/ lunes 1 de julio de 2024

Colectivos de personas trans ayudan con sus shows en Mazatlán a sectores vulnerables

Las ‘Muchachitas de Barrio’ convierten las calles del puerto en su escenario para ayudar a los más necesitados

Mazatlán, Sin.- Por allá en el año 2000 en Mazatlán nació un colectivo ciudadano que, como muchos, realiza labor altruista con los más necesitados, pero que como pocos está conformado por miembros de la comunidad LGBTQ+.

Mujeres transexuales, travestis, transgénero y drags empezaron a donar su tiempo, su talento y hasta su trabajo, pues varias de ellas vivían de hacer shows en centros nocturnos para convertir las calles en su escenario, de ahí su nombre: "Muchachitas de Barrio".

Puedes leer: 5 millones de personas LGBTI+ viven en México, revela INEGI en el Día del Orgullo

Durante estos años han apoyado a personas con cáncer, con Sida, familias en extrema pobreza o que lo han perdido todo en un incendio.

‘Benetones’

Permanecer por más de dos décadas se dice fácil, pero el camino ha sido difícil, sobre todo el inicio, ya que el mayor reto es el pertenecer a un grupo de minoría sexual y hacerle frente a la discriminación.

Las “Muchachitas de Barrio” empezaron a hacer shows de beneficencia, a los que después llamaron "Benetones", inspirados en la famosa organización que año con año recauda fondos y que se trámite en la televisión.

Caracterizadas de alguna artista prestan su show de manera gratuita en kermeses, taquizas o eventos con causa con la finalidad de que resulte más atractivo y el beneficiario pueda recaudar un poco más de fondos.

En sus inicios había mucho rechazo, cuando iban a las colonias les hacían burlas, les tiraban piedras, cuetes y hasta agua caliente les echaban.

"En los barrios no éramos bien vistos en aquella época, en los noventa-dos mil todavía no estaba visibilizada la transexualidad, todavía estaba ese tabú, incluso dentro de la misma comunidad", contó Thalía Fedorova, mujer travesi fundadora de este colectivo.

El reto de ser empáticos no era nada más hacia el exterior, también en el interior, sensibilizar a las mismas chicas de la comunidad para que regalaran su trabajo fue una faena.

“Muchachitas de Barrio” ha llevado su show por todo Mazatlán. Foto: Fausto McConegly / El Sol de Mazatlán

"Cuando yo les decía 'plebes, va a haber un show de beneficencia’, ellas ya sabían que no había pago, que iban a donar su trabajo y para sensibilizar a la comunidad trans, para que fueran empáticas estuvo cañón, decirle a fulana 'tú que trabajas en el "business" hoy le vas a hacer a la Jenni Rivera, pero hoy no te van a pagar’, es duro para ellas porque de eso viven", agregó.

Algunas otras se desempeñan en diferentes oficios o profesiones, y pese al cansancio de la jornada laboral, acuden también a los “Benetones” a donar su tiempo, sacrificando incluso a la familia para ir a apoyar.

"Siempre le digo a las chicas, 'métete en el papel, es una actuación, la gente te quiere ver contenta, la gente no quiere ver problemas, la gente contrata la actuación, un personaje. Para eso conduce el payaso o nosotros somos las que conducimos y vamos anunciando, con la magia de la transformación, todos los shows".

Su lema es "Hacer el bien sin mirar a quién", cuando ha habido necesidad, como en los tiempos de pandemia, también se dieron a la tarea de juntar despensa, medicamentos y ropa.

"Ahora ya nos buscan, ya somos muy famosas, por este colectivo han pasado muchísimas chicas, algunas ya no están aquí, muchas que ya murieron, que emigraron a otras ciudades, pero sembraron una semilla".

“Muchachitas de Barrio” ha llevado su show por todo Mazatlán, también a los municipios vecinos de Rosario, Escuinapa y hasta la capital del estado.

