Don Armando lleva 60 años haciendo historia en su taller mecánico

Don Armando Ibarra es un mecánico que lleva más de 60 años en el oficio en Escuinapa

Jesús López | El Sol de Mazatlán

  · viernes 1 de julio de 2022

A sus 80 años, don Armando sigue en su taller. Foto; Jesús López | El Sol de Mazatlán

Escuinapa, Sin.- Sus manos gruesas, ríspidas y llenas de grasa son el reflejo de la experiencia que tiene en la mecánica, donde con el peso de 80 años de vida ya en su espalda, pero con el corazón y la fuerza de un quinceañero, don Armando Ibarra se mantiene firme en el oficio que ha sido su sustento por más de 60 años en Escuinapa.

La labor de mecánico la inició cuando tenía alrededor de 15 años de edad, como ayudante en el taller del "maistro Guerrero".

También puedes leer: Historias del Sur: El doctor que rescató a Escuinapa

"Él se llamaba Inés Guerrero Peraza, tenía su taller ahí al bajar la calle Independencia, antes de llegar al arroyo (Buñigas), ahí se hacían trabajos de mecánica, herrería, electricidad, de todo, tenía 12 o 13 años de edad cuando inicié en la mecánica, ahí con el maistro".

Luego de estar unos años trabajando y aprendiendo en ese taller, partió a Cozumel a trabajar, haciendo la labor de mecánico de vehículos, pero también de mantenimiento en hoteles y todo tipo de trabajo que se requiriera. Fueron cuatro años aproximadamente los que se mantuvo laborando en el sur del país.

A su regreso a Escuinapa, Armando se empleó con el ingeniero Héctor Peralta, un personaje importante en la historia de Escuinapa, ya que se dice que fue esta persona quien plantó las primeras parcelas de mango en el municipio.

Después de laborar unos años con el Ingeniero Peralta, a quien le reparaba sus vehículos, toma la decisión de iniciar ya con su taller, el cual lo puso en el patio de su casa, un lugar enorme que es en el mismo sitio en donde se encuentra actualmente, en la avenida Miguel Hidalgo.

 

 

"Fue exactamente en 1972 cuando inicié con mi taller, recuerdo que en ese entonces le comenté al ingeniero Peralta que iniciaría con mi taller, él me regaló un tripié, es una de las herramientas con las que inicié a trabajar, con apoyo de él, ese tripié lo utilizaba para sacar los motores de los carros descompuestos", recuerda.

Desde entonces, son cientos y cientos de vehículos de todo tipo los que le ha tocado reparar a don Armando, quien compara la estructura de un vehículo con el cuerpo humano.

"Los carros son como las personas, tan solo ponemos un ejemplo, si una persona se deshidrata, si no te cuidas, te vas; pues de un carro, si se te calienta el motor, ese carro ya no va a estar bien, por más que lo repares, ya no va a quedar igual".

Agudiza el oído

¡A diferencia de otros mecánicos, que utilizan equipos de tecnología moderna para trabajar y detectar fallas, como el scaner, él tan solo con escuchar el sonido de un vehículo en marcha sabe qué es lo que tiene.

"Tan solo con escuchar el sonido del motor yo sé casi con certeza qué es lo que le anda fallando, ahorita por más fácil, ponen esos scaner, pero para mí no hay como escuchar el sonido de motor, con eso no hay falla, ese sentido lo dan los años de trabajo, que ya son más de 60 años haciendo lo mismo", explica.

Comenta también que con el paso de los años, los vehículos cada vez son fabricados con menos calidad, ya que los carros nuevos, cuando mucho, duran cinco años en buen estado. 

 

"Ahorita, si un carro nuevo te dura cinco años son muy buenos, antes los carros estaban hechos para durar 20 o hasta 25 años en buen estado, solamente haciéndole el cambio de aceite a su tiempo, pero ahora que esperanza que esto suceda, cien mil kilómetros y ya te fallan constantemente, antes tenían 500 o 600 mil kilómetros y estaban en muy buen estado".

Hereda conocimientos

Hoy don Armando, aunque ha bajado ya un poco su ritmo de trabajo por el cansancio y su edad, aún sigue firme, sin faltar un solo día a su taller, el cual ya ahora lo maneja junto con su hijo Ramón Ibarra, quien ha seguido sus pasos como mecánico.

"No puedo estar sin hacer nada, sin trabajar, ya no es el mismo trabajo de antes, porque antes me metía debajo de un carro, ahí duraba dos o tres horas, hasta no repararlo, ahorita ya es menos el esfuerzo, pero aquí seguimos, porque esa gente que nos ha tenido la confianza no deja de venir a buscarnos para hacerles trabajos", dice.

Todo el conocimiento que ha adquirido y que se lo ha transmitido a su hijo, que ahora sigue sus pasos, y a otros mecánicos que también han instalado sus talleres, ha sido gracias al esfuerzo y las ganas de aprender, ya que nunca estudió para saber lo que ahora sabe, ha sido poco a poco y conforme se desarrollaba en la actividad.

Dato

60 años lleva como mecánico.

1972 fue el año en el que inició con su propio taller.