Cinco décadas en el oficio el restaurantero amigo de los artistas

Su perseverancia y tener una meta clara de lo que quería en la vida llevaron a Don Ángel Cruz a ser un gran emprendedor y promotor de la gastronomía sinaloense

Marimar Toledo | El Sol de Mazatlán

  · sábado 28 de mayo de 2022

Don Ángel Cruz lleva cinco décadas como restaurantero. Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán

Mazatlán, Sin.- El trabajo duro lo ha consolidado como uno de los empresarios más importantes en el ramo gastronómico de Mazatlán; cuando empezó a trabajar en el sector turístico no sabía nada, inició como taquero, luego fue cantinero, mesero; no sabía leer ni escribir y ahora ya tiene su propio negocio que es visitado por los más famosos artistas.

Es don Ángel Cruz, quien a sus casi 80 años de edad y con más de cinco décadas de experiencia, sigue al frente de uno de los restaurantes de mariscos más reconocidos del puerto de Mazatlán, La Costa Marinera, que lo ha catapultado a nivel internacional como el gran empresario mazatleco.

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A los 19 años de edad llegó al puerto procedente de su tierra natal, Santa Catarina, Concordia, con la intención de estudiar para abogado, pero el destino le había preparado otro camino muy diferente.

En su historia de vida relata que su perseverancia y una meta clara lo llevaron a ser alguien en la vida; un emprendedor en serie y un embajador elocuente de la gastronomía sinaloense.


SU FORMACIÓN

Don Ángel llegó a Mazatlán en 1960, con muchas ganas de trabajar. El primer empleo que tuvo fue vendiendo tacos en una carreta en Olas Altas, un año después entró a la Cervecería del Pacífico.

De ahí trabajó como ayudante de cantinero, ayudante de mesero y ya de mesero en los hoteles Belmar y El Dorado, en el restaurante Copa de Leche y en el Shrimp Bucket.

Luego entró a un restaurante con unas personas que eran muy buenas para trabajar, pero que no cuidaban el negocio, pero como sabía que podía aprender de ellos se quedó como mesero y jefe de personal; al tiempo salieron estas personas y habló con el dueño del edificio, José María Hernández, contador de profesión y una gran persona, a quien le dijo que quería ser restaurantero, pero que necesitaba una oportunidad.

"Para ser profesional se necesitan los estudios, el trabajo y quien te brinde la oportunidad y Chema tenía este negocio medio quebrado, por eso le pedí la oportunidad de ser gerente por tres meses y me comprometí a que en una semana le levantaría las ventas al 300%, para que pudiera pagar las deudas que le había dejado los inquilinos", recuerda.

Al llegarse el plazo habló nuevamente con él y le pidió un sueldo mayor, pero no se lo quiso pagar, por lo que se fue sin ningún problema.

“El título que quería ya lo había obtenido, había aprendido del negocio, del personal, sentía que ya podía poner un restaurante”.

Posteriormente se fue a trabajar al desaparecido hotel Camino Real y un año después le hablaron porque estaba disponible el restaurante El Marinero, de Ramón Uzeta, quien lo invitó a trabajar, pero como ya no quería ser empleado, le pidió que le rentara el lugar.

"Ahí empecé en diciembre de 1971, lo hice crecer, tuvimos mucho éxito y después un amigo me invitó a hacer otro restaurante que se llamó Tres Islas, entre los dos lo empezamos, después él siguió un año solo, no pudo y lo volví a agarrar, luego llegaron tres socios y mi hermano. Lo echamos a andar, pagamos lo que debíamos y luego me nombraron gerente general y ellos dejaron de trabajar. Así estuve por varios años, con los dos negocios, hasta que dejé uno. Fue entonces cuando busqué este lugar en donde está La Costa Marinera y se me metió la idea de reconstruirlo. Así empezó el restaurante en el año de 1988, lugar donde sigue 34 años después”.