Mujeres trans. Foto: Fausto McConegly / El Sol de Mazatlán

Vivir un rol para ser aceptados

A Thalia siempre le ha gustado ayudar a los demás, su primera acción social se remonta a 1996 cuando tenía apenas 15 años, motivada por una necesidad al no contar con los recursos económicos cuando su hermano era estudiante del Grupo Pargos, una escuela para alumnos con discapacidad, no tenían útiles escolares para hacer sus actividades, entonces pidió ayuda a sus compañeros de clase con algunos donativos.

Aunque en ese entonces ya tenía definida su orientación sexual, Thalía no podía expresarlo libremente, empezó a usar este nombre a los 22 años, cuando incursionó en el mundo de los shows.

Su nombre de nacimiento es Gustavo Chequer, y para poder ser aceptado y obtener espacios tenía que vivir este rol, así evitaba "la carrilla" de sus compañeros en la preparatoria y después en la universidad, pues cursó la Licenciatura de Turismo en la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde fue un estudiante muy activo con participación en el Consejo Universitario.

"Los mismos maestros nos discriminaban, decían "preguntarle a los joti…, maestros, catedráticos de la universidad estaban discriminando en el 2002", contó.

Foto: Fausto McConegly / El Sol de Mazatlán

Al concluir sus estudios se topó con la realidad, no había oportunidades laborales para los recién egresados, fue empleado en algunos establecimientos hasta que su comunidad lo invitó a participar en los shows y fue así como inició, imitando a la cantante Thalía, a quien le debe su nombre.

Hoy día tiene 43 años y se desempeña en el sector turístico vendiendo paseos en la agencia de viajes Pronatur, donde también le ha tocado enfrentar hostigamiento por su orientación, y aunque tiene el apoyo de su jefa, en su lugar de trabajo prefiere ser Gustavo y no Thalía.

Thalía

  • Edad: 43 años
  • Grado académico: Licenciada en Turismo y trabaja en una agencia de viajes
  • A los 15 años inició con las acciones sociales
  • A los 22 años se caracterizó por primera vez como mujer
  • En 2006 ganó el concurso del Carnaval de Mazatlán LGBT
  • También es coreógrafa
  • Ha vivido en Mazatlán y Ciudad de México

Mazatlán, Sin.- Por allá en el año 2000 en Mazatlán nació un colectivo ciudadano que, como muchos, realiza labor altruista con los más necesitados, pero que como pocos está conformado por miembros de la comunidad LGBTQ+.

Mujeres transexuales, travestis, transgénero y drags empezaron a donar su tiempo, su talento y hasta su trabajo, pues varias de ellas vivían de hacer shows en centros nocturnos para convertir las calles en su escenario, de ahí su nombre: "Muchachitas de Barrio".

Puedes leer: 5 millones de personas LGBTI+ viven en México, revela INEGI en el Día del Orgullo

Durante estos años han apoyado a personas con cáncer, con Sida, familias en extrema pobreza o que lo han perdido todo en un incendio.

‘Benetones’

Permanecer por más de dos décadas se dice fácil, pero el camino ha sido difícil, sobre todo el inicio, ya que el mayor reto es el pertenecer a un grupo de minoría sexual y hacerle frente a la discriminación.

Las “Muchachitas de Barrio” empezaron a hacer shows de beneficencia, a los que después llamaron "Benetones", inspirados en la famosa organización que año con año recauda fondos y que se trámite en la televisión.

Caracterizadas de alguna artista prestan su show de manera gratuita en kermeses, taquizas o eventos con causa con la finalidad de que resulte más atractivo y el beneficiario pueda recaudar un poco más de fondos.

En sus inicios había mucho rechazo, cuando iban a las colonias les hacían burlas, les tiraban piedras, cuetes y hasta agua caliente les echaban.

"En los barrios no éramos bien vistos en aquella época, en los noventa-dos mil todavía no estaba visibilizada la transexualidad, todavía estaba ese tabú, incluso dentro de la misma comunidad", contó Thalía Fedorova, mujer travesi fundadora de este colectivo.

