Comparte Luis Alberto el sazón de la región

Desde hace 10 años, Luis Alberto Lizárraga vende por toda la ciudad productos elaborados con recetas originarias de los poblados de El Quemado, Puerta de Canoas, Mesillas y El Verde

Juan Carlos Ramírez │ El Sol De Mazatlán

  · sábado 29 de febrero de 2020

Empezó vendiendo requesón y queso en una cubeta, ahora ofrece una gran variedad de productos. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol De Mazatlán

Mazatlán, Sin. - Luis Alberto Lizárraga Castillo tiene 47 años de edad, hace más de 10 años trabajaba de parrillero y cocinero en restaurantes de la Zona Dorada, pero en una temporada de “piojillo” se quedó sin empleo y sin dinero para sostener a su familia, por lo que la necesidad lo llevó a las ventas de productos regionales, primero lo hizo con requesón y queso que ofrecía por las calles, poco a poco ganó clientes e incrementó la gama de su mercancía, varios de ellos importados o con recetas tradicionales de El Quemado, Puerta de Canoas, Mesillas y El Verde.

Guadalupe Hernández vende en su bicicleta las verduras que su familia cosecha en La Cruz de Elota. Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

Actualmente, tiene una gama de 8 a 10 productos que se elaboran con la mejor calidad, con base en recetas de antaño, por proveedores con más de 30 años de experiencia, mismos que transporta en una bicicleta a la que llama “tráiler”, acondicionada con 2 jabas grandes de plástico y cartones donde acomoda la mercancía.

De Puerta de Canoas le llegan los jamoncillos; de El Quemado, las empanadas de calabaza; de Mesillas, los coricos y las frutitas; también se surte de empanadas de cajeta, leche, piña, besitos de nuez y gorditas, hechos por Yoli, originaria de El Verde; Anabella le provee los tamales de costilla, res deshebrado y pollo; Fernando, los tamales de elote, rajas, filadelfia y piña, mientras que el queso y el requesón, se hace en Mazatlán, pero con leche traída de rancho.


Son proveedores de antaño, con muchos años de experiencia, y saben lo que hacen y lo hacen muy bien, por eso la gente los consume, les gusta el sazón regional, son preparados con el corazón, de la mejor calidad, con ingredientes naturales, de rancho

Luis Alberto Lizárraga Castillo


Comenta que tiene muchos clientes de Mazatlán, pero también le consumen turistas que vienen de Canadá, Estados Unidos y Panamá, así como procedentes de otras ciudades del país, entre ellos Tijuana.

Entre los productos que más gustan a la gente, se encuentran las empanadas de cajeta, ya que el relleno es preparado con receta propia de la proveedora, con un toque muy especial; le siguen los tamales de elote, fabricados con puro maíz, y las empanadas de calabaza, hechas por don Juan de la comunidad de El Quemado.

Al día vende entre 100 y 200 piezas, algunos negocios como Tacos Figueroa y Capeados Carmelita le permiten el acceso para ofrecer sus productos, su ruta incluye empresas, clínicas, colegios y planteles educativos que recorre de lunes a viernes.

Lizárraga Castillo tiene planes de extenderse a otros mercados, pero primero necesita ampliar la capacidad de su “tráiler”, el cual está dispuesto a cambiarlo por un motocarro, esto le permitiría aumentar el número de clientes y proveedores, así como ampliar la gama de los productos que vende.

Luis Alberto espera extender su mercado con la adquisición de un motocarro. Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol De Mazatlán


Seguí el ejemplo de mi padre

Luis Alberto Lizárraga Castillo


Alberto es originario de Mazatlán, vive en la colonia Sánchez Celis de esta ciudad, está casado con María Luz Solís Alvarado, tiene 4 hijos: Juan Carlos de 33 años, Daniel de 30, Sayuri de 26 y Kenia de 17, quienes le han dado por descendencia hasta hoy 9 nietos.

Él asegura que fue la necesidad la que lo llevó a salir a vender a las calles, primero con una cubeta que llenaba de queso y requesón, ya que se quedó sin empleo y no pudo encontrar trabajo en un mes, así que hizo lo de su padre, Reginaldo Lizárraga, quien tiene 35 años vendiendo ese producto con el mismo proveedor, a pesar de sus 67 años de edad.


