Culiacán, Sin.- Corría la década de los 70 cuando por azares del destino, el amor por ayudar y la juventud se conjugaron en la vida de Juan Flores al unirse a las filas de Cruz Roja Culiacán.
En aquel tiempo la institución no contaba con los talleres que hoy en día se imparten, y que son el semillero de los nuevos reclutas que se lanzan a las ambulancias y al rescate.
Fue gracias al presidente de la Cruz Roja que se dieron los entrenamientos para el Rescate Acuático, labor que en la actualidad es llevada a cabo por el Cuerpo de Bomberos.
Flores Rodríguez recuerda que como cada domingo de enero a julio realizaban recorridos por los distintos puntos del municipio culiacanense, recorriendo desde albercas, esteros, canales y las zonas costeras.
De domingo a domingo, durante los seis meses de práctica, uno a uno sus compañeros fueron desertando, quedando al final 12 rescatistas de más de 30.
Para él el sumergirse en aguas turbias no era su mayor preocupación, cuenta, hubo momentos en los que sus ojos se infectaron, puesto que había momentos en los que no había tiempo de utilizar el visor.
AQUEL CASO
Juan Flores rememora un caso en el que una niña pequeña cayó en las aguas en Recursos Hidráulicos, esa tarde de verano se encontraba con sus compañeros en la estación cuando los llamaron para un rescate, de prisa en la ambulancia se dirigieron al sitio.
Él y un compañero de bomberos fueron los primeros en sumergirse a las aguas de la presa, ya con los shorts de rescate y dentro del agua recuerda tocar un “bulto”, y de manera casi inmediata salir a la superficie para avisar que la había encontrado.
La labor de rescate no era de uno solo, sus compañeros se acercaron para lograr sacar el cuerpo.
La pequeña permaneció dentro de las aguas de la presa derivadora no más de media hora, en la que sus pulmones no resistieron.
Esa tarde un grupo de personas se encontraban a las orillas del canal disfrutando del clima capitalino, cuando entre la diversión una pequeña se perdió entre las aguas.
Tras el rescate los paramédicos transportaron a la menor en la ambulancia hasta la estación central. Los familiares de esta viajaban en otra unidad, siguiendo el recorrido en la búsqueda de salvar a la pequeña.
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De camino a la estación, Don Juan tomó otro rumbo, recuerda seguir el carro de bomberos hasta una panadería por el bulevar Madero, la cual estaba consumida en llamas.
En el sitio su labor no era requerida, ya que, las pérdidas y daños se limitaban a lo material.
El tiempo transcurrió desde que lograron rescatar el cuerpo inerte de la pequeña, después fue que se enteró esta había perdido la vida por la cantidad de agua que ingirió.
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