaciones del programa “Aprende en Casa”, que desde entonces se ha transmitido por Internet, televisión y radio.
Los papás del menor reconocen que sus empleos se han convertido en un obstáculo, para que ellos estén al pendiente de la educación de su hijo, porque, o se van a trabajar, o se quedan apoyándolo con sus clases "en línea".
Hasta la tarde-noche que vuelven a su hogar, es cuando se ponen a repasar lo que el niño vio en las clases, le solucionan sus dudas y le ayudan en lo que le hace falta.
No es que sea cansado, pero se tiene que hacer el esfuerzo, porque sales del trabajo y además de las labores que quedan pendientes en la casa, hay que ver cómo va él en sus estudios.Padres del menor
Además, hay ciertas enseñanzas que ellos ya no recuerdan, lo que hace que se les dificulte un poco la labor.
Luego de las clases por televisión, Ángel recibe las indicaciones del profesor de sexto grado, Ulises, quien a través de un grupo de WhatsApp está al pendiente de que sus 35 alumnos tomen diariamente sus clases.
Es a través de esta aplicación, que cada uno de los padres de familia se da cuenta de otras enseñanzas que reciben sus hijos por parte de su profesor.
José, el papá, asegura que tanto su esposa como él están “agregados” al grupo, ya que cada uno cuenta con un aparato de comunicación, aunque lamentablemente no todos los papás tienen acceso a este tipo de tecnologías.
En el registro de miembros nos damos cuenta que no todos los padres están, a lo mejor porque no saben de su existencia o porque no cuentan con un teléfono o no tienen la aplicación.José
Mediante el WhatsApp, el niño tiene qué hacer otros trabajos de escuela, pues durante los dos meses que ha permanecido en el hogar, al menos ha tenido que sacar cuatro juegos de copias fotostáticas de las llamadas clases en línea.
Está bien todo lo que hace la autoridad educativa para que los niños no pierdan el ciclo escolar que está por terminar, sin embargo, el tener que mandar a copiar los cuadernillos de la clase de la semana, representa un gasto extra para las familias.José
Al menos 50 pesos es lo que se gasta en las copias, cantidad que pueda ser considerada poca, sin embargo, para aquellos padres de familia que se han quedado sin empleo o que han tenido que recortar gastos a consecuencia de la pandemia, significa mucho.
Inicialmente, mencionó, se sacaron un par de “juegos de copias” y en las últimas dos semanas se les entregó otro par, que precisamente corresponden a 14 días de clases.
Para José y Alma, esa forma de enseñar a los niños, a través de las copias de clases, es mejor que el programa de aprendizaje en la televisión, pero no deja de reforzar los conocimientos que adquieren. Después de concluir su jornada laboral, revisan los resultados de las clases en línea de Ángel.
Revisamos las respuestas que el niño dio, y de no ser las correctas le explicamos qué está mal, qué hay que volver a contestar o que vuelva a leer el texto para que entienda, y pueda dar un mejor resultado.Padres del menor
Matemáticas, Español e Historia, comentan, son las clases que normalmente lleva el menor de edad durante el tiempo que ha permanecido en casa, además de las actividades de Educación Artística, que ellos tienen que apoyar y estar presentes al momento de llevarla a cabo.
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A dos meses de que fue a la escuela por última vez, Ángel no sabe el día que terminarán las clases, por lo que continúa recibiéndolas en su casa.
Él se esfuerza, estudia y contesta todo lo que le piden, pero no sabe si eso le servirá para aprobar el ciclo escolar.
Confía en que tendrá buenas calificaciones, igual que cuando estuvo en el aula, para así poder llegar a la secundaria.
El pequeño añora regresar a su escuela, ver a sus compañeros de clases y a su maestro. Cuando eso ocurra, le dará las gracias por la educación que le brindó en los tiempos del Covid-19.
DATOS
49 mil alumnos cursan la primaria en las escuelas de Mazatlán.
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