Mazatlán, Sin.- La mayoría son jóvenes voluntarios, algunos son estudiantes en servicio social, otros están en sus tiempos libres por amor a la camiseta y los menos, como bomberos de base, pero todos con el único motivo y deseo de servir en una de las actividades más peligrosas que existen y que desde niños soñaron: apagar incendios, salvar vidas y ayudar a la población en casos de siniestros y desastres.

Todos los días entrenan, se preparan y capacitan como bomberos o ‘tragahumos’ para estar listos y acudir en el menor tiempo posible ante las emergencias que se puedan presentar en la ciudad, con un tiempo de respuesta de 8 a 10 minutos.

En sus 79 años de servicio ininterrumpido, el Honorable Cuerpo de Bomberos se ha convertido en una escuela que brinda cátedra sobre la vida y el servicio, a cientos de jóvenes que han pasado por sus filas desde su creación.

Primero lo fue en la práctica y desde el 2005, al fundarse la Academia Anual de Bomberos, la instrucción que reciben es técnica, metódica y sistemática, incluyendo además del entrenamiento físico y cursos de primeros auxilios, estrategias y técnicas contra incendios y de rescate en sus diferentes ramas: vehicular, en terrenos con ángulos bajos y verticales, así como la atención de emergencias químicas.

La preparación en la Academia se prolonga por 8 meses. El año pasado iniciaron 34, de los cuales solo 12 se graduaron y 6 ascendieron a bomberos como voluntarios. Para este 2021, ya se tienen la inscripción de 20 aspirantes.

Actualmente el departamento cuenta con 77 bomberos distribuidos en las 4 estaciones ubicadas en la Gabriel Leyva, Insurgentes, Villa Florida y Parque Lineal, la mayoría entre los 18 y 35 años de edad. Alrededor del 35% son estudiantes que ofrecen su servicio social o disponen su tiempo libre para ayudar a otros.

Y aunque la actividad de los bomberos es peligrosa y su adiestramiento fuerte, entre la plantilla de voluntarios, aproximadamente 10 son mujeres que destacan por su labor y disposición atendiendo las emergencias.

Durante el 2020, el Cuerpo de Bomberos de Mazatlán atendió 2 mil 879 emergencias, es decir, 7.8 por día, a pesar del confinamiento social y la emergencia sanitaria por Covid-19.

Entre los percances y accidentes atendidos sobresalen 809 incendios a baldíos, 247 incendios en casa-habitación y 558 respuestas de control animal por la presencia de abejas o víboras, el resto fueron reportes de fuga de gas, incendios a menor escala, derrames, choques, entre otras.

SUMAN 79 AÑOS DE SERVICIO

Saúl Robles, segundo comandante de Bomberos, tiene 23 años de edad, él entró como voluntario a los 17 años, lo trae de familia, ya que su padre y un hermano son bomberos, a él le sigue un sobrino que incursiona como voluntario en Mazatlán.

Él al igual que el primer comandante, Edgard Enrique Peinado Beltrán, quien ingresó desde los 18 años como voluntario, y tiene 20 años de servicio, se formó como bombero en la práctica, como lo hicieron cientos de jóvenes antes que ellos.

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Comenta que la iniciativa de crear un Cuerpo de Bomberos en Mazatlán surgió de la inquietud del doctor Olavo Corona cuando presenció un incendio en marzo de 1941, desde ese momento se dispuso hacer todo lo posible por crear un grupo que ayudara en las emergencias y el 13 de enero de 1942 logró consolidarlo, la sede fue su propio consultorio con domicilio en calle 21 de Marzo, No. 12, en el Centro.

Al tiempo, el departamento se trasladó a Palacio municipal donde operó hasta 1970. Ese año se abrieron las instalaciones de la Gabriel Leyva, que fue el primer recinto de Bomberos.

Hoy, el departamento cuenta con 4 estaciones de bomberos y 77 elementos, de los cuales sólo 28 son asalariados, el resto voluntarios, principalmente estudiantes.

Saúl refiere que sólo se admite aspirantes entre los 18 y 35 años de edad, quienes entran a un proceso de preselección que incluye entrevista, examen psicométrico y de habilidades físicas, una vez en la Academia, el alumno es evaluado y solo el que se gradúa puede ingresar como voluntario.

La proyección de Bomberos es extenderse con dos estaciones más, una hacia Marina-Cerritos y otra en Urías-El Castillo, ya que en esos puntos, el tiempo de respuesta es entre 15 y 16 minutos.

Señala que una de las preocupaciones del Cuerpo de Bomberos es el crecimiento exponencial de la ciudad, con edificios muy altos y edificaciones en las que se usa material muy inflamable, para lo que se requiere de una preparación más a fondo y cuando menos 100 elementos en activo.

CAPACITACIÓN Y ADIESTRAMIENTO

Andrea Villalpando Corrales tiene 6 años de voluntaria, primero hizo su servicio social en Protección Civil a los 16 años por parte del Conalep, donde conoció la labor del bombero, cursó la Academia en el 2015 y dos años después le dieron el ascenso.

Cuenta con 23 años de edad, estudia en la Facultad de Medicina Veterinaria y se da tiempo para fungir como voluntaria en Bomberos.

“Aquí aprendes hacer más humano, ayudas a los demás, y la capacitación que recibes no solo se queda aquí sino que la llevas a tu casa, donde quiera que vayas y trabajas en la prevención”.

Relata que la experiencia más impactante que le ha tocado vivir como voluntaria fue el incendio de una casa de dos pisos en la colonia Juárez, donde fallecieron el papá y un hijo.

Ulises Zurecha entró el 21 de noviembre de 2018, cuando tenía 18 años de edad, haciendo el servicio social por CETMAR, cursó la Academia en 2019 y recientemente fue contratado por pago como bombero.

Él al igual que Andrea recomienda a los jóvenes incursionar como bomberos no sólo por la experiencia que se adquiere, sino también por el aprendizaje que se obtiene.

Cristian Francisco Tirado tiene 36 años de edad, ha vivido dos etapas en Bomberos, la primera entró hace 17 años, cuando tenía 19, estuvo alrededor de 3 años, se salió por cuestiones de estudio y trabajo, pero regresó hace dos años y medio como operador de vehículos de emergencia, con dos años y medio activos. Realizó la academia en el 2019.

Entre sus experiencias recuerda un choque en la carretera libre Mazatlán-Culiacán con personas prensadas, se trataba de una familia, había una mujer y dos menores en el vehículo que fueron rescatadas, una menor murió en el accidente, la mamá al llegar al hospital y la otra niña al siguiente día.

Como bombero operador, Cristian hizo un llamado a todos los conductores que cuando escuchen una serena de ambulancia o bomberos den el paso, ya que un minuto puede ser la diferencia entre salvar una vida o perderla.

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