Mazatlán, Sin. - Las inundaciones, el colapso del drenaje pluvial, el desbordamiento de alcantarillas, canales y arroyos que se presentan en Mazatlán desde hace años, y que afecta cada temporada de lluvias a la ciudad, no se debe al cambio climático o al calentamiento global que esté propiciando más lluvias, sino a la mano del hombre; aseguró Hugo Nordahl Valdez, jefe del Servicio Meteorológico de la Comisión Nacional del Agua en el puerto.
Aclaró que los supuestos tornados, trombas, neblinas densas, lluvias en franjas o sectores y granizadas documentadas en las redes sociales, como si se tratara de eventos apocalípticos, no son fenómenos extraordinarios, sino que tienen una explicación natural y son más comunes de lo normal.
Lo mismo pasa con el número de ciclones y huracanes que se presentan cada año y que desde la década de los 50 oscilan entre los 13 y 19 sistemas meteorológicos registrados con nombre. Y pone como ejemplos los años 1959, 1967 y 1978, cuando hubo 15, 17 y 19, respectivamente.
Este año, el pronóstico para la temporada de ciclones tropicales en el Océano Pacífico es similar a la del año pasado, 19 sistemas, de los cuales 8 se prevé sean tormentas, 5 huracanes de las categorías 1 o 2, y 6 huracanes de nivel 3, 4 y 5.
Lo único diferente, señala, es el registro casual de tres sistemas meteorológicos de manera simultánea en el Océano Pacífico, uno de ellos en el 2017 cuando se formó Greg, Irvin y Hillary al mismo tiempo; antes de eso, en el 2014, tres sistemas que no alcanzaron nombre, y el más reciente en este mes, con Erick, Frossie y una zona de inestabilidad que se transformó mar adentro en depresión tropical, y que no representó peligro para las costas mexicanas.
Sin embargo, insiste en que el calentamiento global no es la causa de las inundaciones cada vez que llueve en Mazatlán, ni mucho menos las altas temperaturas o el incremento de ciclones o huracanes; más bien, dijo, es producto de la mano del hombre que ha invadido esteros y lagunas, la acumulación de basura en drenes, así como el deficiente sistema de drenaje pluvial y la falta de escurrimiento de agua en avenidas y calles.
MONITOREO LAS 24 HORAS
Llueva o truene, personal de Conagua trabaja sin fallar en el Servicio Meteorológico las 24 horas de cada uno de los 365 días del año.
Cuando llueve, el observador tiene que salir cada hora para anotar el volumen de agua que cayó, como sucedió el pasado sábado 27 de julio, cuyo registro de las 6:00 a las 11:00 de la mañana fue de 83 milímetros de agua acumulados, de los cuales 75.9 milímetros cayó en una sola hora.
Hugo Nordhal indica que cada milímetro representa un litro de agua en una superficie de un metro cuadrado y que la máxima por hora para el mes de julio es de 84 milímetros, por lo que no se puede hablar de un incremento en las lluvias, ni mucho menos de un aumento en los volúmenes del líquido.
Lo normal en julio es que llueva hasta 506.3 milímetros al mes, 175 milímetros por día o 84 milímetros por hora.
Si hubiera pasado de 84, entonces podríamos decir que esto no es normal, que ha llovido más que en otros años, pero no llegamos a los 84 por hora, el último registro de 84 por hora fue en julio de 1996.
Hugo Nordhal
Refiere que la temperatura es un elemento muy importante para que se dé o no la precipitación, ya que en las nubes puede haber mucha agua, pero si hay mucho calor, esta no se condensa y no baja.
Contrario a lo que se cree, añade, si el calor es muy intenso, hay menos probabilidades de lluvia.
De ahí que los años con menos precipitación pluvial han sido aquellos donde el fenómeno de El Niño –evento climático relacionado con el calentamiento del Pacífico que se registra de manera cíclica entre 3 y 8 años- se ha presentado con más intensidad.
Si la media anual es de 857.35 milímetros de agua, en esos años ha llegado a bajar a 410.1 (en 1987), 370.5 (1994) y 439.3 (2001).
ENTRE MÁS CALOR, MENOS LLUVIA
Para explicar la importancia de la temperatura como condición para que llueva, Hugo Nordahl comenta que el Servicio Meteorológico suelta todos los días un globo con una radiosonda que mide la presión atmosférica, la temperatura y la humedad de la atmósfera para ver las probabilidades de lluvia. Todos los datos se vierten en una gráfica que puede leerse y determinar las condiciones climatológicas del día.
