/ lunes 18 de septiembre de 2023

Construcciones en costa mazatleca provocan erosión de playas

Los muros, apilamientos de rocas muy cerca de la rompiente del oleaje y escolleras cortan el ciclo natural de la renovación de playas, lo que provoca la pérdida de arenales a lo largo de la línea costera de Mazatlán

Las playas arenosas de Mazatlán son el principal atractivo del destino y han favorecido la explotación turística del puerto acompañada del desarrollo de infraestructura hotelera y restaurantera; sin embargo, aunque son ecosistemas muy resistentes, al mismo tiempo resultan muy frágiles, sobre todo ante la intervención humana.

En los últimos años la construcción de restaurantes, hoteles, muros, apilamientos de rocas, espigones o escolleras, ha interferido en la deriva litoral de la arena, lo que ha provocado erosión y la desaparición de tramos de playa.

Puedes leer: Por no contar con escrituras, colonias de Mazatlán se quedan sin obra y servicios públicos

Beneficios de las playas

Las playas son depósitos de sedimentos en las costas, pueden ser desde arena (son las más comunes), grava o lodo, según el oleaje y la configuración de la línea de costa. Se forman de manera progresiva, las olas del mar y el viento arrastran el sedimento y lo van depositando a la orilla creando un relieve.

Sirven como un amortiguador natural de energía entre el océano y la tierra firme, cuando se destruyen o se remueve estos amortiguadores naturales se deja a la costa, y a las propias construcciones que ahí se levantan, expuestas a los efectos erosivos de las olas.

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


“Son muy dinámicas pero hasta cierto punto predecibles, porque se comportan estacionalmente. Son muy frágiles ante la intervención humana, si se interrumpe ese movimiento natural entonces ahí viene un desbalance y sufre de erosión; la playa se puede perder completamente", alertó el oceanólogo Ramón Peraza Vizcarra.

Erosión les resta calidad

La arena de las playas se mueve constantemente a lo largo de la costa, en verano se va hacia el norte, ya que predomina el oleaje fuerte del sur, mientras en invierno el oleaje proviene del norte y la arena se mueve hacia el sur. Esto se puede apreciar muy bien en la playa de Olas Altas.

Hay dos tipos de oleaje: oleaje de tormenta, como su nombre lo indica está asociado a la formación de tormentas en regiones cercanas y el oleaje swell, que es el regular.

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


Cuando ocurre el primero las playas se erosionan, es decir, la arena se va al mar dejando al descubierto un área rocosa que es más bien arena consolidada, y cuando el fenómeno meteorológico cesa, esa arena vuelve otra vez y se recuperan las playas. Es un ciclo de renovación de las playas.

Periódicamente en los meses de agosto y septiembre de manera regional el nivel del mar es más alto que el resto del año y el oleaje es más intenso por efecto de las tormentas ciclónicas que hay en estos meses, por ende la erosión es más mayor. Se puede observar actualmente en Playa Norte, en el área de palapas.

"Son procesos lentos en el sentido de que una tormenta muy fuerte puede desaparecer una playa, pero al pasar los días y los meses, al estabilizarse el sistema de ola, se vuelve a recuperar esa playa, obviamente si no hay ninguna intervención que pueda impedir que los procesos naturales se den", detalló el investigador.

Aunque es un fenómeno natural la construcción de muros y otras obras civiles puede llegar a agravar la erosión de las playas.

Construcciones y restaurantes

Para entender aún más el fenómeno de la erosión es preciso diferenciar entre la Zona Federal Marítimo Terrestre, que es la franja de 20 metros de ancho desde la marea más alta hasta tierra firme transitable y contigua a las playas, y la playa, que es la parte de tierra que por efecto de la marea cubre y descubre el agua.

Con el paso de los años se ha concesionado la zona Federal Marítimo Terrestre, para la renta de servicios turísticos, la edificación de centros de hospedaje y restaurantes en varias modalidades, pero ya hay construcciones que están prácticamente dentro de la playa y la plataforma donde están asentadas actúan como una especie de pared.

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


Interrumpir el flujo natural del sedimento que forman las playas por estructuras u obras de protección costera puede romper el equilibrio estacional con consecuencias que pueden llegar a ser desastrosas. Inferir con los procesos naturales convierten el área costera en una zona vulnerable, sobre todo ante un evento atmosférico.

"Llega la ola, choca y arrastra la arena de manera más fácil, se magnifica el fenómeno con las construcciones, ya que al chocar empieza a lavar de forma más rápida. Las playas son lugares muy dinámicos donde no debe haber ninguna construcción pero existen", explicó.

Sería muy drástico decir que Mazatlán puede perder sus playas de un momento a otro, aclaró Peraza Vizcarra, pero lo que sí es una realidad es que su calidad está disminuyendo; muchos tramos han perdido estabilidad y presentan pozos o acumulación de rocas.

Por otra parte, las grandes construcciones que están invadiendo estos lugares tendrán problemas de daños cuando haya un ciclón o un oleaje ciclónico, pues además algunas de estas edificaciones están sobre sistemas que eran lagunas.

