/ jueves 8 de octubre de 2020

Asústame: Los fantasmas del panteón San Juan

A partir de las nueve la noche, las almas surgen de entre los pasillos oscuros del cementerio


Culiacán, Sin.- Entre las tumbas polvorientas y viejas del Panteón San Juan, se escuchan los pasos de las almas que salen cuando apenas se esconde la luz del sol, en busca del camino que les dé el eterno descanso al más allá.

La tranquilidad, la paz y el miedo, se respira dentro de este lugar, pues es uno de los panteones más antiguos del estado de Sinaloa, fundado en 1844.

Juan Manuel Leyva, velador desde hace nueve años del panteón San Juan. Foto: Ángela Montoya | El Sol de Sinaloa

En un recorrido nocturno se pudo ver la “presencia” de algunas almas que murieron de “manera tranquila”, según palabras de Juan Manuel Leyva, de 48 años, quien es el velador del Panteón San Juan, ubicado sobre la calle Benito Juárez, en la zona del Mercadito, en Culiacán.

Juan Manuel comenta que a las 9:00 de la noche, se escuchan las risas de unos borrachos que se sientan en la esquina una de las tumbas a beber sus botellas de cervezas hasta el amanecer.

Aquí está un lugar donde se escuchan los borrachos, se escuchan botellas como si estuvieran quebrándose y sus risas.

Velador

Leyva lleva casi 10 años trabajando en este Panteón, obligado por la vida para apoyar a su padre que se encontraba enfermo trabajando también de velador en este mismo lugar. Asegura que es su labor la que le dio el don de ver los espíritus al esconderse el sol.

“Gracias a mi papá aprendí a distinguir lo que es una silueta, una cruz y un Cristo. Yo antes de entrar a trabajar no miraba nada de eso, pero el mismo panteón te da el don para mirar, pero yo no sabía leerlos, ni la mano”.

Foto: Cortesía | La Novia de Culiacán


El cementerio más antiguo y lleno de historia en la ciudad de Culiacán, tiene personajes importantes y ciudadanos como la conocida Lupita, “La Novia de Culiacán”.

El velador cuenta que el aire que se respira en todo el panteón es igual, sin embargo, al llegar a la tumba de La Novia de Culiacán, se respira y se siente diferente como si reflejara la paz de su alma.

Ella sale todos los domingos de 9 a 9:30 y se va caminando hasta Catedral, ya no regresa hasta las 4:00 am.Velador

Señala que La Novia de Culiacán fue enterrada de blanco, y que al salir cualquier otro día de la semana se sienta con una vecina de tumba a platicar mientras se acomoda su velo en una esquina del cementerio hasta las cinco de la mañana.

Puedes leer: Leyendas del Sur: El nahual que robaba niños

Foto: Cortesía | Yamileth Quintana

LA GUARDIANA

José Manuel Leyva expresa al final del recorrido que una niña conocida como “La Guardiana” cuidó a las reporteras porque se enfrentaban a algo desconocido y el miedo invadía sus cuerpos.

La Guardiana es una niña de algunos 10 años, quien falleció luego de ser atropellada hace muchos años. Dice que ella recorre algunas partes del panteón, sin embargo, al ser pequeña se cansa.

Está chiquita, va y viene, me acompaña pero no mucho porque se cansa, pero es muy linda niña.Velador

Aseguró que al presenciar la primera alma, una integrante de esta casa editorial expresó miedo, por ello La Guardiana se acercó a su lado y no se retiró hasta que se sintiera segura.

“Ahorita que se asustó, ella estaba contigo, ella intervino contigo, te calmó y te quito el miedo, cuando ya se tranquilizó, ya se retiró”, dice don José Manuel a las reporteras.

Entre las cruces y Cristos de las tumbas se esconden otras almas, asegura el velador.

Durante el recorrido la estatua de una tumba se movió para seguir las cámaras con las miradas. Leyva desconoce el motivo del por qué lo hace, y tampoco sabe si es alguien o algo.

LA PRIMERA TUMBA

La primera tumba del Panteón San Juan ya no tiene nombre ni fecha, pero Leyva dice que se trata de uno de los españoles que invadió México y quien fue enterrado poco días después de su inauguración.

En su espacio se encuentra una silla de madera que tiene más de 100 años en el mismo lugar. Cuando uno de los visitantes mueve la silla, por las noches esta regresa a su lugar de origen, pues asegura que no debe ser de nadie mas.

De las tumbas más antiguas, hay una persona de nacionalidad china, quien fue enterrado junto a su pareja, dice don José Manuel.

La primera tumba del cementerio, pertenece a un español. Foto: Cortesía | Yamileth Quintana

“En las noches salen a bailar juntos, no todos los días pero ahí los ves bailando”, comentó, aunque a este espíritu le apodó “Chino maldito”, relatando que una vez le pidió una veladora, pero Leyva no contaba con dinero para comprarla.

El chino no me dejaba dormir, hasta me bañó con la manguera de agua, pero ya cuando pude ponerle su veladora me dejó. Ya no tarda en volverme a pedir otra.
Velador

LA VIDA EN UN PANTEÓN

De sombrero, una señora de blanco, una mujer que llora todas las noches, y entre otros personajes que solo quieren saludar y platicar con sus vecinos también fallecidos, son las almas que deambulan en el panteón San Juan.

Ante el abandono y la vida después de la muerte, los difuntos crean su propia familia donde también incluyen a Juan Manuel Leyva, "aquí entras y tu familia ya no está a fuera, tu familia somos nosotros".

Leyva manifiesta que antes de entrar a trabajar al Panteón San Juan, odiaba este trabajo y a partir de que los espíritus que despiertan en la noche le dieron el don de verlos y entenderlos no se hace fuera de él, “Esto es mi vida, yo al principio lo odiaba y ya no me veo sin esto, lo amo”.