Para que se den las condiciones de lluvia, deben de acercarse los números de temperatura y tiempo de rocío (en la nube), si la temperatura está muy alta y el tiempo de rocío no se acerca, no hay lluvia, es para que el agua se condense, aquí tenemos una temperatura de 9 y el punto de rocío de 1.2, está muy disparada, pero cuando el punto de rocío se acerca a la temperatura es cuando se propicia la lluvia, es el momento en que el agua se condensa, y si está el ambiente muy caliente, el agua no se va a condensar, tiene que estar balanceada para que pueda haber precipitación.
Nordahl
Para una mayor comprensión, pone como ejemplo el vaso de agua con dos hielos, que, al enfriarse, se formarán gotas de agua sobre el recipiente porque las moléculas de agua que están en el aire van a converger hacia el agua fría que está en el vaso y se van a condensar.
“Si tu llenas el vaso con agua caliente no va a pasar nada, tiene que estar frío para que el vapor se condense”. Asimismo, agregó, sucede con las nubes, las moléculas de agua están flotando porque están calientes, y requieren del frío para condensarse, pero si el calor es muy intenso o la capa fría de la nube está altísima, no se condensa.
Si el aire está muy caliente no va a llover, y eso es lo que provoca la canícula, a pesar de que (la gente) diga ‘¡qué calorón, va a llover!’; este año no ha sido caluroso y lo demostramos con la gráfica de la temperatura; está haciendo calor, pero no el de otros años, porque cuando la canícula es intensa y el calor es insoportable no llueve, porque de tanto calor que está haciendo no permite la condensación. Cuando la canícula es moderada o débil se producen lluvias, y la prueba es que está lloviendo.
Nordahl
COLAPSO POR DESORDEN URBANO
El Atlas de Riesgos Naturales del municipio de Mazatlán que data de 2011, y que es el instrumento para diseñar y definir las estrategias y proyectos ante posibles contingencias como las inundaciones por fuertes lluvias, advierte también de los “rellenos antrópicos” o humanos del sistema lagunar de El Infiernillo, Urías y El Sábalo, que conllevan a la degradación y colapso en los subsistemas estuarinos.
“Se ha visto una gran transformación del entorno natural, los procesos que la componen son la construcción de industria pesada, la invasión y crecimiento de asentamientos humanos. Por otro lado, la cercanía al mar hace que en algunos casos muy particulares se puedan presentar tsunamis por efectos sísmicos y/o meteorológicos. Esto sin considerar el punzante cambio climático que aparentemente ha hecho ascender el nivel medio del mar. Estos fenómenos hacen que Mazatlán sea sustancialmente vulnerable”, se lee en el documento.
El problema se agrava, al considerar que la densidad de la población es más alta en colonias ubicadas en la península de la ciudad, al suroeste, y que tienen más riesgo de inundación, con densidades de entre 95 y 148 habitantes por hectárea, y muy altas de 149 a 238.
Se incluyen colonias como: Obrera, Gabriel Leyva, Montuosa, Francisco Solís, Juan Carrasco, Libertad, Lomas de Mar, Campo Bello, Independencia y Estero, así como asentamientos cercanos a las vías de ferrocarril, entre ellas: Villa Galaxia, 20 de Noviembre y Constitución.
De ahí que el Plan de Contingencia señale que en Mazatlán hay 8 mil 600 hectáreas susceptibles de inundaciones, 60 mil habitantes en riesgo de afectación y 289 colonias en riesgo.
PLAN DE PREVENCIÓN Y REACCIÓN
Para Eloy Ruiz Gastélum, coordinador de Protección Civil del municipio, las cifras incluidas en el Atlas de Riesgos Naturales y el Plan de Contingencia de Mazatlán son muy elevadas y no corresponden al diagnóstico que ellos tienen, ya que las zonas inundables y de mayor vulnerabilidad del puerto suman 94 asentamientos que están sobre la cuenca principal del arroyo Jabalines, y que corresponde a familias de escasos recursos; sin embargo, reconoce que también hay sectores urbanos con familias de clase media y alta, que viven en zonas inundables.
Para todos ellos, agregó, hay un plan estratégico de atención en caso de afectación.