"Por ejemplo, en la parte de Cerritos tumbaron unas dunas muy grandes, esas dunas son protectores naturales de la playa, en un ciclón, en una tormenta muy fuerte, llegan a la duna, la erosionan, la arena se va al mar, pero después se vuelve a recuperar, ese es un sistema de bermas de tormenta que se formaron hace mucho tiempo atrás. En vez de dejar las bermas como protectores naturales lo primero que hacen es quitarlas, nivelarlas, para hacer construcciones, lo cual es un error", dijo.

"Estamos en una región muy privilegiada con sus playas arenosas, desafortunadamente no se ha respetado los mecanismos naturales, se ha invadido las playas y ahí están los resultados de que se está perdiendo mucha calidad las playas, las están haciendo más estrechas y hay partes donde ya no hay playa".

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


Corredores de amortiguamiento

No hay que cerrarse, reconoce el especialista, ya que este tipo de construcciones son fuentes de empleo, pero lo que falta es orientación a la hora de construir y la aplicación de políticas agresivas para la preservación y conservación de las playas.

Además de la interacción humana en estos ecosistemas, el pronóstico del cambio climático apunta a que el nivel del mar va a subir, aunque todavía, al menos en esta región, no está demostrado que el nivel esté subiendo.

"La solución más simple es respetar la reglamentación vigente, pero ese es el problema, existe un organismo que es la Profepa, ellos son los que de acuerdo a la ley están encargados de proteger el ambiente con sus mismas leyes, que aunque son leyes anacrónicas porque desde hace mucho tiempo se hicieron y las condiciones del país y de las zonas costeras son totalmente diferente, de todos modos son reglamentos que sirven pero desafortunadamente no siempre se cumplen o se cumplen menos", apuntó.

Todavía existen muchas áreas desde Cerritos hasta Mármol y en la Isla de la Piedra que están vírgenes, ahí todavía se puede aplicar la legislación de una manera drástica y no permitir construcciones ni en la Zofemat ni en las playas.

"Debe haber una modificación a la reglamentación para que se implementen zonas de amortiguamiento, después de la Zona Federal Marítimo Terrestre dejar un corredor sin construir para amortiguar las tormentas que probablemente sean cada vez más fuertes", consideró.

En lo que es la mancha urbana, Malecón, Zona Dorada y Cerritos, este tipo de espacios de amortiguamiento ya no son posibles, pues ya todo está saturado con construcciones.

Sobre Peraza Vizcarra

  • El oceanólogo Ramón Peraza Vizcarra, fue maestro fundador de la Facultad de Ciencias del Mar de la UAS y docente en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
  • En el 2013 publicó el libro "Problemas de conservación y manejo de playas arenosas en costas tropicales: playas de Mazatlán y costas del sur de Sinaloa".

Las playas arenosas de Mazatlán son el principal atractivo del destino y han favorecido la explotación turística del puerto acompañada del desarrollo de infraestructura hotelera y restaurantera; sin embargo, aunque son ecosistemas muy resistentes, al mismo tiempo resultan muy frágiles, sobre todo ante la intervención humana.

En los últimos años la construcción de restaurantes, hoteles, muros, apilamientos de rocas, espigones o escolleras, ha interferido en la deriva litoral de la arena, lo que ha provocado erosión y la desaparición de tramos de playa.

Puedes leer: Por no contar con escrituras, colonias de Mazatlán se quedan sin obra y servicios públicos

Beneficios de las playas

Las playas son depósitos de sedimentos en las costas, pueden ser desde arena (son las más comunes), grava o lodo, según el oleaje y la configuración de la línea de costa. Se forman de manera progresiva, las olas del mar y el viento arrastran el sedimento y lo van depositando a la orilla creando un relieve.

Sirven como un amortiguador natural de energía entre el océano y la tierra firme, cuando se destruyen o se remueve estos amortiguadores naturales se deja a la costa, y a las propias construcciones que ahí se levantan, expuestas a los efectos erosivos de las olas.

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


“Son muy dinámicas pero hasta cierto punto predecibles, porque se comportan estacionalmente. Son muy frágiles ante la intervención humana, si se interrumpe ese movimiento natural entonces ahí viene un desbalance y sufre de erosión; la playa se puede perder completamente", alertó el oceanólogo Ramón Peraza Vizcarra.

Erosión les resta calidad

La arena de las playas se mueve constantemente a lo largo de la costa, en verano se va hacia el norte, ya que predomina el oleaje fuerte del sur, mientras en invierno el oleaje proviene del norte y la arena se mueve hacia el sur. Esto se puede apreciar muy bien en la playa de Olas Altas.

Hay dos tipos de oleaje: oleaje de tormenta, como su nombre lo indica está asociado a la formación de tormentas en regiones cercanas y el oleaje swell, que es el regular.

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


Cuando ocurre el primero las playas se erosionan, es decir, la arena se va al mar dejando al descubierto un área rocosa que es más bien arena consolidada, y cuando el fenómeno meteorológico cesa, esa arena vuelve otra vez y se recuperan las playas. Es un ciclo de renovación de las playas.

