/ lunes 9 de octubre de 2023

¿Don José Natividad se hizo rico con un tesoro? Esto dicen las crónicas de Escuinapa

En el municipio de Escuinapa se cuenta el relato del hallazgo que le dio la riqueza a este popular personaje

El nombre de don José Natividad Toledo está grabado en la historia del municipio de Escuinapa al ser una de las personas de mayor riqueza en épocas pasadas de la región sur del estado de Sinaloa.

Según la historia de este personaje, nació en diciembre de 1868 y falleció en diciembre de 1954, a pocos días de cumplir años de vida.

También puedes leer: Doña Delia: la tienda que ha sobrevivido a las grandes cadenas comerciales en Escuinapa

El ya finado doctor Jorge Alberto Macías, quien fue cronista e investigador de la historia del municipio de Escuinapa, en uno de sus libros, "Don Natividad Toledo, un hombre del sur de Sinaloa", el cual fue publicado en el año 2004, destaca un poco de la vida de quien fue un acaudalado comerciante y ganadero escuinapense.

En dicha obra literaria el autor hace mención que algunas personas, pobladores del mismo municipio de Escuinapa adjudicaban la riqueza de Natividad Toledo al hallazgo de un tesoro que habían encontrado unos carboneros; fábula que según había sido inventada por don Natividad y contaba a quien se atrevía a preguntar o cuestionar por su crecimiento económico.

Imagen de don José Natividad Toledo. Foto: Cortesía | Vive Escuinapa

La historia que según fue inventada por el propio don Natividad Toledo y que fue replicada por muchas señala lo siguiente:

Era don Natividad Toledo, un humilde canoero que traficaba por los esteros del sur de Sinaloa, llevando ostión o camarón. En uno de esos días que Toledo regresaba de la zona norte de Nayarit con destino a Escuinapa, después de varias horas de navegar a remo, pasó muy cerca de las faldas del cerro conocido como La Muralla (el cual se encuentra junto a la marisma, entre Palmillas y La Concha al sur de Escuinapa) llamándole la atención una lucha que tenían entre varias aves en la falda del cerro.

Al pasar, detuvo la canoa para apreciar la acalorada pelea que tenían las aves, cuando se iba una, caía otra, pero esta no terminaba, por lo que pensó en separarlas, lo que lo llevó a atracar su canoa y dirigirse caminando hasta donde las aves seguían peleando, por lo que agarró unas piedras y les aventó con ellas hasta hacer huir a la parvada de águilas.

Estando en el sitio, le dio por indagar cuál fue el motivo que llevó a las peleas de las aves, se trataba de un novillo que estaba tendido ahí en la entrada a una cueva, el cual se convirtió en el alimento de las aves por el cual estaban peleando.

Al ver la cueva, la curiosidad le ganó, por lo que le dio por ingresar a esta para ver qué había en el interior de ella y alumbrado por un hachón (vela de cera grande y gruesa) caminó unos cuantos pasos, pero el olor fuerte a animales muertos lo hizo detenerse y pensar en retroceder y retirarse del lugar; pero alzó de nuevo el hachón para iluminarse, fue ahí cuando miró algo brillar; esto lo haría recordar las historias que se contaban de los entierros que había en La Muralla, acercándose así al lugar donde miró ese objeto brillante.

Su sorpresa fue grande, se encontró con una gran cantidad de monedas de oro, un tesoro incalculable.

Al ver el enorme tesoro, aquel hombre humilde esperó a que cayera la noche y en un costal empezó a acarrear las monedas de la cueva hacia donde tenía atracada su pequeña y sencilla canoa de madera; con la canoa llena de monedas de oro y plata, remó hasta llegar a Escuinapa y al llegar a su hogar vació las monedas con su familia.

Fueron siete viajes durante siete noches consecutivas las que don Natividad contaba haber realizado de la cueva en La Muralla hacia Escuinapa para poder así acarrear ese enorme tesoro que había encontrado.

Para la historia

Aunque fue una historia muy replicada, en su obra, Jorge Alberto Macías, reafirma que esta es solamente una fábula y que la riqueza del acaudalado José Natividad Toledo surgió aprovechando este la oportunidad de ser comerciante y trasladar sus productos en carretas jaladas por mulas hacia la zona norte de Nayarit; a los poblados aledaños al río Baluarte y hasta Concordia; cuando los caminos se ponían difícil los transportaba en canoas a los poblados donde se podía llegar a través de las marismas y lagunas que conectan al sur de Sinaloa con el norte de Nayarit.

