Mazatlán, Sin.- El ciclo escolar 2019-2020 arrancó también para el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), que logra este año mantenerse estable con 176 figuras educativas, que se dividen entre líderes para la educación comunitaria, tutores y asistentes educativos.
Juan Carlos García Salas, coordinador académico del CONAFE en la región sur, señaló que los cincos municipios lograron, en su mayoría, obtener una cobertura del 100% con los voluntarios que decidieron sumarse en esta ocasión, faltando sólo dos líderes para la educación comunitaria en Mazatlán.
Los tenemos organizados por sedes, las cuales son: San Ignacio, Mazatlán, Concordia y la compuesta por El Rosario y Escuinapa. Hasta ahorita en el caso de San Ignacio tenemos 22 figuras docentes, cuatro tutores y un asistente; en el caso de Mazatlán, tenemos 57 líderes para la educación comunitaria (lec), seis capacitadores y tres asistentes educativos; en Concordia hay 17 lec, cuatro capacitadores y un asistente; en el caso de Rosario y Escuinapa, hay 50 lec, nueve capacitadores y dos asistentes
Juan Carlos García Salas
En cuanto a la violencia que suele presentarse en la zona serrana, lugares a donde llegan los líderes para la educación comunitaria, aseguró que al ser reclutados en sus municipios de origen, es común que estos conozcan el contexto social que viven y conocen los riesgos o costumbres de la zona.
Agregó que tienen desde el 2017 sin sufrir la necesidad de retirar un educador de alguna de las sedes, con el fin de salvaguardar su vida, por lo que trabajan comprometidos en llevar la educación a las zonas más marginadas y vulnerables.
CONTEXTO
Un líder para la educación comunitaria se hace acreedor de un apoyo mensual de 3 mil 200 pesos mensuales, cuando cumplen un año de hacer voluntariado y llevar educación a las zonas más recónditas y marginadas del estado, aumenta el monto a 3 mil 600 pesos mensuales.
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En muchas ocasiones los líderes conviven con las comunidades, pues pueden pasar alejados de sus hogares desde una semana hasta dos meses completos, por lo que las mismas personas que viven en esos poblados suelen alimentar y darles refugio en sus hogares.
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