Mazatlán, Sin.- Hace 30 años, cuando todavía era muy demandado trabajar en los barcos camaroneros, por lo bien que ganaba un pescador, Mauro Castro dejó su profesión de ingeniero mecánico para trabajar en la embarcación de su padre. Con la bonanza que existía, nunca imaginó que la actividad estuviera un día en riesgo de desaparecer.
Para el originario de Angostura, Sinaloa, en los años 80 y 9 el interés de los jóvenes por salir a pescar a altamar era mucho, conseguir este trabajo era difícil, por lo bien que se ganaba.
Sin embargo, desde hace 10 años a la fecha, la juventud ha perdido el interés en la pesca y los que están en el medio tienen que seguir porque es su oficio y muchos no saben hacer otra cosa.
“Ejercí mi profesión algunos años, pero mi papá tenía un barco, estamos hablando de hace 30 años, cuando nadie ganaba lo que ganaba un pescador, todo mundo quería ser pescador, ahora a las nuevas generaciones no les interesa la pesca, por lo irredituable que es”.
Don Mauro se embarca desde que tenía 22 años, empezó como motorista y 10 años después se convirtió en patrón, desde entonces ha vivido un sin número de riesgos, al exponerse a todo tipo de peligros en altamar. A sus 52 años, ve las cosas de otra manera.
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“En ese tiempo, el patrón y el motorista ganaban igual, pero una vez que las embarcaciones pasaron a la iniciativa privada fue cuando los sueldos se separaron, el capitán ganaba más que toda la tripulación y ahí, viendo que ya ganaba menos, saque papeles para patrón”, afirma.
"El pescador siempre aspira a ser patrón por el sueldo que tiene, ya que entre un capitán y un marinero la diferencia entre uno y otro es hasta ocho veces más, aunque la responsabilidad es mayor, pero son riesgos que se deben de tomar".
El hombre de mar de segunda generación recuerda que se vino a Mazatlán trabajar y cada vez que llegaba de viaje regresaba a su pueblo, junto con cuatro tripulantes que eran parte de su familia, hasta que decidió quedarse aquí.
Su padre, quien duró 50 años en esta actividad, perdió su barco Mar de Cortés V con la desaparición de las cooperativas, ya que la iniciativa privada empezó a comprar los buques y muchos se perdieron en los créditos.
“La juventud ha perdido el interés de embarcarse, no les interesa, porque cada año se reducen más las temporadas de pesca, además que, al ir incrementando los costos de operación para las embarcaciones, los empresarios han ido bajando la paga a los trabajadores”.
A lo largo de los años se han venido acumulando, la sobreexplotación de recursos, la pesca ilegal y que las embarcaciones mayores y menores no respetan las zonas de reproducción.
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“La producción se ha mantenido, pero a un alto costo de buscarle por un lado y otro, gastas más combustible, tal vez si se dejaran esas zonas de reproducción, a lo mejor pescarían en un corto tiempo lo que hacemos en 30-40 días”.
Por ello, dice, es la importancia de que el gobierno haga conciencia y vuelva darle ese valor económico, para que haya una motivación para quienes estamos dentro de esta actividad, así como para las nuevas generaciones.
Don Mauro confía en que el gobierno haga conciencia y que la pesca vuelva a tener ese valor económico que representaba para las tripulaciones y motive e interese así a las nuevas generaciones para entrar a esta actividad.
Mauro nunca se ha arrepentido de haber dejado su profesión hace tres décadas, porque este oficio le apasiona, pero en la actualidad, si volviera a nacer, no quiere ser pescador.
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"Estar así no, es vivir entre desesperación e incertidumbre. No me he arrepentido de haber dejado mi profesión, pero sí me siento decepcionado, cansado y aunque me gustaría retomarla, no lo voy a hacer porque para eso requiero actualizarme y a mi edad, para volver a empezar, creo que ya es un poco tarde”.
El gobierno siempre se ha "agarrado de pleito" con el armador y a los pescadores, que son la mano de obra, los han dejado de lado, abandonados.
Si un pescador se muere ahorita, se tiene que hacer coperacha para sepultarlo.
Mauro
El patrón del barco Jalili I advierte que la situación se ha complicado y si el gobierno no cambia el mecanismo, la estrategia en lo que respecta a la actividad, esta podría desaparecer.
“La herramienta de nosotros es el empresario, nosotros somos la fuerza de trabajo, esto es un engranaje, una cadena donde si falta uno, no funciona esto. La pesca no tiene por qué desaparecer, porque es una fuente de empleo para miles y miles de personas en todo el país, además de que es generadora de alimentos para el ser humano”.
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