Mazatlán, Sin. Por 20 años, Celina Tirado ha compartido su pasión por el deporte con miles de mazatlecos, ya sea en su gimnasio, al aire libre o ahora a través del internet. El cierre obligado de los espacios para hacer ejercicio a consecuencia del Covid.19 la llevó a reinventar el negocio que en dos décadas le ha dado un gran prestigio en el puerto.
Al igual que otros establecimientos, los gimnasios de todo el país se encuentran al borde de la quiebra, derivado de la situación generada por la pandemia.
Con dos décadas en la actividad, Celina nunca se imaginó que un virus obligaría al país y al mundo a entrar en confinamiento y los llevara a cerrar los centros de entrenamiento físico.
Despertar cada mañana y ejercitar su cuerpo es el desayuno perfecto para ella, sobre todo porque siempre ha tenido claro que fomentar la salud y el deporte es su mejor aportación al mundo.
“Nunca he dejado de dar clases presenciales, después vino la pandemia y nosotros decidimos hacerlo en línea ese seguimiento, sin cortar rutinas y ejercitarnos, que es lo importante, nosotros seguimos con las actividades en línea, tenemos clases por la mañana y en la tarde, siempre lo importante son mis alumnas y su salud, principalmente”.
Lo que están viviendo ella y todos los entrenadores del puerto es muy difícil, tanto económicamente como emocionalmente, por ello espera que muy pronto puedan reabrir los negocios y regresar a las clases presenciales en la nueva normalidad, con todas las medidas sanitarias.
“En este momento no se puede, esto nos afecta a todos, tenemos que apegarnos a los protocolos y estamos esperando que el sector salud nos dé luz verde para poder reabrir con muchas ganas y creemos que ahora la gente se va a cuidar más, va hacer ejercicio, porque esto del coronavirus le afecta más a las personas que tienen problema de salud y que llevan una vida sedentaria y una mala alimentación, ahorita lo que viene es tratar de reflexionar en el cuidado que hacemos de nuestra salud física”.
Cuando tenía 20 de edad, Celina motivada por su hermana Rosy, quien tenía varios años en el fitness, empezó a hacer actividad poco a poco en un gimnasio, específicamente entrenamiento de pesas, que lo combinaba con correr por el Malecón de Mazatlán y después aerobics.
“Me empezó a gustar y empecé a prepararme, tomé el curso básico, que es el que se toma antes de cualquier certificación o taller, tienes que tener las bases y herramientas para impartir una clase bien establecida, como debe ser”.
Luego entró al área del físicoconstructivismo, donde tuvo la oportunidad de competir a nivel municipal, estatal y nacional y al retirarse empezó a competir en los maratones de aerobics, conde obtuvo el primer lugar a nivel municipal y estatal y el treceavo en el nacional.
“Me retiré de las competencias porque son etapas que tienes que cerrar para luego seguir como promotora fitness, haciendo eventos, trayéndolos a Mazatlán, con capacitadores de diferentes marcas”.
Hace 10 años, Celina decidió invertir sus ahorros en su gran pasión y emprendió su propio negocio, Estudio Fitness Celina, para así atender a decenas de personas con programas personalizados a cada necesidad, donde la constancia y disciplina han sido la clave para mantenerse activa por dos décadas.
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A lo largo de su carrera, esta actividad le ha dejado muchas satisfacciones, ya que trata de dar la mejor enseñanza a todas las personas que quieren integrarse, que quieren cuidar su salud, además de que organiza eventos de gran calidad y ha obtenido certificaciones, talleres y máster class, todo con el apoyo de los dueños de los gimnasios.
Destaca que cuando una persona llega a un gimnasio, estudio o academia de baile, los instructores tienen la responsabilidad de atenderlos, orientarlos, asesorarlos, motivarlos y cuidarlos.
“Cuando se integran conmigo, yo soy muy cuidadosa, manejamos clases grupales para cuidarlos y que tengan una calidad de vida sana. Nunca me ha pasado ningún accidente, porque ese es mi enfoque, cuidarlos, atenderlos bien y darles un buen servicio”.
Para la instructora combinar a la mujer deportista y emprendedora no ha sido tan difícil, porque ama su trabajo, sólo es cuestión de organizarse y en su caso es apoyada 100% por su esposo Juan Carlos Félix Rodríguez, quien es entrenador personal e instructor certificado en spinning.
Sabe que cuando reabra su gimnasio las cosas serán distintas, tendrá que adaptar los espacios a la nueva normalidad, pero mientras eso llega, se enfoca en las clases por internet, que son las que la mantienen activa en la pandemia.
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