El Corrido del Caballo Blanco es una de las composiciones emblemáticas de José Alfredo Jiménez, la cual sufría un cambio en su letra que le cambiaba de rumbo al valiente corcel cada vez que era interpretada por la rosarense Lola Beltrán.
La composición de José Alfredo, de acuerdo a diversos artículos de internet, surge de una anécdota o historia del propio compositor e intérprete oriundo de Dolores Hidalgo, Guanajuato, quien a través de esta letra narra una travesía que vivió cuando se dirigía a una presentación a bordo de un automóvil de su propiedad, al cual le llamó “El Caballo Blanco”.
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Desde el inicio de su canción, José Alfredo relata que su Caballo Blanco salió un domingo de Guadalajara y su destino era llegar al norte del país; a lo largo de la canción hace mención de estados, ciudades, regiones y pueblos en los que pasó y los momentos que vivió montado en su “Caballo Blanco”.
"Este es el corrido del Caballo Blanco, que en un día domingo feliz arrancara, iba con la mira de llegar al norte, habiendo salido de Guadalajara", dice el inicio de la melodía.
Uno de esos pueblos que se mencionan en la letra original es Escuinapa, primer municipio de Sinaloa recorriendo de sur a norte y el cual es prácticamente obligatorio pasar al recorrer el vecino estado de Nayarit.
"Su noble jinete le quitó las riendas, le quitó la silla y se fue a puro pelo, cruzó como rayo tierras nayaritas, entre cerros verdes y lo azul del cielo. A paso más lento, llegó hasta Escuinapa y por Culiacán ya se andaba quedando, cuentan que en Los Mochis ya se iba cayendo, que llevaba todo el hocico sangrando”, continúa la melodía.
Lola Beltrán le cambió la letra
Aunque “El Corrido del Caballo Blanco” es recordado y escuchado principalmente en la voz de José Alfredo Jimenez, otros intérpretes de la música ranchera que han puesto en alto este género musical también lo han interpretado, entre ellos la rosarense María Lucila Beltrán Ruiz, mejor conocida como Lola Beltrán.
La cantante era una enamorada de su tierra natal y en sus presentaciones siempre hacía mención de su Rosario querido.
Uno de sus conciertos más recordados fue su primera presentación en el Palacio de Bellas Artes, en el año de 1976, convirtiéndose en la primera mujer intérprete de la música ranchera en llegar a este escenario, en el cual se presentó en más de una decena de ocasiones.
Fue en esta presentación donde Lola Beltrán, al interpretar “El Corrido del Caballo Blanco”, le hizo un cambio a la letra original de la canción, ya que en lugar de mencionar que este llegó a Escuinapa, lo mandó hasta Rosario. Con esto Lola Beltrán buscaba hacer alarde de su municipio, el cual es vecino de Escuinapa.
En Escuinapa le piden “El Caballo Blanco”
El cambio de esta frase no generó impacto alguno en la canción, pero el pueblo escuinapense sí lo tenía en su memoria y no lo podía dejar pasar, según comentó el finado columnista Ramón Eduardo Guevara en su columna "Punto Cardinal", escrita para el diario Noroeste en noviembre del 2015.
En un espacio de su texto, Ramón Guevara relata lo sucedido en una visita que realizó Lola Beltrán al municipio de Escuinapa en un acto de campaña en apoyo a la candidatura a gobernador del priista Francisco Labastida Ochoa.
“Lo recuerdo perfectamente, Lola en el quiosco cantaba melodías mexicanas como nadie lo ha hecho. A Lola en Escuinapa se le quería, y se le quiere, pese a la ‘traición’ que nos jugó al cambiarle la letra al ‘Corrido del Caballo Blanco’ de José Alfredo Jiménez, quien originalmente puso que el brioso corcel (que resultó ser un carro) pasó por Escuinapa. La rosarense no iba a dejar abajo a su Rosario querido y se le hizo fácil cambiar el periplo del potro para que pasara por su tierra”, comentó.
“Los de Escuinapa se la tuvieron guardada. Y cuando por fin Labastida pide a los que estábamos allí qué canción quería que nos complaciera ‘Lola la Grande’ ni tardos ni perezosos demandaron ‘El Caballo Blanco’. Labastida no entendía por qué la enjundia de la petición que era hecha a gritos, sentía que se le iban los colores al escuchar los picosos alaridos de la multitud que buscaba desquite”, recordó.
“Pero Lola por eso era grande. A medida que se acercaba a Escuinapa o a Rosario, la tensión era fuerte, ella salomónica no traicionó a su Rosario querido, ni fue temeraria al mencionarlo, y así, al llegar al verso ‘a paso más lento, llegó hastaaaaaaaa’ alargó tanto el aaaaaaaa, que la gente se alebrestó, pero haciéndonos la señal de cuernos con los dedos, no mencionó ni Rosario ni Escuinapa sino un…’lalalá’ y la rola siguió entre los jipijapas de los de aquí. ¡Era grande la Lola, verdad de Dios!