SATISFECHO DE LO LOGRADO

Con ganas de crecer, cuando comenzó en el sector restaurantero se puso a estudiar en la escuela nocturna del Seguro Social, aprendiendo lo básico, después estudió inglés; pero su mejor escuela ha sido la vida, siempre aplicando su máxima: “dar siempre lo mejor de sí para crecer en los negocios”.

Para él la comunicación es la base para hacer las cosas bien, donde sobresale ofrecer un buen servicio, que los clientes se vayan satisfechos y algo primordial: que los empleados estén contentos, para así crecer todos.

"Para mí era muy difícil el poder salir adelante, sin embargo, Dios me dio sabiduría, humildad, un poco de inteligencia, solo guapo no me hizo (dice entre risas), pero sí me dio y me ha dado mucho".


PROMOTOR DE LA GASTRONOMÍA

En estos años se ha consolidado como un gran promotor turístico y de la gastronomía sinaloense, lo cual lo ha llevado a pisar escenarios nacionales e internacionales, de la mano de artistas como Gonzalo Vega, Verónica Castro, José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”, Antonio Aguilar, entre otros, donde ha puesto en alto el nombre de Mazatlán.

Recuerda que hace muchos años Televisa promocionaba los destinos turísticos y daba la oportunidad de presentarse sin pagar nada, solo llevaban la comida y ahí se preparaba.

Además, hizo un convenio con el empresario radiofónico Pablo Xibillé para que los artistas que vinieran a Mazatlán, él les organizaba las ruedas de prensa y les ponía la comida que quisieran. De esa manera fue que empezó a conocer a los actores y cantantes; con muchos de ellos conserva una bonita amistad.

Recuerda que quien lo llevó a Televisa por primera vez fue José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”, a los programas de “La Movida” y “Mala Noche No”, con Verónica Castro; luego Gonzalo Vega lo llevó a programas con Juan José Origel y Alfredo Adame, ahí mismo en Televisa.


LAS CRISIS DE MAZATLÁN

En medio siglo dentro de la gastronomía, a Don Ángel le ha tocado vivir altas y bajas en la industria, por lo que enumeró tres situaciones difíciles que ha vivido y que han impactado a Mazatlán. La primera es la violencia, que afectó fuertemente a la actividad.

“Cuando los grupos armados empezaron una guerra, mucha gente se fue de la ciudad y los turistas dejaron de venir y se tuvo que despedir a mucho personal”, dice.

“Luego llegó la influenza, que nos trató muy mal, se fueron los cruceros y también los turistas dejaron de visitarnos, le echamos muchas ganas, hasta que salimos adelante”.

Y por último, lo más fuerte que ha vivido, la pandemia del Covid-19.

“Con el Covid-19 nos fue de la patada, de 89 empleados, tuve que despedir y liquidar a 39 de ellos, que tenían entre 5, 15 y 20 años de antigüedad. Fue muy complicado pero gracias a Dios estamos saliendo adelante. Ya las cosas van mejor en el estado y en la ciudad”.

Con mucho ánimo y energía, Don Ángel Cruz Tirado no se cansa de trabajar, aunque ya ha logrado mucho en la vida, sigue firme en el gremio restaurantero. Próximo a cumplir 80 años, es un ejemplo de que a cualquier edad se pueden hacer las cosas.

Hoy en día tiene la mira puesta en abrir un nuevo restaurante, ahora estilo campirano, por los rumbos de Villa Unión y El Roble, donde hasta una plaza de toros se contempla edificar.

"Estoy haciendo dos salones de eventos, dos comedores, una plaza de toros, una carretera para paseo y quiero formar una escuela de charrería para niños, hasta ahí vamos ahorita con ese proyecto".


DATOS

1960 fue el año en que Don Ángel llegó a Mazatlán.

34 años lleva con su restaurante la Costa Marinera.

TRABAJO

En casi 80 años de vida ha sido taquero, trabajador de la Cervecería del Pacífico, ayudante de cantinero y mesero.

RECONOCIDO

La Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, Delegación Mazatlán, le otorgó un reconocimiento especial a Don Ángel Cruz Tirado por 50 años de trayectoria restaurantera.