Mazatlán, Sin.- Un día después del ataque armado que dejó un muerto y un herido en un gimnasio del fraccionamiento Villas del Estero, en Mazatlán, el miedo se ha apoderado de comerciantes y vecinos de la zona.
El hecho ocurrió el lunes 11 de noviembre, alrededor de las 8 de la noche, cuando dos hombres fueron baleados dentro de las instalaciones del gimnasio. Uno de ellos falleció en el lugar, mientras que el otro resultó herido y fue trasladado a recibir atención médica.
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En la avenida Insurgentes, donde se encuentran diversos comercios, el impacto es palpable: varios locales permanecieron cerrados, mientras que aquellos que decidieron abrir lo hicieron con cautela.
La encargada de una tienda de abarrotes expresó que, aunque no se trató de un ataque contra los negocios, la violencia no respeta lugares ni circunstancias.
"Algunos negocios no querían abrir por el mismo miedo, pero otros sí abrimos, porque en sí fue un ataque directo, no vinieron sobre nadie más. Solo es cuestión de tener cuidado, porque no respetan negocios; si se metieron dentro de un gimnasio, con más razón atacan por aquí", comentó.
La poca actividad refleja una creciente desconfianza y temor a que otros hechos violentos puedan ocurrir en la zona.
"Sí hay gente, sí pasan para hacer sus actividades, pero se ve cabizbajo el lugar. No se ve mucha gente caminando, la mayoría prefiere ir en carro o en camión", mencionó Job, quien por trabajo se ve obligado a pasar a diario por el lugar.
Los vecinos de Villas del Estero también han cambiado sus rutinas. Muchos ahora evitan salir de sus hogares, y solo lo hacen para lo esencial, como trabajo o compras.
"Con lo que pasó, menos queremos salir a la calle. De ahora en adelante, solo para lo que se ocupe, como trabajo, escuela, comprar mandado, pero hasta ahí", expresó un vecino de la calle Caimanes.
El miedo también se extiende a los padres de familia de la zona, sobre todo aquellos que tienen hijos en una escuela cercana al lugar del ataque.
Este martes, algunos padres decidieron llevar a sus hijos hasta la puerta del plantel, manifestando su preocupación por la seguridad.
"De regreso pediré permiso en el trabajo para venir por él, no puede ser posible que estas situaciones pasen cerca de la escuela. Prefiero traer a mi hijo yo misma y regresar en el carro también", señaló una madre de familia.
Por su parte, el gimnasio donde ocurrió el ataque mantuvo sus puertas cerradas este martes 12 de noviembre, aunque se reportó que abriría en su horario habitual al día siguiente.