/ domingo 2 de junio de 2019

Cincuenta años de traer vidas al mundo

Su trabajo le da la satisfacción de atender partos en casa, con buenas experiencias para las mamás

Mazatlán, Sin. El hacer referencia a una “partera” en el municipio de Escuinapa, es sinónimo de Sabina Morales Salas, quien se convirtió en la abuela de cientos de lugareños, luego de haberse dedicado durante cerca de 50 años a dar la bienvenida al mundo a los bebés que nacían en este municipio.

Doña Sabina, quien actualmente tiene 73 años de vida, relató que el trabajo de “partera” lo inició prácticamente a los 20 años de edad, pues realizaba esta labor en el Hospital del municipio, donde servía de ayudante a los doctores que en esos años trabajaban.

“Yo a la edad de 20 años inicié a sacar partos en el hospital, porque ahí trabajaba, en el hospital, como era enfermera y antes tenía que ir uno a hablarle a los doctores a sus casas para que vinieran cuando había un paciente, y si no podía a traer a (Luis) Topete, Rufino (Prado), Neto (Ernesto Rivera) o al que fuera, para cuando ellos venían, yo ya los había sacado (a los bebés) y a veces ya los tenía hasta cambiados, y de ahí fui agarrando y me fue gustando, fue como inicié”.

Tras haberse retirado del Hospital y haber vivido en La Paz (Baja California) y Culiacán donde siguió realizando esta labor durante 20 años, regresó a Escuinapa donde le fue instalado en su casa una “posada de nacimiento”, para atender partos, los cuales, asegura, no tiene la cuenta de cuántos casos ha atendido, pero dice que sí son centenares.

“Cuando ya me vine a Escuinapa, el mismo hospital me puso una posada de nacimientos aquí en mi casa, para que yo siguiera trabajando; el Doctor (Gerardo) Millán trabajó conmigo tres años, yo todas las noches andaba con mi velicito en las casas, sacando niños, y él me ayudaba para aprender, porque a pesar de que era doctor no sabía atender partos; yo tengo 46 años sacando bebés; no sabía decir cuántos niños me tocó sacar, porque en veces aquí yo tenía lleno los cuatro cuartos, ahorita se aliviaba una y ya estaba la otra mala, y se aliviaba y seguían llegando”.

Comentó que la principal satisfacción que tiene en esta labor, que calificó como bonita, y nos comenta: “Durante todo el tiempo que estuve trabajando nunca me pasó nada, que se me haya muerto una persona (mamá), un niño; hubo como seis niños que me tocó sacarlos ya muertos, pero porque así venían ya del vientre de la madre, pero no que se me hayan muerto a mi”.

Uno de los recuerdos más gratos que tiene en su labor de cerca de cinco décadas, asegura que es haber atendido dos partos de trillizos, los cuales, señala, ambos fueron culminados con éxito.

Externó que hace aproximadamente dos años se vio en la necesidad de dejar de atender partos, ya que en uno de los últimos que atendió sufrió una lesión en uno de sus brazos, lo cual ya no le permitió tener la condición física para poder realizar el trabajo al cien por ciento.


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“Ahorita lo que hago es sobar embarazos, cuando los niños vienen mal acomodados las mujeres vienen a que les sobe la panza para acomodarlos; también a esas mujeres que no pueden embazarse las atiendo y las sobo y les doy sus remedios, con tan sólo tentarles la matriz les digo si van a poder embarazarse o no, y cuando sí, que tienen años intentándolo, no tardan ni tres meses en salir embarazadas”.

Por otra parte, comenta que este trabajo, el cual asegura es un don que Dios le brindó, desafortunadamente no tendrá seguimiento en su familia, ya que de sus hijos, de los cuales una es mujer, no aprendió de ella.

“Mi hija se desmaya si mira un parto, hay veces que una nuera me ayuda, pero pues no creo que vaya a seguir haciendo el trabajo”.

Para finalizar, doña Sabina reconoció que en la actualidad los partos naturales cada vez han ido aminorando e incrementándose las cirugías de cesárea, lo cual, asegura, se da mayormente por evitarse alguna dificultad por parte de los doctores.

“Las cesáreas es porque no quieren batallar, si ven que el niño viene mal acomodado o se mira que el parto se va dificultar un poco, para pronto dicen va a ser cesárea, ya no quieren batallar los doctores y antes no, aquí las tenía uno checándolas y viendo cómo iba el trabajo de parto, y cuando ya estaban listas pues a sacarla, porque cuando llegaban ya las revisaba a las mujeres y ya decía, para tales horas se alivia, y así era”.

