Mazatlán, Sin.- A orillas de la avenida Óscar Pérez Escoboza, frente al Hospital General, bajo la sombra de un árbol se encuentra la señora Rosa Elvia, originaria de El Rosario; hace 12 días que internaron a su hija de 42 años de edad a causa del coronavirus.
Así le llueva o se “muera” de calor, desde que dejó a su hija no se ha movido de ahí; está al pendiente por si el doctor sale a dar información, si surge una emergencia o tiene que entregar el medicamento.
"Han sido días muy difíciles, nunca nos habíamos enfrentado a algo así, sí he tenido familiares internados, pero es de otra manera, porque te dejan estar con ellos y aquí no, aquí sólo lo que los doctores te digan", expresó.
A pesar de que han sido casi dos semanas de angustia y temor, comenta que los doctores le han atendido bien a su hija; el único inconveniente es que no tienen medicamento.
"El único inconvenientes es que prácticamente no hay medicamentos para eso aquí en el hospital, todos los enfermos de Covid-19 tienen que comprar su medicamento, hay unos que cuestan ocho mil pesos, otros 16 mil y hasta, 20 mil pesos", comentó.
Diariamente ella le da un pastilla al doctor, un anticoagulante, que en valor son casi dos mil pesos diarios, sólo de eso.
"Uno le dice al doctor que haga todo lo que esté en sus manos, nosotros ya veremos cómo le hacemos para conseguir. Ya gracias a Dios mi hija pasó la etapa crítica", expresó.
Cuenta que no sabe cuándo ni dónde su hija contrajo el virus, ya que nadie más de su familia se enfermó, posiblemente, dice, fue en su trabajo, repartiendo tortillas a domicilio.
"Ella tenía cuatros días con los síntomas antes de venir para acá, empezó con temperatura y dolor de huesos, fue al médico y le dijo que no era Covid-19, le hicimos la prueba y salió negativa, nosotros nos confiamos más, el doctor le dio medicamento y fue empeorando, le checamos con el oxímetro y le empezó a bajar mucho", contó.
Narró que fue todo un "show" conseguir oxígeno, pues ya era de noche y todo estaba cerrado, sin embargo, buscaron a través de redes sociales quién vendía. Por fin lo consiguieron, una enfermera se los instaló, pero su hija no mejoraba, por lo que decidieron hospitalizarla.
"Buscamos una ambulancia, fue otro show, porque no podíamos encontrar, ni de paga ni de nada, y duramos como tres horas hablando aquí, hablando allá, ya que ocupábamos la ambulancia con oxígeno", narró.
Cuando por fin encontraron una ambulancia, la trasladaron a Mazatlán al Hospital General; llegaron aproximadamente a la 1:00 de la mañana y rápidamente fue internada. El traslado, mencionó, les costó seis mil pesos.
"Uno tenía desconfianza de traerla aquí, por todo lo que se dice, pero conocemos a algunos doctores y enfermeros de aquí y nos dijeron que aquí era la mejor atención", mencionó.
A las afueras del hospital se ven y escuchan historias de todo tipo, señala, la mayoría son tristes.
"Da tristeza, gracias a Dios nosotros nos apoyamos entre toda la familia y hasta tenemos cosas para vender en caso de que necesitemos, pero aquí hay personas que no tienen nada", señaló.
La recomendación que Rosa Elvia hace a todas aquellas personas enfermas de Covid-19 es que no se esperen hasta lo último, hasta que ya estén muy enfermos para entonces buscar atención médica.
"Las personas, cuando ya los traen aquí, es por qué ya vienen muy graves, si uno ya se fija en los síntomas, deben de buscar atención. Uno quisiera estar ahí, pero tenemos que entender", recomendó.
Confía en que pronto su hija sea dada de alta. A través de cartas ha logrado comunicarse con ella. Sabe que la mente juega un papel importante en este proceso y lo mejor es mantener la calma.
Frente al Hospital general de Mazatlán, sobre el camellón de la avenida Óscar Pérez Escoboza, varias familias se encuentran día y noche en espera de noticias de sus familiares enfermos de Covid-19.
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