Mazatlán, Sin.- Cientos de barcos "chatarra" que se encuentran sin operar desde hace varios años y atracados en el muelle pesquero del Parque Bonfil representan un peligro para la flota de Mazatlán.
De esa cantidad, por lo menos 20 se encuentran hundidos desde hace algunos años, incluso el pasado 22 de octubre un camaronero se hundió sin conocerse las causas y hasta la fecha no ha sido retirado del muelle pesquero.
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Además de generar una mala imagen, los barcos hundidos afectan las operaciones y maniobras de embarcaciones que carecen de espacios para poder atracar.
Los dueños de empresas pesqueras del puerto pagan a la API alrededor de 70 mil pesos anuales por los espacios destinados para atracar sus embarcaciones, sin embargo, muchos de esos lugares son ocupados por los barcos “chatarra” que cada día sufren deterioros mayores debido a las inclemencias del tiempo y a la salinidad del mar, que con el paso del tiempo se han convertido en un foco de contaminación.
La problemática
El pasado 22 de octubre se hundió un barco camaronero en el muelle del Parque Bonfil y a pesar de los esfuerzos del personal de Capitanía de Puerto, que colocó bombas de agua para tratar de achicar el agua, el barco no pudo mantenerse a flote.
Lo más grave de todo es que hasta hoy no se ha realizado ninguna otra maniobra para retirarlo, pues se trata de un barco abandonado desde hace casi dos años.
De acuerdo con las autoridades de regulación marítima, lo que procede en estos casos es que el dueño debe de contar con una empresa para que sea la encargada de ponerlo a flote.
“En su momento veremos con el dueño del barco, para ver qué situación guarda, porque se ve que ya tiene mucho tiempo abandonado y pues representa un peligro, así como muchos otros que estoy viendo aquí en el muelle, vamos a ver si elaboramos un plan, para tratar de que los barcos que ya no tienen ningún arreglo, ya no son útiles, deshacernos de ellos”, señaló el Capitán de Puerto de Mazatlán, Luis Antonio Barreiro Varela.
Luego de contratar a la empresa para sacarlo, los dueños de esos barcos deben acudir a rendir una declaración y si hay daños ecológicos y ambientales tendrá que revertirlos.
Programa para sacar los barcos
Barreiro Varela aseguró que se está elaborando un programa para que los barcos que ya no van a salir a trabajar puedan ser sacados del muelle y los que sean reparados, puedan entrar en operación lo más rápido posible.
Actualmente se trabaja en la elaboración de un padrón con los armadores y agentes navieros para valorar los barcos que ya no deben de estar ahí y sacar los que están hundidos, porque representan un peligro en la zona.
"Es un trabajo arduo y creo que a principios del año que entra tendremos un proyecto para poder sacar los barcos ‘chatarra’ que ya no son productivos", expresó.
Riesgo latente
El ex presidente de Unión de Armadores del Litoral del Pacífico, Ricardo Michel Luna, recordó que desde hace un año se pidió a las autoridades el retiro de esos buques, pues la gran mayoría no los pueden sacar por falta de recursos o porque tienen problemas legales.
"La mayoría de los barcos hundidos y los que tienen años sin operación tienen problemas legales con los bancos, y otros por falta de dinero, incluso algunos dueños ya murieron o no viven aquí", apuntó.
Por eso desde hace algunos años se pidió a la Administración Portuaria y la Capitanía de Puerto un mecanismo legal para poder sacar esos barcos, porque el problema real que existe en el muelle pesquero son los que están hundidos.
Incluso eso ha generado que no haya espacios para que atraquen las embarcaciones, ya que están todos amontonados. Hay hasta 20 barcos en un cumplido (área del muelle).
“Se necesita mucho dinero para sacarlos, las grúas cobran muy caro por día. Sí urge que los saquen porque otros barcos necesitan espacio y los están aventando", comentó un pescador de la zona.
Hace poco más de un año, en mayo de 2022, se logró sustraer de las aguas de Mazatlán, cerca de 14 embarcaciones, sumadas a 12 que seguían hundidas, esto como parte de un programa por parte de la Capitanía de Puerto.
Dicho programa arrancó desde el 2016, ante la preocupación por los peligros que los restos de los barcos representan para las embarcaciones que siguen navegando en aguas del puerto. Los navíos que fueron sacados del mar se habían hundido al cumplir su vida útil y al estar en malas condiciones.
Barcos hundidos
Según los datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), existen alrededor de 105 barcos hundidos en todo México, de los cuales algunos datan del siglo 16.
Estos barcos, considerados monumentos históricos, están repartidos entre los diferentes océanos de México, siendo los siguientes mares los que más concentran embarcaciones fantasmas.
En el Golfo de México hay 15; en el Caribe Mexicano son 13; en la costa de Campeche se encuentran 6 y en San Francisco de Campeche uno.
Mientras que en la costa de Yucatán se tienen 6, en Veracruz (Parque Nacional y Puerto) son 8; en Quintana Roo hay 42; en Cancún 1 y en Cayo Nuevo, Sonda de Campeche se tienen 13 contabilizados.
La situación
La flota de Mazatlán está conformada por poco menos de 500 barcos pesqueros, la mayoría de ellos tiene una antigüedad de 30 años. El paso de los años ha convertido al muelle mazatleco en un “cementerio marino” por el poco mantenimiento que reciben, mientras que otros fueron abandonados por estar envueltos en litigios o han sido embargados por instituciones bancarias.
Desde 2019 empezó la venta de los barcos camaroneros en todo el país, pero fue en el 2021 cuando el problema se agudizó en Sinaloa; en el caso de Mazatlán, continúa la venta, pero no hay quién los compre.
Los barcos “chatarra” representan un peligro en las temporadas de huracanes, ya que por el viento suelen golpear a otras embarcaciones y dañarla; además, son un riesgo constante debido a que si se suscita un incendio en alguna otra embarcación, el fuego se puede propagar en ellos.
Contaminación
El casco de las embarcaciones tiene diferentes recubrimientos para evitar el deterioro y la oxidación de las mismas. Una de las sustancias aplicadas es la pintura antivegetativa. Este tipo de pintura tiene la función de evitar la acumulación de “conchuela” que puede afectar en el rendimiento del barco.
Como consecuencia de la utilización de químicos para protección y mantenimiento de las embarcaciones, el agua se ve contaminada al paso de los barcos, situación que empeora cuando son atracados por mucho tiempo y sin darles mantenimiento.
Los barcos camaroneros hundidos no pueden reflotar debido a su grave deterioro, pero pueden ser desmantelados y fundir el fierro para ser reciclado, o bien, ser vendido para recuperar los gastos de operación por su extracción del lecho marino.
Alrededor de las embarcaciones hundidos o semihundidos, el agua tiene un aspecto espeso y de color verde, provocado por los químicos con los que están cubiertos los cascos de las embarcaciones, además del diesel y elementos plásticos como el poliuretano que son utilizados para la pesca.