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Culiacán, Sin.- Entre las tumbas polvorientas y viejas del Panteón San Juan, se escuchan los pasos de las almas que salen cuando apenas se esconde la luz del sol, en busca del camino que les dé el eterno descanso al más allá.

La tranquilidad, la paz y el miedo, se respira dentro de este lugar, pues es uno de los panteones más antiguos del estado de Sinaloa, fundado en 1844.

Juan Manuel Leyva, velador desde hace nueve años del panteón San Juan. Foto: Ángela Montoya | El Sol de Sinaloa

En un recorrido nocturno se pudo ver la “presencia” de algunas almas que murieron de “manera tranquila”, según palabras de Juan Manuel Leyva, de 48 años, quien es el velador del Panteón San Juan, ubicado sobre la calle Benito Juárez, en la zona del Mercadito, en Culiacán.

Juan Manuel comenta que a las 9:00 de la noche, se escuchan las risas de unos borrachos que se sientan en la esquina una de las tumbas a beber sus botellas de cervezas hasta el amanecer.

Aquí está un lugar donde se escuchan los borrachos, se escuchan botellas como si estuvieran quebrándose y sus risas.

Velador

Leyva lleva casi 10 años trabajando en este Panteón, obligado por la vida para apoyar a su padre que se encontraba enfermo trabajando también de velador en este mismo lugar. Asegura que es su labor la que le dio el don de ver los espíritus al esconderse el sol.

“Gracias a mi papá aprendí a distinguir lo que es una silueta, una cruz y un Cristo. Yo antes de entrar a trabajar no miraba nada de eso, pero el mismo panteón te da el don para mirar, pero yo no sabía leerlos, ni la mano”.

Foto: Cortesía | La Novia de Culiacán


El cementerio más antiguo y lleno de historia en la ciudad de Culiacán, tiene personajes importantes y ciudadanos como la conocida Lupita, “La Novia de Culiacán”.

El velador cuenta que el aire que se respira en todo el panteón es igual, sin embargo, al llegar a la tumba de La Novia de Culiacán, se respira y se siente diferente como si reflejara la paz de su alma.

Ella sale todos los domingos de 9 a 9:30 y se va caminando hasta Catedral, ya no regresa hasta las 4:00 am.Velador

Señala que La Novia de Culiacán fue enterrada de blanco, y que al salir cualquier otro día de la semana se sienta con una vecina de tumba a platicar mientras se acomoda su velo en una esquina del cementerio hasta las cinco de la mañana.

Puedes leer: Leyendas del Sur: El nahual que robaba niños

Foto: Cortesía | Yamileth Quintana

LA GUARDIANA

José Manuel Leyva expresa al final del recorrido que una niña conocida como “La Guardiana” cuidó a las reporteras porque se enfrentaban a algo desconocido y el miedo invadía sus cuerpos.

La Guardiana es una niña de algunos 10 años, quien falleció luego de ser atropellada hace muchos años. Dice que ella recorre algunas partes del panteón, sin embargo, al ser pequeña se cansa.

Está chiquita, va y viene, me acompaña pero no mucho porque se cansa, pero es muy linda niña.Velador

Aseguró que al presenciar la primera alma, una integrante de esta casa editorial expresó miedo, por ello La Guardiana se acercó a su lado y no se retiró hasta que se sintiera segura.

“Ahorita que se asustó, ella estaba contigo, ella intervino contigo, te calmó y te quito el miedo, cuando ya se tranquilizó, ya se retiró”, dice don José Manuel a las reporteras.

Entre las cruces y Cristos de las tumbas se esconden otras almas, asegura el velador.

Durante el recorrido la estatua de una tumba se movió para seguir las cámaras con las miradas. Leyva desconoce el motivo del por qué lo hace, y tampoco sabe si es alguien o algo.

LA PRIMERA TUMBA

La primera tumba del Panteón San Juan ya no tiene nombre ni fecha, pero Leyva dice que se trata de uno de los españoles que invadió México y quien fue enterrado poco días después de su inauguración.

En su espacio se encuentra una silla de madera que tiene más de 100 años en el mismo lugar. Cuando uno de los visitantes mueve la silla, por las noches esta regresa a su lugar de origen, pues asegura que no debe ser de nadie mas.

De las tumbas más antiguas, hay una persona de nacionalidad china, quien fue enterrado junto a su pareja, dice don José Manuel.

La primera tumba del cementerio, pertenece a un español. Foto: Cortesía | Yamileth Quintana

“En las noches salen a bailar juntos, no todos los días pero ahí los ves bailando”, comentó, aunque a este espíritu le apodó “Chino maldito”, relatando que una vez le pidió una veladora, pero Leyva no contaba con dinero para comprarla.

El chino no me dejaba dormir, hasta me bañó con la manguera de agua, pero ya cuando pude ponerle su veladora me dejó. Ya no tarda en volverme a pedir otra.
Velador

LA VIDA EN UN PANTEÓN

De sombrero, una señora de blanco, una mujer que llora todas las noches, y entre otros personajes que solo quieren saludar y platicar con sus vecinos también fallecidos, son las almas que deambulan en el panteón San Juan.

Ante el abandono y la vida después de la muerte, los difuntos crean su propia familia donde también incluyen a Juan Manuel Leyva, "aquí entras y tu familia ya no está a fuera, tu familia somos nosotros".

Leyva manifiesta que antes de entrar a trabajar al Panteón San Juan, odiaba este trabajo y a partir de que los espíritus que despiertan en la noche le dieron el don de verlos y entenderlos no se hace fuera de él, “Esto es mi vida, yo al principio lo odiaba y ya no me veo sin esto, lo amo”.





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