El reto de ser empáticos no era nada más hacia el exterior, también en el interior, sensibilizar a las mismas chicas de la comunidad para que regalaran su trabajo fue una faena.

“Muchachitas de Barrio” ha llevado su show por todo Mazatlán. Foto: Fausto McConegly / El Sol de Mazatlán

"Cuando yo les decía 'plebes, va a haber un show de beneficencia’, ellas ya sabían que no había pago, que iban a donar su trabajo y para sensibilizar a la comunidad trans, para que fueran empáticas estuvo cañón, decirle a fulana 'tú que trabajas en el "business" hoy le vas a hacer a la Jenni Rivera, pero hoy no te van a pagar’, es duro para ellas porque de eso viven", agregó.

Algunas otras se desempeñan en diferentes oficios o profesiones, y pese al cansancio de la jornada laboral, acuden también a los “Benetones” a donar su tiempo, sacrificando incluso a la familia para ir a apoyar.

"Siempre le digo a las chicas, 'métete en el papel, es una actuación, la gente te quiere ver contenta, la gente no quiere ver problemas, la gente contrata la actuación, un personaje. Para eso conduce el payaso o nosotros somos las que conducimos y vamos anunciando, con la magia de la transformación, todos los shows".

Su lema es "Hacer el bien sin mirar a quién", cuando ha habido necesidad, como en los tiempos de pandemia, también se dieron a la tarea de juntar despensa, medicamentos y ropa.

"Ahora ya nos buscan, ya somos muy famosas, por este colectivo han pasado muchísimas chicas, algunas ya no están aquí, muchas que ya murieron, que emigraron a otras ciudades, pero sembraron una semilla".

“Muchachitas de Barrio” ha llevado su show por todo Mazatlán, también a los municipios vecinos de Rosario, Escuinapa y hasta la capital del estado.

Mujeres trans. Foto: Fausto McConegly / El Sol de Mazatlán

Vivir un rol para ser aceptados

A Thalia siempre le ha gustado ayudar a los demás, su primera acción social se remonta a 1996 cuando tenía apenas 15 años, motivada por una necesidad al no contar con los recursos económicos cuando su hermano era estudiante del Grupo Pargos, una escuela para alumnos con discapacidad, no tenían útiles escolares para hacer sus actividades, entonces pidió ayuda a sus compañeros de clase con algunos donativos.

Aunque en ese entonces ya tenía definida su orientación sexual, Thalía no podía expresarlo libremente, empezó a usar este nombre a los 22 años, cuando incursionó en el mundo de los shows.

Su nombre de nacimiento es Gustavo Chequer, y para poder ser aceptado y obtener espacios tenía que vivir este rol, así evitaba "la carrilla" de sus compañeros en la preparatoria y después en la universidad, pues cursó la Licenciatura de Turismo en la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde fue un estudiante muy activo con participación en el Consejo Universitario.

"Los mismos maestros nos discriminaban, decían "preguntarle a los joti…, maestros, catedráticos de la universidad estaban discriminando en el 2002", contó.

Foto: Fausto McConegly / El Sol de Mazatlán

Al concluir sus estudios se topó con la realidad, no había oportunidades laborales para los recién egresados, fue empleado en algunos establecimientos hasta que su comunidad lo invitó a participar en los shows y fue así como inició, imitando a la cantante Thalía, a quien le debe su nombre.

Hoy día tiene 43 años y se desempeña en el sector turístico vendiendo paseos en la agencia de viajes Pronatur, donde también le ha tocado enfrentar hostigamiento por su orientación, y aunque tiene el apoyo de su jefa, en su lugar de trabajo prefiere ser Gustavo y no Thalía.

Thalía

  • Edad: 43 años
  • Grado académico: Licenciada en Turismo y trabaja en una agencia de viajes
  • A los 15 años inició con las acciones sociales
  • A los 22 años se caracterizó por primera vez como mujer
  • En 2006 ganó el concurso del Carnaval de Mazatlán LGBT
  • También es coreógrafa
  • Ha vivido en Mazatlán y Ciudad de México

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