Culiacán, Sin.- "Airam, ¿tú atendiste al muchacho de Las Américas?, su familia está muy agradecida contigo porque después del paro del que lo sacaron, hoy despertó del coma" dijo la mujer al teléfono.
Una sonrisa se hizo presente en su rostro, y recordó su caso más importante hasta hoy en atención de ambulancia.
Aquella madrugada de octubre el área de socorros estaba en total silencio, los paramédicos dormían en sus camas; el ruido de la chicharra retumbó en la habitación; entre la penumbra la ambulancia se dirigió hacia el bulevar Las Américas, en pocos minutos se encontró con una escena dantesca.
En una esquina un auto estaba destrozado. Airam tomó el botiquín y se quedó detrás de su tutora. Siguiendo sus pasos llegaron hasta la unidad, donde un joven hombre pedía auxilio, refiriendo un dolor inmenso en el pecho.
LA EXTRACCIÓN
Las luces de las sirenas se dejaron ver en la cuesta, donde muy pronto los bomberos hicieron su aparición. Ellos extraerían al copiloto. Fueron pocos segundos en los que Pineda desde lejos observaba el trabajo de sus compañeros y al mismo tiempo escuchaba las palabras repulsivas que decían las personas que rodeaban la escena.
Cuando se logró la extracción el joven hombre cayó inconsciente sobre la tabla rígida. Airam detrás de su tutora pensó en su poca experiencia en estos casos y sobre todo en lo que vendría luego.
EL PARO
Tras el derrumbe del paciente la joven alumna no sabía qué hacer y mucho menos en la gravedad de la situación. Mientras hablaba con el joven tomó su reflejo palpebral, sin embargo, no lograba reaccionar. Su maestra en paralelo tomó signos vitales los cuales eran débiles.
Nerviosa e inquieta llamó a su tutora refiriendo la situación, y se quedó ahí sin más, no sabía qué hacer.
-Toma el ambú- señaló su maestra.
La unidad de socorros partió del sitio, cuesta abajo, en pocos minutos se encontraban en la puerta de un hospital privado de la zona. Como lo había estado haciendo desde su arribo a la unidad de socorros la paramédica realizaba maniobras desde la vía.
La madrugada se había puesto cálida, en el área de urgencias de la clínica los doctores daban instrucciones a las socorristas. Fueron diez minutos, en los que el paciente de a poco recuperó sus sentidos. La adrenalina junto con los electroshocks “revivieron” al hombre.
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DUDAS
Las labores habían terminado, de regreso a la estación sus colegas festejaban la vida. A pesar de que por más de quince minutos ella fue sus pulmones, la joven alumna sentía que “no había hecho nada”. Pensó un caso así sería diferente; sin embargo, ese día no lo sentía como tal, para ella no había sido extraordinario.
Las dudas no se iban: “¿Habré hecho las cosas bien? ¿En qué me habría equivocado? ¿Qué pude haber hecho mejor?”.
“Después de eso sentía que ya tenía una historia que contar”.
PERFIL
Airam Pineda se sumó a Cruz Roja en Juventud, donde estuvo más de cuatro años hasta ingresar a la ENTUM. Los estudios en enfermería la llevaron a ingresar a la institución.
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