Seguí el ejemplo de mi padre, me quedé sin trabajo y me decidí a salir a vender como mi papá, la necesidad nos movió a vender, sacar adelante a la familia, como al mes se dieron las cosas, se me vino a la mente, hay que dedicarnos a las ventas, así como mi padre empezó, yo también

Luis Alberto Lizárraga Castillo


Mientras que su padre mantiene una ruta que incluye las colonias Sánchez Celis, Independencia y la Juárez, él recorre las avenidas Rafael Buelna, Ejército Mexicano, Insurgentes y La Marina.

Sin embargo, a diferencia de su padre, Luis Alberto decidió agregar otros productos a la venta para tener más variedad y obtener mejores ingresos, sin dejar de lado la calidad de la mercancía y la buena atención al cliente.

Comenta que sin buscar mucho, la misma gente lo ha recomendado y le ha facilitado los contactos para dar con los proveedores.


Siempre procuramos que todos los proveedores manejen la mejor calidad para ofrecérsela al cliente y que el cliente quede contento, que su paladar quede satisfecho con lo que consume, y es lo que procuro con cada uno de mis proveedores, que manejan la mejor calidad

Luis Alberto Lizárraga Castillo


Refiere que uno de sus clientes fue quien le platicó y le dio el teléfono de la señora Marisela, quien prepara coricos y frutitas traídos de Mesillas, Concordia, con quien trabaja desde hace más de un año.

De igual forma sucedió con otros proveedores, como don Juan, quien es originario de El Quemado y es muy famoso por sus empanadas de calabaza; Fernando le trae los jamoncillos que le llegan de Puerta de Canoas, y Yoli, de El Verde, hace las empanadas de cajeta, leche y piña, besitos de nuez y gorditas, con recetas originales de su pueblo.

El ingrediente adicional de todos estos productos, es una atención excelente al cliente, siempre con una sonrisa en el trato para dejar una buena impresión, aunque al final no consuma, asegura.


Perseverar y tener fe

Luis Alberto Lizárraga Castillo


En el comercio, no todo es miel sobre hojuelas, hay momentos difíciles y rachas malas, señala Luis Alberto Lizárraga, quien aconseja a quienes piensa incursionar en las ventas a ser perseverantes, tener fe y no perder la esperanza.


Lo primero es que se animen y dejen toda vergüenza, que no se desesperen, a veces hay personas difíciles pero hay que comprenderlas, que le den una oportunidad al mercado y a las ventas, cuando tú lo haces de corazón y alegría, todo empieza a fluir, un punto muy importante es no desesperarse, hay que confiar en Dios hasta el último momento

Luis Alberto Lizárraga Castillo


Comenta que las cosas no se dan de la noche a la mañana, por lo que se debe de perseverar, pidiéndole a Dios que abra las puertas para sacar adelante a la familia, como lo hizo él, después de quedarse sin empleo.

A 10 años de distancia, Luis Alberto espera en poco extender su negocio y su mercado, por lo que planea comprar a corto o mediano plazo un motocarro y ampliar el número de proveedores.


Empezamos hace 10 años con las ventas, Dios nos fue dando de poco a más, iniciamos con una cubeta de requesón y ahora tenemos el ‘tráiler’ y una gama de producto para satisfacer todos los gustos, queremos ensanchar el vehículo para poder abarcar un poquito más de mercado, podría ser un motocarro, tenemos fe en que el Señor nos dará los dividendos
Luis Alberto Lizárraga Castillo


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Variedad

Luis Alberto Lizárraga empezó en el mundo de las ventas con una cubeta de requesón y quesos, ahora ofrece en su “tráiler” una gama de productos elaborados con recetas regionales.

Textual


En las ventas, cuando tú lo haces de corazón y alegría, todo empieza a fluir, un punto muy importante es no desesperarse, hay que confiar en Dios hasta el último momento

Luis Alberto Lizárraga Castillo

Foto: Juan Carlos Ramírez │ El Sol De Mazatlán



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