Cabe destacar que doña Sabina comentó que aún existen mujeres que gustan de aliviarse con “parteras”, y éstas son principalmente provenientes de las comunidades del municipio.





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Mazatlán, Sin. El hacer referencia a una “partera” en el municipio de Escuinapa, es sinónimo de Sabina Morales Salas, quien se convirtió en la abuela de cientos de lugareños, luego de haberse dedicado durante cerca de 50 años a dar la bienvenida al mundo a los bebés que nacían en este municipio.

Doña Sabina, quien actualmente tiene 73 años de vida, relató que el trabajo de “partera” lo inició prácticamente a los 20 años de edad, pues realizaba esta labor en el Hospital del municipio, donde servía de ayudante a los doctores que en esos años trabajaban.

“Yo a la edad de 20 años inicié a sacar partos en el hospital, porque ahí trabajaba, en el hospital, como era enfermera y antes tenía que ir uno a hablarle a los doctores a sus casas para que vinieran cuando había un paciente, y si no podía a traer a (Luis) Topete, Rufino (Prado), Neto (Ernesto Rivera) o al que fuera, para cuando ellos venían, yo ya los había sacado (a los bebés) y a veces ya los tenía hasta cambiados, y de ahí fui agarrando y me fue gustando, fue como inicié”.

Tras haberse retirado del Hospital y haber vivido en La Paz (Baja California) y Culiacán donde siguió realizando esta labor durante 20 años, regresó a Escuinapa donde le fue instalado en su casa una “posada de nacimiento”, para atender partos, los cuales, asegura, no tiene la cuenta de cuántos casos ha atendido, pero dice que sí son centenares.

“Cuando ya me vine a Escuinapa, el mismo hospital me puso una posada de nacimientos aquí en mi casa, para que yo siguiera trabajando; el Doctor (Gerardo) Millán trabajó conmigo tres años, yo todas las noches andaba con mi velicito en las casas, sacando niños, y él me ayudaba para aprender, porque a pesar de que era doctor no sabía atender partos; yo tengo 46 años sacando bebés; no sabía decir cuántos niños me tocó sacar, porque en veces aquí yo tenía lleno los cuatro cuartos, ahorita se aliviaba una y ya estaba la otra mala, y se aliviaba y seguían llegando”.

Comentó que la principal satisfacción que tiene en esta labor, que calificó como bonita, y nos comenta: “Durante todo el tiempo que estuve trabajando nunca me pasó nada, que se me haya muerto una persona (mamá), un niño; hubo como seis niños que me tocó sacarlos ya muertos, pero porque así venían ya del vientre de la madre, pero no que se me hayan muerto a mi”.

Uno de los recuerdos más gratos que tiene en su labor de cerca de cinco décadas, asegura que es haber atendido dos partos de trillizos, los cuales, señala, ambos fueron culminados con éxito.

Externó que hace aproximadamente dos años se vio en la necesidad de dejar de atender partos, ya que en uno de los últimos que atendió sufrió una lesión en uno de sus brazos, lo cual ya no le permitió tener la condición física para poder realizar el trabajo al cien por ciento.


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“Ahorita lo que hago es sobar embarazos, cuando los niños vienen mal acomodados las mujeres vienen a que les sobe la panza para acomodarlos; también a esas mujeres que no pueden embazarse las atiendo y las sobo y les doy sus remedios, con tan sólo tentarles la matriz les digo si van a poder embarazarse o no, y cuando sí, que tienen años intentándolo, no tardan ni tres meses en salir embarazadas”.

Por otra parte, comenta que este trabajo, el cual asegura es un don que Dios le brindó, desafortunadamente no tendrá seguimiento en su familia, ya que de sus hijos, de los cuales una es mujer, no aprendió de ella.

“Mi hija se desmaya si mira un parto, hay veces que una nuera me ayuda, pero pues no creo que vaya a seguir haciendo el trabajo”.

Para finalizar, doña Sabina reconoció que en la actualidad los partos naturales cada vez han ido aminorando e incrementándose las cirugías de cesárea, lo cual, asegura, se da mayormente por evitarse alguna dificultad por parte de los doctores.

“Las cesáreas es porque no quieren batallar, si ven que el niño viene mal acomodado o se mira que el parto se va dificultar un poco, para pronto dicen va a ser cesárea, ya no quieren batallar los doctores y antes no, aquí las tenía uno checándolas y viendo cómo iba el trabajo de parto, y cuando ya estaban listas pues a sacarla, porque cuando llegaban ya las revisaba a las mujeres y ya decía, para tales horas se alivia, y así era”.

Cabe destacar que doña Sabina comentó que aún existen mujeres que gustan de aliviarse con “parteras”, y éstas son principalmente provenientes de las comunidades del municipio.





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