Periódicamente en los meses de agosto y septiembre de manera regional el nivel del mar es más alto que el resto del año y el oleaje es más intenso por efecto de las tormentas ciclónicas que hay en estos meses, por ende la erosión es más mayor. Se puede observar actualmente en Playa Norte, en el área de palapas.

"Son procesos lentos en el sentido de que una tormenta muy fuerte puede desaparecer una playa, pero al pasar los días y los meses, al estabilizarse el sistema de ola, se vuelve a recuperar esa playa, obviamente si no hay ninguna intervención que pueda impedir que los procesos naturales se den", detalló el investigador.

Aunque es un fenómeno natural la construcción de muros y otras obras civiles puede llegar a agravar la erosión de las playas.

Construcciones y restaurantes

Para entender aún más el fenómeno de la erosión es preciso diferenciar entre la Zona Federal Marítimo Terrestre, que es la franja de 20 metros de ancho desde la marea más alta hasta tierra firme transitable y contigua a las playas, y la playa, que es la parte de tierra que por efecto de la marea cubre y descubre el agua.

Con el paso de los años se ha concesionado la zona Federal Marítimo Terrestre, para la renta de servicios turísticos, la edificación de centros de hospedaje y restaurantes en varias modalidades, pero ya hay construcciones que están prácticamente dentro de la playa y la plataforma donde están asentadas actúan como una especie de pared.

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


Interrumpir el flujo natural del sedimento que forman las playas por estructuras u obras de protección costera puede romper el equilibrio estacional con consecuencias que pueden llegar a ser desastrosas. Inferir con los procesos naturales convierten el área costera en una zona vulnerable, sobre todo ante un evento atmosférico.

"Llega la ola, choca y arrastra la arena de manera más fácil, se magnifica el fenómeno con las construcciones, ya que al chocar empieza a lavar de forma más rápida. Las playas son lugares muy dinámicos donde no debe haber ninguna construcción pero existen", explicó.

Sería muy drástico decir que Mazatlán puede perder sus playas de un momento a otro, aclaró Peraza Vizcarra, pero lo que sí es una realidad es que su calidad está disminuyendo; muchos tramos han perdido estabilidad y presentan pozos o acumulación de rocas.

Por otra parte, las grandes construcciones que están invadiendo estos lugares tendrán problemas de daños cuando haya un ciclón o un oleaje ciclónico, pues además algunas de estas edificaciones están sobre sistemas que eran lagunas.

"Por ejemplo, en la parte de Cerritos tumbaron unas dunas muy grandes, esas dunas son protectores naturales de la playa, en un ciclón, en una tormenta muy fuerte, llegan a la duna, la erosionan, la arena se va al mar, pero después se vuelve a recuperar, ese es un sistema de bermas de tormenta que se formaron hace mucho tiempo atrás. En vez de dejar las bermas como protectores naturales lo primero que hacen es quitarlas, nivelarlas, para hacer construcciones, lo cual es un error", dijo.

"Estamos en una región muy privilegiada con sus playas arenosas, desafortunadamente no se ha respetado los mecanismos naturales, se ha invadido las playas y ahí están los resultados de que se está perdiendo mucha calidad las playas, las están haciendo más estrechas y hay partes donde ya no hay playa".

Foto: Fausto McConegly | El Sol de Mazatlán


Corredores de amortiguamiento

No hay que cerrarse, reconoce el especialista, ya que este tipo de construcciones son fuentes de empleo, pero lo que falta es orientación a la hora de construir y la aplicación de políticas agresivas para la preservación y conservación de las playas.

Además de la interacción humana en estos ecosistemas, el pronóstico del cambio climático apunta a que el nivel del mar va a subir, aunque todavía, al menos en esta región, no está demostrado que el nivel esté subiendo.

"La solución más simple es respetar la reglamentación vigente, pero ese es el problema, existe un organismo que es la Profepa, ellos son los que de acuerdo a la ley están encargados de proteger el ambiente con sus mismas leyes, que aunque son leyes anacrónicas porque desde hace mucho tiempo se hicieron y las condiciones del país y de las zonas costeras son totalmente diferente, de todos modos son reglamentos que sirven pero desafortunadamente no siempre se cumplen o se cumplen menos", apuntó.

Todavía existen muchas áreas desde Cerritos hasta Mármol y en la Isla de la Piedra que están vírgenes, ahí todavía se puede aplicar la legislación de una manera drástica y no permitir construcciones ni en la Zofemat ni en las playas.

"Debe haber una modificación a la reglamentación para que se implementen zonas de amortiguamiento, después de la Zona Federal Marítimo Terrestre dejar un corredor sin construir para amortiguar las tormentas que probablemente sean cada vez más fuertes", consideró.

En lo que es la mancha urbana, Malecón, Zona Dorada y Cerritos, este tipo de espacios de amortiguamiento ya no son posibles, pues ya todo está saturado con construcciones.

Sobre Peraza Vizcarra

  • El oceanólogo Ramón Peraza Vizcarra, fue maestro fundador de la Facultad de Ciencias del Mar de la UAS y docente en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
  • En el 2013 publicó el libro "Problemas de conservación y manejo de playas arenosas en costas tropicales: playas de Mazatlán y costas del sur de Sinaloa".

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