Don José Natividad Toledo fue en su época uno de los ganaderos de mayor prosperidad en la región sur de Sinaloa; fue padre del finado ex gobernador Antonio Toledo Corro.


El nombre de don José Natividad Toledo está grabado en la historia del municipio de Escuinapa al ser una de las personas de mayor riqueza en épocas pasadas de la región sur del estado de Sinaloa.

Según la historia de este personaje, nació en diciembre de 1868 y falleció en diciembre de 1954, a pocos días de cumplir años de vida.

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El ya finado doctor Jorge Alberto Macías, quien fue cronista e investigador de la historia del municipio de Escuinapa, en uno de sus libros, "Don Natividad Toledo, un hombre del sur de Sinaloa", el cual fue publicado en el año 2004, destaca un poco de la vida de quien fue un acaudalado comerciante y ganadero escuinapense.

En dicha obra literaria el autor hace mención que algunas personas, pobladores del mismo municipio de Escuinapa adjudicaban la riqueza de Natividad Toledo al hallazgo de un tesoro que habían encontrado unos carboneros; fábula que según había sido inventada por don Natividad y contaba a quien se atrevía a preguntar o cuestionar por su crecimiento económico.

Imagen de don José Natividad Toledo. Foto: Cortesía | Vive Escuinapa

La historia que según fue inventada por el propio don Natividad Toledo y que fue replicada por muchas señala lo siguiente:

Era don Natividad Toledo, un humilde canoero que traficaba por los esteros del sur de Sinaloa, llevando ostión o camarón. En uno de esos días que Toledo regresaba de la zona norte de Nayarit con destino a Escuinapa, después de varias horas de navegar a remo, pasó muy cerca de las faldas del cerro conocido como La Muralla (el cual se encuentra junto a la marisma, entre Palmillas y La Concha al sur de Escuinapa) llamándole la atención una lucha que tenían entre varias aves en la falda del cerro.

Al pasar, detuvo la canoa para apreciar la acalorada pelea que tenían las aves, cuando se iba una, caía otra, pero esta no terminaba, por lo que pensó en separarlas, lo que lo llevó a atracar su canoa y dirigirse caminando hasta donde las aves seguían peleando, por lo que agarró unas piedras y les aventó con ellas hasta hacer huir a la parvada de águilas.

Estando en el sitio, le dio por indagar cuál fue el motivo que llevó a las peleas de las aves, se trataba de un novillo que estaba tendido ahí en la entrada a una cueva, el cual se convirtió en el alimento de las aves por el cual estaban peleando.

Al ver la cueva, la curiosidad le ganó, por lo que le dio por ingresar a esta para ver qué había en el interior de ella y alumbrado por un hachón (vela de cera grande y gruesa) caminó unos cuantos pasos, pero el olor fuerte a animales muertos lo hizo detenerse y pensar en retroceder y retirarse del lugar; pero alzó de nuevo el hachón para iluminarse, fue ahí cuando miró algo brillar; esto lo haría recordar las historias que se contaban de los entierros que había en La Muralla, acercándose así al lugar donde miró ese objeto brillante.

Su sorpresa fue grande, se encontró con una gran cantidad de monedas de oro, un tesoro incalculable.

Al ver el enorme tesoro, aquel hombre humilde esperó a que cayera la noche y en un costal empezó a acarrear las monedas de la cueva hacia donde tenía atracada su pequeña y sencilla canoa de madera; con la canoa llena de monedas de oro y plata, remó hasta llegar a Escuinapa y al llegar a su hogar vació las monedas con su familia.

Fueron siete viajes durante siete noches consecutivas las que don Natividad contaba haber realizado de la cueva en La Muralla hacia Escuinapa para poder así acarrear ese enorme tesoro que había encontrado.

Para la historia

Aunque fue una historia muy replicada, en su obra, Jorge Alberto Macías, reafirma que esta es solamente una fábula y que la riqueza del acaudalado José Natividad Toledo surgió aprovechando este la oportunidad de ser comerciante y trasladar sus productos en carretas jaladas por mulas hacia la zona norte de Nayarit; a los poblados aledaños al río Baluarte y hasta Concordia; cuando los caminos se ponían difícil los transportaba en canoas a los poblados donde se podía llegar a través de las marismas y lagunas que conectan al sur de Sinaloa con el norte de Nayarit.

Don José Natividad Toledo fue en su época uno de los ganaderos de mayor prosperidad en la región sur de Sinaloa; fue padre del finado ex gobernador Antonio Toledo Corro.


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