Mazatlán, Sin.- Todos los días, el mercado municipal Miguel Hidalgo de la colonia Juárez en Mazatlán abre sus puertas a las 5:00 de la mañana, pero desde una hora antes empiezan a abrir los locales.
Los trabajadores de los diferentes negocios empiezan a cargar las mercancías con sus "diablitos" y se alista el único canastero que queda en el mercado para ayudar a los clientes con sus bolsas y hacer mandados a los locatarios. Benito Páez Tanaka, de 79 años de edad, desde hace más de cinco décadas trabaja cargando las bolsas en el mercado y es el único que queda de los cuatro que empezaron por allá en 1965.
Su día empieza a las 2:00 de la mañana, como vive en el Centro de la ciudad, tiene que levantarse a esa hora para alistarse, agarrar su bicicleta y llegar al mercado a las 3:30 para empezar su jornada la laboral que dura alrededor de cinco horas.
Normalmente regresa a su casa a las 8.30 de la mañana, cuando hay mucho trabajo se queda casi hasta las 10:00. Siempre se duerme a las 8:00 de la noche, para poder levantarse en las primeras horas del día. "Me levanto a las 2:00 de la mañana para que no se me haga tarde, tengo el pendiente de venir a trabajar, así este lloviendo o haga frío, aquí estoy todos los días, sólo cuando me enfermo no vengo".
Una vez que llegan los clientes, don Benito recorre los pasillos para ayudar a las amas de casa a cargar sus bolsas con fruta, verdura, carne, pollo, cremería y llevarlas a sus carros, o a donde se lo pidan, todo por una propina.
Soy el único canastero que queda, los demás compañeros ya fallecieron. Yo trabajo aquí cargando bolsas y haciendo mandados a quien necesita, pero desde hace unos años ayudó en un negocio de carnicería en lo que se necesita Benito Páez Tanaka
A pesar de su avanzada edad y su paso cansado, no para, se mueve de un lugar a otro y de todos los locales le “pegan el grito”, unos para saludarlo y otros porque lo necesitan para que haga algún mandado. El hombre de estatura bajita comenta que en años anteriores había mucho más movimiento en el lugar, pues no paraban de llegar clientes y llevaban mucho mandado, por lo que le daban sus buenas propinas.
"Me dan una propinita, 10 pesos y los que me encargan mandados me dan 10 o 20 pesos, de esto me mantengo, pero ahora con la pandemia del Covid-19 la cosa se ha puesto muy difícil, la gente no quiere que le ayudes, porque tienen miedo que le pegues la enfermedad".
El canastero es nacido en Tepuxta, Concordia y criado en El Recodo y de descendencia japonesa, antes de trabajar en el mercado vendía chicharrones de res en su bicicleta por las calles de Mazatlán, pero cuando cerraron los negocios se quedó solo con la actividad en el mercado. De ahí saca “para las tortillas”. Comparte que desde hace 41 años vive con su hija, quien es la que le lava y le da de comer, pues su esposa falleció cuando ella apenas tenía cinco años de edad.
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A sus casi 80 años de edad, todavía anda en bicicleta esta última se la regalo el dueño de la carnicería para que tuviera cómo moverse y afortunadamente no ha tenido accidentes graves, sólo uno que otro asalto. Para Don Benito vida no ha sido fácil, pero no reniega de ella, eso es lo que le tocó vivir. Aquí sigue, sólo lo le pide a Dios que le dé salud para seguir trabajando y que la gente lo siga ayudando.
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