Cuando el Servicio Meteorológico de la Comisión Nacional del Agua detecta un sistema en el Pacífico que amenaza las costas de Sinaloa, informa la situación a Protección Civil y esta a su vez al Presidente Municipal, quien convoca al Comité de Protección Civil, integrado por autoridades civiles y militares, cuerpos de socorro y auxilio, para determinar las acciones preventivas.
Ruiz Gastélum comenta que Mazatlán cuenta además con un Sistema de Alerta Temprana, que informa de cualquier eventualidad con 72 horas de anticipación.
Dio a conocer que, en esta temporada de ciclones y huracanes, se tendrán 7 albergues de primera instancia con una capacidad para atender a casi 5 mil personas, de las cuales 6 estarán en la zona urbana y una en la zona rural.
Entre ellas, destaca el Centro de Convenciones de Mazatlán con capacidad para mil damnificados y 3 instalaciones estratégicas de la UAS, que al igual que los demás lugares tendrán una capacidad entre las 260 y 880 personas.
En los operativos participarán elementos del Ejército y la Marina, todas las instancias de los tres niveles de gobierno involucradas con seguridad, protección civil y servicios de socorro.
Eloy Ruiz señala que, si bien la temporada de lluvias inicia en el mes de mayo y termina en noviembre, las estadísticas muestran que el periodo con mayor riesgo y posibilidad de afectación en la zona sur del estado, incluyendo Mazatlán, son los meses de septiembre y octubre.
Pero la recomendación, añadió, es estar atentos y alertas todos los días para cualquier eventualidad.
Es importantísimo que cuando se presenten lluvias, nosotros como familia sepamos qué es lo que tenemos qué hacer, hacia dónde tenemos que dirigirnos si nos encontramos en la calle, que acordemos como familia cuál va a ser nuestro punto de reunión, tomando en cuenta los posibles riesgos y tener una comunicación constante, y si estuviéramos en nuestra casa garantizar la seguridad de nuestro hogar.
Eloy Ruiz
Casos como las lluvias registradas el pasado 25 y 27 de julio, la ciudadanía tiene que tomar medidas preventivas, ya que la primera se dio en tiempos en que la gente disfrutaba de la vida nocturna de Mazatlán, con mucho aforo vehicular, y la segunda, durante la mañana, en hora laboral, cuando unos van a sus trabajos y otros retornan a sus domicilios.
“Son acciones que se tienen que tomar en forma inmediata, acciones que la ciudadanía tiene que estar enterada y aplicar, y eso nos va a facilitar enormemente el trabajo de los cuerpos de rescate y de auxilio de la ciudad”, concluyó.
CIFRAS
94 asentamientos sobre la cuenca principal del arroyo Jabalines es la zona más vulnerable de inundación.
72 horas es el tiempo de anticipación que el Sistema de Alerta Temprana informa ante cualquier eventualidad.
Entre 13 y 19 sistemas meteorológicos con nombre en promedio se registran al año desde los años 50.
Hay colonias inundables que tienen una densidad muy alta de personas, entre 149 y 238 por hectárea.
5,000 personas podrán ser atendidas en los 7 albergues que se dispondrán esta temporada de ciclones.
PLAN DE ACCIÓN DE PC
Esta temporada de ciclones y huracanes, Mazatlán tendrá 7 albergues de primera instancia, con capacidad para 5 mil personas, entre ellas destacan el Centro de Convenciones de Mazatlán y 3 instalaciones de la UAS, el primero con cabida para mil damnificados y el resto, entre 260 y 880 personas.
PLAN DE CONTINGENCIA
8 mil 600 hectáreas susceptibles de inundaciones
60 mil habitantes en riesgo de afectación
289 colonias son inundables
FUENTE: Atlas de Riesgos Naturales del municipio de Mazatlán, 2011.
PRONÓSTICO DE CICLONES EN EL PACÍFICO
19 sistemas meteorológicos:
8 tormentas
5 huracanes categoría 1 o 2
6 huracanes categoría 3, 4 o 5
NOMBRES:
En junio: Alvin, Bárbara y Cosme
En julio: Dalila, Erick y Flossie
Pendientes: Gil, Henriette, Ivo, Juliette, Kiko, Lorena, Mario, Narda, Octave, Priscilla, Raymond, Sonia y Tico.
FUENTE: Conagua, Servicio Meteorológico Nacional.
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